Pronto serán cinco años desde la partida de quien fuera mi padrino literario. Desde que confirmé mi vocación de escritor hasta la publicación de mi primer libro, que contó con su prólogo. Compartimos un intercambio constante de poemas, proyectos y viajes. Tal como lo hace un hijo con su padre, un ahijado con su padrino, un aprendiz con su maestro.

Después de haberme involucrado con la literatura, música y pintura de Luis Eduardo Aute (1943-2020), me encontré con él, y forjamos una amistad. Inicialmente, mi intención era conocer a quien admiraba y obtener su bendición para mi primer libro. Por fortuna, aceptó describir ese primer texto llamado Reino de Albanta. Más tarde, aceptó que una de sus pinturas ilustrara la portada de mi tercer libro, Gemido del corazón, embelleciendo ese poemario amoroso. También me dedicó unas palabras en uno de esos pequeños libritos que venían dentro de las cajas de discos compactos, habló de mí en un escenario en la avenida Corrientes y animó al público a comprar mi libro a la salida del teatro. Tuvimos encuentros, llamadas y, sobre todo, muchas cartas.

Finalmente me animo a volver a releerlas y descubrir que curiosamente siguen un patrón casi perfectamente bimestral. Al principio, escribíamos a mano, marcando un ritmo que viajaba de Madrid a Buenos Aires y del Río de la Plata al Mediterráneo. Luego, tras algunos faxes, continuamos nuestro intercambio por correo electrónico. Yo le hablaba verdaderamente como a un maestro, porque quien aspira a ser poeta, o se siente poeta, busca siempre a alguien a quien acudir en su desesperada y mágica vocación: pregunta por el destino de algún verso o por algún poema propio, para aprender el arte de este oficio artístico. Entre los escritores que admiré desde siempre, no me era posible intercambiar sonetos con Lope de Vega, o encontrarme a leer cuentos con Borges en un café de Adrogué. Este fue el privilegio que tuve con Aute.

Que alguien a quien uno considera un maestro reconozca que uno va por el buen camino es la mayor confirmación sobre el propio destino. Así fue como le pedí el prólogo de mi primer libro, pero solo si consideraba que el texto era bueno, y que no lo escribiera si no lo fuera, con la poética amenaza de que, en ese caso, dejaría de escribir.

Sin darme cuenta, hemos vuelto a escribir fragmentos de aquel hermoso libro, Cartas a un joven poeta, entre Rainer Maria Rilke y Franz Kappus. Este también había elegido que hablara el maestro ignorando las cartas propias.

Sin ánimo de la autoreferencia y con intención aute-referencial, extraigo algunos pensamientos y frases poéticas de entre las más de cien cartas y correos electrónicos que el maestro me escribió. Es tan solo una muestra pues permanece el pudor. Ya habrá más.

Las cuestiones más privadas quedarán en mi corazón y en mi memoria. Sus enseñanzas espero alguna vez las vuelque en algún verso afortunado.

Primera carta manuscrita

Málaga 19.8.00
“Querido Tin, Príncipe de Albanta.
Ante todo, perdón por la demora en contestarte. He tenido mucho lío de trabajo y poco tiempo para los amigos... de Albanta. Leí tu precioso poema que me emocionó, de verdad… ¡Soy un Rey a la disposición absoluta del Príncipe del Reino!
Tus mandos, tus leyes de Amor y Libertad son órdenes para mí. Albanta es un Reino abierto a toda alma inocente, generosa, imaginativa, resistente al cinismo universal, enemiga de los enemigos de la solidaridad con los solitarios que no quieren ser individualistas. Como diría Camus: ‘soy un solitario solidario’. ¡Así los albanteses se comprometen con los ‘otros’ que sabemos que serían ‘nosotros’ en cualquier momento de la vida…
Gracias por tu amistad, por tu existencia, por tu poesía.
Mi abrazo más albantés”.

Proyecto Reino de Albanta

“De todas formas, Albanta, como todo, tiene sus sombras y sus grietas, no te aferres con demasiada fe que, según va pasando el tiempo, menos seguro estoy de nada ¡sólo la duda es segura, querido amigo, y, tampoco estoy demasiado seguro de eso!!!
En cualquier caso, lo seguro y lo más imprescindible es saber reírse de uno mismo, por higiene mental. No hay mejor medicina que la risa (parece ser que está científicamente comprobado) a carcajadas; lo limpia todo”.

Diciembre 2001 en Argentina

“Querido Príncipe.
Informado del espanto de la situación argentina, y alarmado por incierto futuro, guardo (escéptico pero no pesimista) la esperanza de un Albantazo como solución porque no hay otra… Habrá que inventar, imaginar y poner en práctica otras convivencias nuevas, distintas, justas. Se acabó la farsa global y habrá que empezar a pensar a subirse en otros globos globales que viajen alrededor del mundo, albantizándolo, en ochenta ideas (que no iDias) y durante ochenta noches, soñar, soñar, soñar”.

