Los Martínez del Puerto es una pedanía española perteneciente al municipio de Murcia, situada a 24 kilómetros de la capital. Con una economía basada fundamentalmente en el cultivo de secano, tiene como una de sus señas de identidad el espectacular Museo Cartago que alberga una de las colecciones de antigüedades privadas más grandes de España. Creado hace más de 34 años por el empresario Antonio Saura Antolinos, en esta tierra conocida por sus melones de sabor añejo, el Museo puede presumir de contenido y continente.

Cuenta este singular Museo con piezas españolas y europeas catalogadas desde 1898. Los cientos de objetos se distribuyen meticulosamente ordenados en cinco salas donde pueden contemplarse perfectamente alineados coches y motos que se remontan a los años treinta del pasado siglo; juguetes nacionales; muñecas, muñecos y triciclos; tractores, motores y maquinaria; y juguetes más antiguos e internacionales. Las instalaciones están muy cuidadas y sus vitrinas lucen espléndidas, al igual que el resto de la adecuada decoración.

—Hablamos con Enrique Saura, hijo del fundador del Museo, sobre los orígenes del mismo:

image host Enrique Saura

La historia de nuestro museo empezó cuando mi padre tenía unos 28 años. La colección creo recordar la comenzó con un automóvil Citroën 11 Ligero de 1934, un modelo que fue el primer coche con tracción delantera de la historia y que resultaba ser una innovación puntera para la época.

La afición por los coches vino a través de la restauración, mi padre rescataba modelos en diferentes estados de conservación y los devolvía a su estado original, al igual que las motos, que desde muy joven también le han gustado. Para realizar las restauraciones hemos comprado piezas tanto dentro como fuera de España ya que al ser algunos modelos muy exclusivos los recambios eran muy difíciles de conseguir.

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Antonio Saura Antolinos

—Al preguntarle sobre el objeto que tiene más valor sentimental para él, ponemos en un aprieto a Enrique:

A pesar de que la colección es muy grande y variada y que cada pieza la tratamos con gran cariño, con los juguetes tenemos un sentimiento especial. Si tuviésemos que elegir, puede ser que la recreación del Bugatti Type 35, que fue el primer coche eléctrico de juguete de la historia sea el elegido. Hay que tener en cuenta que en los años 20 todos los coches de juguete eran a pedales y este modelo irrumpió con un motor eléctrico, que lo hizo ser uno de los más exclusivos de la época. Conseguimos hacernos con uno y se encuentra en un estado totalmente original.

(Enrique Saura)

Comentamos también con Enrique Saura que, pese a que muchas veces no resulta fácil, casi todo lo que han buscado para ampliar la colección lo han conseguido. Pero en cuanto a coches se refiere, hay uno que a su padre le gustaría tener, pero todavía no ha sido posible -el Mercedes Pagoda 280SL de 1970-, aunque no pierde la esperanza de añadirlo en un futuro. Muy claro tiene, eso sí, que en el Museo no se expondrá ninguna pieza contemporánea. “Creo que no tendría sentido coleccionar nada contemporáneo. En la actualidad todos tenemos relativamente fácil para acceder a cualquier bien o servicio y eso para nosotros hace que pierda la magia del coleccionismo. Cuando coleccionas algo, el encanto es que sea exclusivo, limitado y que tenga cierta antigüedad. Esa ha sido siempre la línea de mi padre desde el primer momento”.

Los Martínez del Puerto

La pedanía de los Martínez del Puerto se sitúa al sur del término municipal de Murcia, en la denominada zona del campo de Murcia, a unos 24 km de la capital, muy cerca del conocido Puerto de la Cadena cuyo topónimo hace referencia precisamente a este paso montañoso. Cuenta con una extensión aproximada de 29,625 km2, lindando al Norte con las pedanías de Baños y Mendigo y Gea y Truyols; al Oeste con la pedanía de Valladolises y Lo Jurado; al Este con el municipio de Torre Pacheco; y, al Sur, nuevamente con la pedanía de Valladolises y Lo Jurado y con el municipio citado. Por lo que se refiere a población, tiene 1.252 habitantes según los últimos datos que hemos podido consultar, lo que pone en valor todavía más la importancia que para este núcleo rural supone que en el mismo tenga su sede una colección de antigüedades como la que puede contemplarse en el Museo Cartago.

