Bajo el seudónimo Roberta de las Praderas, la artista visual Vanesa Lechner nos sumerge en su universo fantástico, en un viaje hacia mundos imaginarios, donde cada espectador puede crear su propia historia, como un cuento mágico en un espacio lejano y misterioso.
Existe un tiempo infinito en su obra que nos envuelve en un recorrido visual en el que nos perdemos observando detalles o resignificando símbolos que van mutando con el paso de nuestro tiempo. La obra de Roberta tiene esa sensación de atemporal, de un futuro desconocido o de un pasado remoto como si se tratase del Genesis universal, es en esta dicotomía donde encuentro la utopía perfecta. El magnetismo de su obra nos provoca curiosidad, pero sobre todo nos hace más felices.
Memoria Conceptual de la artista
Soy Roberta de las Praderas, oriunda de la Patagonia, he trazado un camino en el mundo del arte digital y el diseño gráfico. Mi profunda conexión con los paisajes inmensos y misteriosos del universo se refleja en cada una de mis obras, llenas de elementos místicos y una visión arraigada en lo esotérico.
Mi fascinación por el esoterismo ha abierto otra dimensión en mis ilustraciones. Puedo crear personajes místicos que parecen existir en un espacio liminal entre lo real y lo imaginario, con una simbología rica y a veces enigmática. A su vez mi amor por el cine, especialmente por películas de terror y ciencia ficción, han moldeado una parte significativa de mi trabajo.
Busco que mis diseños no solo sean visualmente impactantes, sino que también inviten a una reflexión sobre lo oculto y lo desconocido.
No solo me siento una artista, intento ser una narradora visual cuyo amor por el cine y la astronomía me permitan explorar universos tanto internos como externos.
Cada nueva obra es un descubrimiento, una invitación a mirar más allá de lo visible y a imaginar lo infinito.
Entrevista a la artista Roberta de Las Praderas
Un día de domingo bajo el sol tenue de Mayo nos encontramos con Vanesa para charlar sobre arte, sobre su arte. Elegimos unas hamacas para sentarnos y en ese ir y venir como en un movimiento mántrico jugamos a desentramar su universo.
Existe una constante en la creación del espacio que habitan tus personajes. ¿Tiene que ver con el concepto de tiempo o espacio liminal?
Sí, hay algo. Los procesos que a mi me pasan cuando realizo mi obra son como entrar en una especie de trance. A mi siempre me intereso mucho todo lo que tiene que ver con la ciencia ficción entonces trato de ver todo eso que esta más allá. No puedo hacer espacios, escenarios o paisajes, en mi cabeza es muy abstracta la imagen que se me genera. A mis personajes los imagino como en una dimensión que no es terrenal, que no es conocida.
¿Cómo construís tu paleta cromática?
En primer lugar, los contrastes. El claro oscuro me encanta, yo lo veo conmigo misma eso de lo oculto y a la vez algo que se muestra… es muy personal. Tiene que ver con etapas mías, procesos… Hubo una etapa en la que hacia todo con mucho color (como en la serie de los personajes de los Yeres), yo estaba en una etapa de mucha exposición artística y sin pensarlo me exploto el tema de los colores, colores muy llamativos. Después hay un proceso donde comencé a manejar los fondos negros y los rostros en colores, y después fui pasando más a lo blanco y negro. Siempre luz y oscuridad. En los tonos que utilizo me influye mucho la química del espacio, la astronomía. Siempre observé mucho las fotografías de los satélites y las nebulosas, que en realidad no es algo observable para el humano, es una interpretación científica el tema de los colores y siempre pensé “esto lo tengo que trasladar a lo que hago”.
¿De dónde viene la inspiración de todos esos símbolos que hay en tu obra?
A mí me pasa siempre esa búsqueda de lo desconocido. Tratar de encontrar sentido a un montón de cosas paranormales. Me ponía a observar las cosas del espacio y sí, observamos y entendemos un montón de cosas, pero hay un montón que aun los científicos no logran interpretar. Toda esa búsqueda la volqué buscando respuestas en lo esotérico, en toda esa cosa mágica de las runas, de las diferentes culturas… Me empezó a bajar información y a lo que hacía le empecé a encontrar sentido desde lo esotérico, surgían cosas que venía más de ese lado que de lo racional o científico.
