Este artículo es fruto de mis años como profesora de literatura, en que quedé seducida por todos los mitos clásicos, tal fue así, que contagié a mis alumnos el interés por los poetas y la poesía grecolatina. Recuerdo con cariño un diploma que me dieron a final de curso, que decía: “A una poeta que nos enamora cada día”.
También va dedicado a todos mis lectores que siguen mis relatos con interés, porque es en ellos, donde se completa la labor del escritor, sino no tendría sentido el escribir, sería un mero acto de vanidad, o diario íntimo que quedaría olvidado con el paso de los años en un cajón.
Es importante recordar que la cultura griega ha sido uno de los pilares fundamentales de la civilización occidental y es en la literatura donde ha habido las mejores aportaciones.
Para poder caminar en la vida es necesario saber de dónde venimos y a dónde vamos. Este artículo, quiere ser una pequeña aportación, para acercarnos y conocer mejor a los numerosos héroes que con sus valores y conductas ejemplares, han servido de orientación y guía , a lo largo de la historia de la humanidad.
Ya desde la antigüedad, el hombre sentía una necesidad perentoria de buscar sentido a la vida y al más allá y es en la historia de la civilización dónde encontramos las respuestas. Así, recorreremos la historia a través de las obras de los distintos autores griegos y latinos.
Destacaremos las obras de Homero, la Ilíada y la Odisea, con sus héroes: Aquiles, Ulises y Penélope.
Las tragedias griegas cuyo argumento extraído de las leyendas mitológicas, nos han dejado relatos sobrecogedores como Edipo, Antígona, Electra.
En cuanto a la épica latina destacaremos a Virgilio con la Eneida. Ovidio con las metamorfosis con personajes como Apolo y Dafne, Orfeo y Eurídice, Ícaro.
Referente a las tragedias latinas destacará Séneca con Medea y las Troyanas y que decir tienen las bellas poesía dedicadas al amor de autores como Horacio con sus odas o Virgilio con las bucólicas.
Con este artículo he querido crear un Parnaso, inspirada en el que existió en la antigua Grecia.
El Parnaso era el lugar, consagrado al dios Apolo, en donde habitaban todos los poetas conviviendo con las musas y la música.
Los poemas seleccionados son una muestra del mundo idílico y quimérico que se recrea en el Parnaso.
Desearía que volviésemos los ojos a ese mundo idílico que presenta la poesía y nos apartáramos por unos momentos de esa sociedad devastada por la vorágine consumista y falta de valores. Y, conseguir ilusionar al lector a través de un género fabuloso, la poesía.
María Pilar Galán García recitando sus poemas.
Poema inspirado en la Ilíada de Homero:
Canción de París a Helena
“A ti, mi amor, la de los ojos altivos como garza.
A ti, mi amada, la de la hermosa caballera de fuego,
a quien los dioses destinaron para mí”.“Mi aventura marina comenzó,
no encontré sirenas, ni magas,
solo te encontré a ti, Helena de Esparta,
sueño de nieve y fulgor.
Amor de horas robadas a mi inocencia trágica.
¡Te halle demasiado tarde!
Tú ya eras la esposa de Menelao”.¡Amada mía!
“No se celebraron fiestas en nuestro honor,
no hubo esponsales, ni bodas,
solo tragedia,
ríos de sangre, y torrentes de dolor”.“Nuestra unión desencadenó una guerra,
la risa se convirtió en llanto,
la felicidad en infortunio,
el claro paraíso reverberó en fuego.
Desde el principio nuestro amor
estaba destinado al fracaso,
llenando nuestros sueños de estupor”.¡Los dioses no nos fueron propicios,
y nos dejaron caer en el abismo!Poema inspirado en las Bucólicas de Virgilio
Por las sendas que conducen al olvido
un pastor caminaba entristecido
con lágrimas y con paso vacilante
da testimonio de su triste sino.A una bella pastora, sus amores,
bajo el frondoso sauce ha declarado,
y presa de la angustia se lamenta
al ser por su pastora rechazado.Los dulces pajarillos que alegraban
con sus trinos su cantar sereno,
hoy también enmudecen de dolor
al ver a su pastor de amor muriendo.Las fuentes cristalinas que hace un tiempo
brotaban de las rocas sonriendo,
hoy se han secado de tristeza.
Ya no acuden los tiernos cervatillos
para saciar su sed en sus espejos.