Tin Bojanic

Nací en la comarca de William Brown, donde se encuentra uno de los paraísos de Jorge Luis Borges, a veinte kilómetros al sur de la Reina del Plata. El año en que vine al mundo, ese gran maestro publicó su libro de poemas titulado Adrogué.

Enamorado de los amaneceres, me gusta recibirlos corriendo; y fascinado también por los atardeceres, disfruto de ellos con un tango o quizás jazz, acompañado de una copa de vino tinto o un buen puro.

Uno de mis mayores tesoros ha sido el nombramiento como Príncipe de Albanta por Luis Eduardo Aute, quien prologó mi primer libro Reino de Albanta (2002) y también fue un gran amigo.

Entre mis poemarios amorosos se encuentran Gemidos del corazón (2004) y Paisajes incendiados (2011). En cuanto a los introspectivos, se hallan La voluntad de la esperanza (2005), Letras descarriladas (2011) y Virgulilla (2023). Existe también una antología: Fui yo (2020).

En prosa, encontraremos a La vida es poesía (2001), Secretos de la percepción (2003), Fuga de fantasmas (2008), Asado albantés (2010), Escupir tinta (2010), Astucias dialécticas (2010), Patria mía (2011), Historias del edredón (2012), Rienda suelta (2015), Sur-realidades (2018) y Artesano de la vida (2020).

Gracias a Reino de Albanta Ediciones, puedo viajar y recorrer muchos países como corresponsal y entrevistarme con otros escritores y colegas. De ese modo, me siento en casa en varios rincones de Latinoamérica y Europa, disfrutando de amistades tanto multinacionales como multiculturales. Hablar otras lenguas me ha facilitado la aventura.

Con ojos de niño, viví con la inocencia correspondiente la batalla por las Islas Malvinas de 1982, convirtiéndome en historiador del conflicto entre La Argentina y el Reino Unido. Además de haber entrevistado a muchos protagonistas de ambos bandos, sigue siendo para mí una de las causas más nobles que intento defender en mis escritos y en cualquier oportunidad que se me presente.

En Split, en la Costa Dálmata, tuve el privilegio de restaurar la casa natal del padre de la literatura croata, Marko Marulić, después de quinientos años de abandono. Dirigí aquella casa museo durante unos diez años, realizando recitales de poesía, presentaciones de libros y celebraciones con las distintas comunidades latinas de los Balcanes.

Actualmente presido la Fundación Argentina Semper, coordinando actividades culturales con la diáspora de mi tierra en el mundo. Al mismo tiempo, ofrezco asistencia a la comunidad argentina en Croacia y Bosnia, donde no hay representación diplomática oficial.

Por otra parte, debido a que he vivido en varios países de América y Europa, hace unos años comencé a desarrollar negocios de intercambio de mercancías y servicios entre mis amistades y contactos, que he sabido generar y conservar a ambos lados del Atlántico y en otras regiones, a través de Jutland Consulting.

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