Libro Reino de Albanta

“Muy querido Príncipe, al cabo de los días de celebraciones navideñas y otras postrimerías me he puesto a revisar la correspondencia y me he encontrado con tu ‘Reino de Albanta’. Te puedes imaginar la gratísima sorpresa que me ha producido el libro. Me has hecho el más maravilloso de los regalos. Estoy mucho más que emocionado. Gracias desde lo más profundo de mi corazón. Es un bello trabajo hecho con amor, ese extraño fenómeno tan escaso en estos días”.

Crisis argentina

“Pienso que la situación de tu país tocó fondo. Más bien antes que después debe levantarse y, en ese momento, sería bueno que estuvieras allá. Eso no quita para que, sin proponerse nada definitivo, tientes la suerte fuera. También, antes o después hay que respirar otros aires a parte de los ‘Buenos’, no viene mal... no tiene por qué ser decisión definitiva. Piénsatelo, pero sin comerte el coco. Que se lo coman los culpables de lo que sea”.

Libro Secretos de la percepción

“Acabo de recibir y leer (un poco a melapluma, cual gorrión Libertario) tus ‘Secretos de la percepción’. Amigo Príncipe, Borges y el espacio sin tiempo que existe más allá de la magia te nombran. Volveré a releerlo con pausa y sin prisa, tengo esa necesidad. Es un bellísimo trabajo, un extenso poema de puro vuelo poético; transparencia del concepto a partir del sentimiento (que fue anterior al pensamiento). Mi máxima felicitación... ¡y esto es sólo el principio! Principio, que, como sabes, viene de Príncipe. Que el cielo existe, amigo mío, aunque nuestro lugar sea el infierno... El cielo percibido como un secreto.
El amor... y el amor a los perros. El ser humano no tiene sentido sin la existencia de un perro... ¿sabes, Príncipe, que dicen que no existe el suicida con perro? Seguramente. Y cómo no van a tener alma si ‘animal’ viene de ánima: alma”.

Chiapas

“Querido Príncipe, ahora corresponsal de guerra, responsable de la paz mejor si te la puedes pasar navegando en barco de amigo capitán”.

Amenazas por mis trabajos de investigación periodística

“Qué terrible lo que me cuentas, es una demencia… Amigo, no sé qué debes hacer, no lo sé, sinceramente. En cualquier caso, te diría que, sobre todo, no pierdas la paciencia. Si hay luz, será porque has sido paciente. Sin paciencia, seguro que todo sería más difícil. Paciencia, imaginación y fe en las flaquezas propias para sacar de ellas fuerza. La constancia es la mejor virtud”.

Libro Gemidos del Corazón

“Tengo tus Gemidos del corazón en mis manos y me laten muy vivamente. Qué preciosa edición. Los poemas están muy bien. Sabes, son poemas que podrían ser letras de canciones. Deberías intentar ponerles música... parece que estuvieran pidiéndola a gemidos.
También escuché el cd. También estupendo, lleno de imaginación. Enhorabuena, Príncipe... es un excelente trabajo…
Deseo que pases unas navidades muy agradables, y que el 2005 nos regale, aunque sea un poquito, un mundo más albantés y menos dantesco”.

Celebraciones poéticas

“Mucha mierda, querido Príncipe con el acto poético en Tierras de Adrogué”.

Poema Lágrimas de ojos

“Con ese bellísimo poema, el mejor que has compuesto en tu vida, dejaste de ser Príncipe. A partir de ahora, amigo, serás, nada más ni nada menos que Tin, poeta”.

Encuentro en Buenos Aires

“Veo que sigues en la brecha poética, como debe ser, a pesar de estos Malos Aires que recorren el mundo global. La poesía es el oxígeno necesario para seguir respirando. Pronto me tendrás por esas tierras con el nuevo trabajo. Ojalá que nos encontremos.
Re-cuídate amigo”.

Costa Dálmata

“Eso de ‘sentirte en las entrañas de la poesía’ es cosa tremendamente maravillosa. Encontrar, al fin, tu ‘espacio’ territorial es un milagro. Ahora falta que encuentres tu ‘espacio’ sentimental, y parece ser, según me cuentas, las ‘dálmatas’ están divinas. ¿Qué más quieres, querido ahijado? Disfrútalo al máximo, todo lo que puedas”.

Libro Patria Mía

“Saludos Tintineantes para ti, Tin querido. Ya veo que sigues… con Dulcineas y Luneas, como debe ser. Tengo tu poemario y tu ‘Patria mía’ ya pasados a papel. No soporto leer en la pantalla. Son trabajos densos que necesitan tiempo para dedicárselo. Aprovecharé la primera tregua para leerte, y ya te comentaré.
Cuídate dejándote cuidar por esas Dulcineas peligrosas.
un boTIN de besos.
Tu Padrino”.

Libro Paisajes Incendiados

“De un tiempo a esta parte intento evitar borracheras, ya no tengo edad para esos des-vértigos… Pues supongo que ya nos encontraremos en Madrid presentando tus ‘Paisajes Incendiados’ y nos damos un abrazo (sin alcohol).
Tu Rey-no”

Entre las últimas palabras

“Aprovecha bien este invierno para convocar a todas las dálmatas musas para que te animen a trabajar poemas”.