La historia se desarrolla en Micenas, cuando Orestes llega a la mayoría de edad, su preceptor le revela que es hijo del rey Agamenón, uno de los héroes de la guerra de Troya, y que este fue asesinado por su esposa Clitemnestra y su amante Egisto.
Orestes consulta el oráculo para que le revele la mejor forma de vengar a su padre y regresa al palacio de Argos acompañado de un esclavo, para llevar a cabo la venganza por la muerte de su padre Agamenón. Electra y Orestes se encuentran frente a la tumba de su padre, esta escena del reconocimiento mutuo de los hermanos está llena de tremendismo y una gran carga de sentimientos de estupor y miedo, que culmina cuando juntos deciden dar muerte a su madre.
En el momento en que Orestes clava el puñal a su madre, es la misma Electra quien llena de odio y venganza pide que la hiera nuevamente.
Electra ha vivido todos sus años deseando la muerte de su madre, ha llevado una vida dramática y desventurada, renunciando a tener un marido y unos hijos.
Electra es la verdadera protagonista de esta tragedia, en ella va creciendo una sed ciega y dolorosa de venganza, que no la dejan plantearse otra vida en libertad y paz.
Su carácter se muestra siempre altivo y fuerte, en ningún momento aparta su corazón del rencor y del deseo de vengarse, para ella su hermano Orestes representa toda su esperanza para realizar su crimen, que dominado por ella, será el brazo ejecutor del que se valdrá para cumplir sus ansiados sueños de asesinar a su madre y vengar a su padre.
Esta historia tan trágica nos lleva a meditar que no se puede llenar una vida solo con odio y un ardiente deseo de venganza, puesto que ese sufrimiento contenido nos va destruyendo por dentro y nos impide disfrutar de la vida sin construir nada hermoso y propio.
El rencor te hace vivir de forma desventurada y dramática porque al final conviertes tu existencia en una espiral de dolor, que te hace ser esclavo de tus sentimientos y te hace vivir sin libertad, obsesionado con causar mal al prójimo.
Sucede que te olvidas de ti mismo y pierdes muchas oportunidades de crecer interiormente, de emplear tu tiempo en cosas que te pueden producir mucho más placer y satisfacción que el hacer daño.
Es absurdo plantear una vida en función del odio que sientes hacia otra persona ya que incluso si llegaras a realizar la acción, una vez realizada no te reporta ninguna felicidad.
Hay que saber perdonar porque solo el perdón es un bálsamo para el alma y nos hace alcanzar la paz.
Poema inspirado en Electra:
Descendiente del rey Atreo
te invoco en la lejanía
tu sangre llama
a la sangre.
No te arrastrará el viento del olvido.
Nos dejaste en la memoria
las cartas más febriles del odio y del rencor.Electra, hija del valeroso Agamenón,
vengaste la muerte de tu padre
hundido por la traición y el desamor,
muerto a manos de tu impía madre.Cuando estabas llorando las lágrimas
del adiós,
sobre la amada tumba de tu progenitor
respirando el olor
de su presencia infinita y profunda,
sellaste un pacto con tu hermano Orestes
bajo la estatua rota del rey decapitado,
para llevar a cabo, presa del delirio,
la venganza más atroz.
II
Orestes recién llegado de lejanas tierras,
apenas arribado del viaje del olvido.
Creciste ignorando las palabras
que incitan a la muerte
y a la destrucción.Orestes, criado lejos del horror
de las tragedias del pasado.
La sombra de Electra, afilada y cortante,
te envolvió en una espiral de odio,
fuiste arrastrado
por un vendaval de furia
sin poder resistirte
al abismo del crimen.Ningún juez te podrá culpar.
Tu venganza
estaba escrita desde siempre.
en tu destino.
III
Electra, la de los ojos glaciales de muerte,
la del rostro lívido.
por la ira, y el rencor,
la de los labios cerrados y fríos.Tu vida se consumió en las brasa
de la violencia y la venganza,
ya tan solo ansías
el silencio y la soledad
para llorar tu crimen.Electra, la de los ojos de fuego,
por la pasión y la furia
te rendiste a los hechizos
de la sangre,
y sucumbiste a su fascinación.Sacrificaste un tierno porvenir
para erigirte espada justiciera,
sublimaste el amor
para morir odiando.