El origen del pueblo se remonta al siglo XIII, momento en el cual se conoce como mayorazgo de la familia Martínez, que le daría nombre y que vendría a recrear un nuevo caserío, tras la reconquista cristiana, sobre un antiguo rafal islámico. Los Martínez del Puerto sigue siendo hoy día una localidad dedicada al cultivo de sus campos de secano, con hortalizas como la alcachofa, el haba y los melones. Tanto el sector de la construcción como el de los servicios también está presente en su dinámica económica.

Al igual que ocurre en otros muchos parajes del campo murciano todavía se pueden observar los restos de antiguos aljibes y molinos, además de fincas con peculiares villas, como es el caso de Villa Chitina, cuya primera construcción se remonta al siglo XVIII. Rincones emblemáticos de Los Martínez del Puerto son: Casona de Las Frailas, reconstruido posteriormente en un restaurante, (siglo XVIII); Molino de Viento; Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de las Maravillas (siglo XIX); Ermita de Lo Campuzano (siglo XVII); Torre del Arráez, Finca El Merino (siglo XIII); Cruz de El Camino (siglo XVII); Cruz de los Caídos, en la Plaza de Nuestra Señora de las Maravillas (siglo XX); Almazara del Tío Guita, en el Camino de Lo Conejero (siglo XIX). Barrio de El Castillo; Calle del Sol y Calle de la Luz; Casona de la Avda. Eusebia Gómez; Plaza de los Ángeles; Caserío de Los Ruices; Casona de Villa Chitina - Lo Conejero; Casas Altas; Ermita de Lo Campuzano, anterior residencia de la Virgen de las Maravillas; La Pinada.

Esta zona de campo se encuadra a partir de las sierras (muralla paleozóica y mesozoíca de pizarra, cuarcitas, margas, yesíferas y dolomías) que alcanzan una altura que va desde los 1.063 m en Carrascoy, los 1.061 m de los Filos, los 645 en Columbares, 600 en el Puerto y los 518 de la Cresta del Gallo, continuando por una serie de lomas como la del Portichuelo (376 m), la Tercia (333 m) y algunos cabezos como los de El Charco (279 m), las Lagunas (237 m), el Negro (202 m), de la Plata (120), del Moro (314 m), El Puntarrón (291), para continuar con los llanos del Herrador, de los Avileses etc. que descienden hacia la costa mediterránea.

Entre las fiestas locales más populares de Los Martínez del Puerto destaca la dedicada a la patrona, la Virgen de las Maravillas, con la peculiaridad de que se celebran a lo largo de todo el mes de junio, durante los fines de semana del mismo. Otras celebraciones del calendario festivo de la pedanía son la Noche de la Yesa y Tostonada (noche víspera de Todos los Santos); Hogueras de San Juan (noche del 23 de junio); Quema de las Barbas del patrón San Pedro (noche del 28 de junio); Convites de Navidad para todos los asistentes al evento de productos de la tierra y degustación de productos navideños (todo gratuito y elaborado por los habitantes de la pedanía); Belén Parroquial (ganador de cinco primeros premios de la Asociación Belenista de Murcia); Carnavales- Desfile de Máscaras y Coronación Rey y Reina del Carnaval; Vía Crucis en Semana Santa; y elaboración de las Flores de Novia, también durante la época de Semana Santa.

Posee también la pedanía varias rutas turísticas: Rambla del Hondón; Camino de Trashumancia; Vereda de Torre Pacheco; Sendero de Gran Recorrido del Camino de Santiago; desde la Plaza de los Ángeles a la Casona de Villa Chitina - Lo Conejero; La Pinada; Casas Altas.