También me interesa como cada persona hace una interpretación de lo que ve y me incentiva eso, es el día de hoy que ven ilustraciones viejas y me escriben y me cuentan sus interpretaciones.
Observo en tus personajes que no hay género, aunque hay un constante juego con la forma humana
Todo tiene que ver con lo mismo, eso que no conocemos y yo lo quiero hacer lo menos humano posible y tratar de pensar en eso que todavía no conocemos, como la ciencia ficción. Siempre tiene una forma reconocible porque sale de mí y no conozco otra cosa, pero intento hacer una interpretación de eso. Intento que no sea algo cotidiano nuestro, trato de llevarlo a otro lugar, que lo sientas como algo lejano.
¿Qué opinas del espacio que tiene la ilustración digital en la escena artística actual?
En este momento me siento un poco frenada, siempre tuve un problema en pensar que si dibujo de forma digital no estoy dibujando. Yo siempre me sentí segura dibujando digitalmente, pero por una cuestión de herramienta. Al principio intentaba que pareciera analógico después fue mutando y dije “si estoy dibujando digital tengo que aprovechar la herramienta y si me da posibilidades que no me da lo analógico, lo hago digital”. Fue un proceso largo, hasta que entendí que si quiero expresar algo es lo mismo. El problema un poco es la inteligencia artificial, estoy un poco contrariada y he vuelto a lo analógico, por ahora me fui del mundo digital porque me generó un choque. No por mi trabajo, sino por el contexto, no me gusta.
¿Dónde crees que reside el pulso vital en tu creación, que te motiva a iniciar una nueva obra?
Me gusta mucho “ver”. Ir a museos, ver otros artistas, la música, ver una película… las imágenes te motivan y pensas “necesito hacer algo que me genere la misma sensación que me esta causando ver esto”. Yo guardo fotogramas que me gustan porque me generan cosas. Eso me motiva un montón. Con historietas me ha pasado un montón, de ver cuadros y flashear. Después querés hacer algo que no tiene nada que ver con eso, pero te inspira.
Encuentro una búsqueda muy artesanal en tu última serie de cuadros cinéfilos, ¿qué hay detrás de esta última obra?
Me sentí muy influenciada por la película Only lovers left alive de Jim Jarmusch. El personaje en su casa tiene una pared llena de cuadritos “Wall of heroes” con artistas y escritores y a mí me encantaba, miraba el fotograma y trataba de reconocer quienes eran, y siempre me imagine una pared así, con cuadritos chiquititos con todo lo que a mi me interesa, como un recordatorio de las cosas que me gustan. Entonces tome las películas, personajes y escenas que me marcaron y las represente en los cuadros. El diseño de los marcos también los pensé en esa estética gótica pintados y recreando una especie de bronce. El tamaño también me gustaba que sea pequeño y transportable, uno lo puede llevar a su lugar de trabajo o donde sea y tenerlo ahí presente como recordatorio de lo que nos gusta y nos hace seguir adelante. El hecho de hacerlo a mano de manera analógica, diseñarlo e imprimirlos (están hechos en 3D) y pintarlos a mano tiene que ver con esta búsqueda de volver a encontrarme con el dibujo y el trabajo hecho a mano. Vengo teniendo mas ganas de eso ahora. Esto fue el puntapié para empezar a hacer algo cero digital que sea todo trabajo a mano.
Egresada de la carrera de Diseño en Comunicación Visual en la Facultad de Artes UNLP Argentina, Roberta lleva recorrido un extenso camino en el diseño y el arte digital.
Además de su trabajo artístico y personal, ha colaborado con revistas de cómic: La Snob, cómic con guion de Facundo Dell Aqua (2015-2016) y publicaciones de difusión y de terror, compartiendo ilustraciones, LAFARIUM de Diego Arandojo (2021) y Pin-up Chica alien de Nicolás Brondo (2022).
También ha participado en muestras: Carnes Tolendas. Política sexual en viñetas (2016), Hellworld, muestra homenaje a Hellboy por Chester Greenbag (2019) y Animate (2012).
Actualmente reside en la ciudad de Carmen de Patagones (Buenos Aires Argentina), ciudad de la que es oriunda.