Cuando estés leyendo los demonios se habrán ido por completo, pues los habré degollado.

Caminaba mirando para abajo completamente ensimismada estaba descalza y bastante desaliñada, sus brazos con marcas, se le podía oír un pequeño murmullo, mientras caminaba en círculos en la exacta intersección de dos calles. Temblaba, y hacía frio y ella tiritaba. El dolor de su cuerpo a veces era tan grande, dolían los golpes que le propiciaban por las noches cuando buscaba refugio donde acomodarse, los espacios eran limitados y conseguir uno requería de una mayor fuerza.

Si dijéramos que los demonios se encuentran solamente por las noches, estaríamos mintiendo, están en todos lados sin importar el horario.

Estamos momentáneamente poseídos o la maldad se produce por una entidad invasiva de los cuerpos, del alma, quizás la maldad se encuentre en la naturaleza del ser humano.

Cuando la golpean incesante e indefectiblemente ya habiendo logrado su objetivo espacial, y sigue golpeando ya no lo hace por necesidad, lo hace por alevosía esa maldad es inherente a su naturaleza o se encuentran momentáneamente poseído por una entidad extraña.

Veía demonios por todos lados, los veía transformarse frente de ella, podía oler su maldad, incluso a veces intentaban seducirle, pero ella permanecía en silencio inmutable, ya no les tenía miedo, había desarrollado la habilidad de reconocerlos inclusive a la distancia, sus cejas se ponían en una especial alineación y su cara tomaba tintes especiales cuando estaban por desarrollar el acto de maldad que abarcaba desde un pequeño comentario hasta el accionar más temible.

Es la maldad inherente al ser humano o somos solo poseídos por un instante.

Somos o nos poseen demonios. Robar es un acto de maldad o la resultante de la escasez de recursos, el goce al dañar parece ser el verdadero demonio.

Las uñas de sus pies estaban largas y sucias, y ella seguía caminando en círculos en la intersección de la calle. Le costaba comprender el mundo y sus rutinas, lo que no le permitía pertenecer. En uno de los parques de la ciudad había enterrado un cuchillo, para librarse de los males, para degollar los demonios, metafóricamente tomando con las manos su cara y cruzaría el cuchillo a través del cuello de punta a punta, así le habrían enseñado a degollar al enemigo, en este caso los demonios, a veces los energúmenos.

Corría por las calles libremente, la seguía un perro grande de color blanco y pico alargado, vagaban por las calles sin rumbo firme, así pasaban los días en libertad, ¿se puede ser más libre?

Comían de la basura, cuando la encontraban, usualmente las basuras son limpias aquí.

Todos los días pensaba que era el final de sus días, el momento pleno de la elevación de las almas, extrañaba tanto dormir, el último don que le habían quitado, la posibilidad de soñar, que era mucho mejor que este entrecruzamiento de ideas distorsionadas y conexiones sin sentidos, ¿cuánto tiempo más deberá faltar para volver a su cálido hogar?

Rodeada de sus seres queridos, que la protegen, su propio ejército de almas nobles y alegrías, acaso dejarse partir no es una acción desgarradora.

El dolor inunda su cuerpo, es el dolor de las emociones, de poder controlarlas, de poder domar el caballo, tal audaz jinete. Vas a tener que aprender a ser más fuerte, vas a tener que aprender a seducir los demonios, para después degollarlos, cada vez que se te acerquen te defenderás con el cuchillo, estás habilitada para protegerte, te habilita el largo camino andado, las grandes travesías vividas, las grandes experiencias.

Cuando camines libremente descalza por las calles europeas, y puedas apoderarte de los espacios, que aquí están prohibidos, recuerda que caminas libremente, tienes derecho a ser quién eres, te tienen que dejar libre, no pueden ya retenerte, no pueden ya atarte, deberán dejar que te expreses, aunque a veces digas incoherencias y cosas sin sentido, estás comunicado tus más temibles miedos, estas expresando todo lo que tenéis retenido.

Ya no te me podrás acercar más demonio, este espacio es mío, me lo gané luchando, cada una de las mañanas, me lo gané con los grandes desvelos, demonio. No te me acerques más, ni siquiera usando las almas nobles, como sueles hacerlo. Yo estaré aquí para protegerme.

Se miró en un espejo y vio sus grandes ojeras, acaso no reflejaban todas sus frustraciones. Acaso estas soledades inmensas, producto de las formas organizacionales que nos alienan, que nos aíslan. El aislamiento al que nos obligan sin derecho.

Una vez más voy a tomar el cuchillo para defenderme, los demonios están expectantes para atacarme, pero esta vez seré más fuerte, y su maldad durará solo un instante, y se desvanecerá en el aire, porque voy a dejar de ser víctima de los demonios, también dejarán de poseerme, la elección más noble del ser humano es romper el vínculo con ellos.