Historia

Se cree que el origen del poblamiento podría estar en un rafal islámico de la zona, conocido como el rahal de Musa Abu Al Karim Al Musalla, lugar de extensas tierras donde se habría practicado el culto islámico. Junto a la de este rafal también se tiene constancia de la de una torre fortificada, Petrayra o Arráez, en la zona de Casas Merino. Esta parte del municipio murciano se desgaja de un territorio mucho más amplio que llegaba hasta San Pedro del Pinatar y San Javier que, por sus características geográficas y climatológicas, no estuvo muy poblado ni en época prerromana, ni en la romana y visigótica, siendo los musulmanes los que, no solo ocuparon las pocas villas romanas existentes sino que aumentaron el número de caseríos o rafales, muchos de los cuales pasarán a manos cristianas incluso antes del repartimiento de tierras ordenado por Alfonso X el Sabio el 5 de junio de 1266.

Como nos informa Jiménez de Gregorio, se constata la entrega de rahales o rafales como el de Falcaudet (en las inmediaciones del Puerto de la Cadena), o el de Aborrambla y el de Aborrabua (al sur del Puerto de San Pedro y al sureste de Sucina), el de Casin Aben Jucef (entre Baños y Mendigo y los llanos), el de Arreyz (en las inmediaciones de Corvera), el de Aboa Açuleiman (al sureste de Torreaguera), el de Al-juncar (en el Cabezo del Puerto), siendo este territorio, desde su incorporación al reino de Castilla, “… la natural zona de expansión de Murcia y su huerta”.

En este sentido, el profesor Ángel Luis Molina Molina, tomando información del profesor Juan Torres Fontes, afirma que, aunque con anterioridad a 1.266 algunos pobladores obtuvieron la donación de rafales, no sería hasta 1.268 cuando, a petición del Concejo murciano, Alfonso X el Sabio efectuó el primer repoblamiento de tierras en el que se especifican las condiciones a cumplir por los pobladores cristianos, y que finalizó en 1.272.

No obstante, y como sigue contando el profesor Molina, aunque las mejores tierras se dieron con carácter de donadío y posteriormente en forma de heredamiento, la gran parte quedó sin dividir ni adjudicar, quedando estas tierras bajo la dependencia del Concejo murciano “… como bienes de aprovechamiento común, en donde pastaban los ganados, se colocaban colmenas, se recogía leña, se hacia carbón, se sacaba piedra, o se fabricaba cal, y se cazaba con entera libertad”. Será a partir de finales del s. XIII cuando el Concejo, como representante de la autoridad real y de los vecinos de Murcia, se encarga de realizar las particiones y determina la asignación de estas tierras.

Entre el XVII y XVIII se sucederían las nuevas extensiones de terreno roturado y las alianzas entre las grandes familias establecidas en estos lares, los Roda, los Galtero, los Martínez y los González Avellaneda llegarían a unirse en alianzas matrimoniales y crear en Lo Campuzano el Valle de San Juan, en honor al título nobiliario de los Melgarejo, emparentados con los Roda, y primeros condes del Valle de San Juan.

Fruto de los repartimientos realizados, y al contrario de lo que ocurrirá en la zona de huerta, los nombres de los nuevos propietarios de los caseríos de la zona serán los que se trasladen a la toponimia de estos lugares, siendo conocidos los caseríos de Riquelme, los Tomases, los Paganes, Molina y Galtero, y en la llanura, los de Corvera, Ximenez, Torres, Ximenado, lo Toman, los Bernal, y posteriormente, los Olujas, Avileses, Peraleja, los Celdranes, los Sandovales y, ya en el s. XVI, los Martínez, Ruiz, Ximenez, Pagán y otros. Según algunos historiadores serían los Martínez los pobladores de un área conocida como Balsa Quebrada Bermeja, en la actual Los Martínez del Puerto.

Bibliografía

El territorio de Murcia, Ayuntamiento de Murcia (ed.).
Región de Murcia Digital