Mi nombre es Daniela Dumps, nacida y criada en la provincia de Neuquén, Patagonia Argentina. Estoy hecha de viento, bardas y lagos. Soy de esa extraña generación que creció analógica y experimenta el éxtasis de la digitalibidad desde la adolescencia.
Durante ese acto revolucionario, que hacemos los humanos, de “crecer”; a los 13 años mis padres me regalaron mi primera cámara de fotos, pero no fue solo una cámara, fue la posibilidad de capturar el mundo que veía, cómo quería y cuándo quería. Esa fue la semilla creativa que marco mi camino.
Soy Diseñadora en Comunicación Visual e Ilustradora, graduada en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata UNLP Buenos Aires, Argentina. En aquellos años de absoluta ebullición estudiantil nuevamente me volqué a la fotografía, estudiando el misterioso arte del revelado mientras comenzaba a dar mis primeros pasos como fotógrafa independiente para diarios locales, primero en política y luego en suplementos de moda y cultura. La imagen como recurso narrativo siempre fue un punto de partida en mi vida profesional.
Durante más de 15 años he elegido experimentar el diseño como "Freelancer", trabajando de forma remota para empresas, pymes y emprendedores, lo que me ha dado la posibilidad de elegir proyectos que me signifiquen nuevos desafíos y aprendizajes, a la vez que me dan la libertad de encontrarme en cualquier lugar donde elija estar. Hay algo romántico en la vida nómade que difícilmente pueda soltar.
En los últimos años me he volcado a la ilustración, encontrando en el dibujo un universo imaginario que me ha permitido ilustrar cuentos para niños, desarrollar etiquetas de productos y experimentar nuevas maneras de expresarme, a través del humor, del color y del gesto en las líneas y texturas, volviendo al lápiz como una manera de revelarme ante la vorágine de los tiempos que corren.
Tres grandes universos me acompañan en este camino creativo:
La historia del arte muchas veces es narrada como movimientos. Movimiento de personas inquietas e inquietantes, con pensamientos dispares o con ideas en común. La historia también es contada subjetivamente, siempre hay un yo inmiscuido en entender por qué y para que algo existe.
Estoy convencida de que la narrativa tiene un poder contenido en la emoción que nos moviliza a una o cual temática, a su vez que la casualidad de elegir el punto de vista no es más que una causalidad de lo que queremos contar, sin ingenuidad y con la convicción de que nuestra voz sea escuchada. El mismo trajín experimentamos como lectores, hacemos propias palabras que nos reconfortan y dudamos cuando nuestro universo nos indica que falta algo que no nos están contando. Por eso buscamos, investigamos, sonreímos ante el descubrimiento de sentir que, en el experimento de la vida de ciertos seres, nos reflejamos como si la historia se repitiera, una y otra vez. Es por eso que encuentro en la escritura una invitación a intentar comprender y organizar conceptos e ideas que me apasionan. El disfrute creativo es el pulso vital que guía mi recorrido.