Febrero del 2024 pasará a la historia como el mes en el cual se presentó, en la semana de la alta costura de París, el desfile de la Colección artesanal de Maison Margiela dirigido por John Galliano.
Con un alto contenido cinematográfico, debajo del puente Alejandro III de Paris, una sucesión de criaturas de la noche deambula bajo la luna, luego de una lluvia que nos invita a disfrutar de los reflejos de las luces citadinas.

Con cada personaje que entra en escena, nos vamos transportando a un Paris de los años 30, el drama y la teatralidad nos inquieta a través de estos seres noctámbulos que en su caminar nos magnetizan, cada uno con una impronta superlativa, entre tules y gasas desgastadas por un estilo de vida ajetreado.
Entre estos seres de la noche vislumbramos rostros pintados sobre tules, inspirados en el fauvismo representado por los retratos del pintor holandés-francés Kees Van Dongen.
Es en esta referencia donde la escena capta mi atención, ¿quiénes son estas mujeres?, ¿Que nos cuentan estos retratos que el artista creo en un siglo de tanta revolución estética?

Fauvismo

Libertad a la pintura, ritmo al color

Cuenta la historia que en 1905, un critico de arte, ingresa al Salón de Otoño de Paris y se encuentra con una serie de pinturas que resaltan por su color extremo, obras que generan escándalo, como todo arte verdaderamente nuevo. - ¡Donatello entre las fieras! – Exclamó. Dándole nombre al que se transformaría en un movimiento de expansión global.

Con la libertad de los limites difusos, y sin ningún postulado, este movimiento comenzó a navegar sus aguas con Matisse como timonel. Los factores que más influyeron respondieron a la no imitación y a la autonomía del color por sobre la forma. Enfrentando colores primarios con complementarios, otorgando un nuevo sentido en la concepción del color.
Es aquí, en el uso del color donde determinamos la característica intrínseca del fauvismo. Los oleos se aplicaban directamente del pomo al lienzo, trabajando el color a través de los trazos y no de la previa mezcla del pigmento.
La teoría científica del color donde la relación entre ellos ejerce ópticas especiales fue el estudio y la herramienta utilizada por estos pintores Fauves. Trabajando en estudio, la búsqueda estética fue la síntesis, representando el retrato y el paisaje como se siente y no tal cual se ve. Poniendo especial atención en el color y no en la perspectiva o en el sentido estricto de la profundidad.

Entendedme bien, lo que pinto son objetos pensados con medios plásticos: si cierro los ojos, vuelvo a ver los objetos, carentes de sus pequeños accidentes, y esto es lo que pinto.

(Henri Matisse)

Otra característica propia del fauvismo es el destaque de los trazos, la línea y las pinceladas muchas veces grotescas nos indican que estamos frente a una pintura, al sentir del artista y no a la imitación de la realidad, nos muestran la genuina materia con la que construyen la forma entre valores tonales magníficos, donde las luces y sombras están compuestas a través del color, dejando al negro como herramienta expresiva delimitando la forma.

El fauvismo fue ruptura y experimentación, dando los primeros pasos de un siglo de vanguardias y esbozando un sentido de simplicidad de forma, aspecto mágico que se replicara a través de los artistas más influyentes. Lo más importante del movimiento que duro como tal pocos años fue su herencia, este transcurrir en transición albergo artistas inverosímiles entre los que se encontraba Kees Van Dongen.

El pintor de burdeles

Kees Van Dongen es reconocido como el fauvista urbano. Su obra fue mutando a través de su tiempo y de sus intereses, sin embargo, en su primer periodo es donde encuentro una búsqueda de verdad alejada de las apariencias, donde su expresividad fue cruda y sentida. Con rebeldía buscó la controversia valiéndose del color impulsivo y radical, rechazando el arte académico.

Van Dongen nació en Holanda en 1877, con solamente 16 años se formó en arte, en Rotterdam, inspirado por Rembrandt y Hals, sus primeras obras tienen un tinte barroco holandés por lo que su paleta cromática fue más oscura. Sin embargo, habrá una constante en su obra que esta dado por el tema que lo hace tan notable, en estos primeros años retratará escenas del puerto, donde la marginalidad será su fuente de inspiración.

En 1897 se traslada a Paris, frecuentando el Montmartre (colina de los mártires) se refugia como todos los artistas de la época en la bohemia parisina. Entre pintores, poetas, bailarinas y personajes de la escena teatral, Van Dongen fue desarrollando una marcada identidad en el retrato, explorando su paleta fauvista de colores vibrantes y trazos urgentes y expresivos, desarrollando un lenguaje propio que lo convirtió en el principal retratista de personalidades famosas y marginales sociales.

Retratos de bailarinas, actrices y personajes del universo de la noche se transformaron en sus principales encargos, lo que le valió el reconocimiento público con la libertad y naturalidad de ir y venir entre burdeles y salones burgueses.

Fiel a la crudeza de sus expresivas pinceladas, Van Dongen celebro la vida nocturna bordeando los márgenes de lo diferente y mostrándole al mundo la belleza que muchos ven como vulgar. A su vez, bajo el ala del reconocido diseñador de moda de la época Paul Poiret, Van Dongen se transforma en un artista que dejara testimonio de la estética y de la prominente liberación femenina parisina.

Ojos de un acentuado rimmel y rostros con sombras y luces moduladas, construyen la forma simplificada aludiendo a detalles que hacen que sus obras sean muy recordables.
Entre las obras que mas identifican a este artista está La Amapola de 1919, que nos cautiva con el misterio y la belleza de una vida entre el glamour parisino y un dejo de melancolía.
Esta ferocidad y crudeza en la que Van Dongen experimentó el mundo teatral, como el universo circense y la vida nocturna nos cuenta de un artista que amo la vida, que disfruto de los placeres mundanos, y que sabía capturar la belleza femenina a través del color y la luz, imprimiendo una importante huella en el arte moderno. A fuerza de trabajo logro hacerse un lugar en la escena artística transformándose en uno de los fovistas más magnéticos y misteriosos.

Vivir es el cuadro más bonito. El resto no es más que pintura.

(Kees Van Dongen)