20 de diciembre
Te vi almorzando
En una pecera
Y me robaron
En el almacén.
Fue culpa tuya.
Es muy escorpio
De tu parte
Echar mal de ojo.
2 de octubre. Eclipse solar
Se rompieron un par de cosas ayer,
seguro que fue porque viniste vos.
Hoy me despierto a las cinco de nuevo
y es la segunda noche que el perro
ladra y sé que me están gritando algo.
Llegó un espiritista de Brasil
y me dijo que yo volví a nacer,
seguro que fue porque viniste vos.
Te di un fernet y un porro húmedo,
es el destino hilando muy fino.
6 de octubre
Sabes venir
en cualquier
momento inexplicable.
Sabes estacionarte
en mi entrada
a las dos a.m.
(muy borracho),
orinar el pasto,
y decir palabras
que no sientes.
No importa,
no las creo
pero se agradece.
Sabes ser
perfecto y azul,
completamente tú.
Sabes hacerme
y deshacerme
sin decirme nada,
sin promesas.
Que ¿para qué?
Terminan siendo
todas falacias
siempre al final.
Sabes venir
y volver infinitamente.
Pero no sabes
cómo se hace
para ser estable,
ni mucho menos
cómo quedarte.
¿Cuándo se hizo 14 de octubre?
Tremendo papel de estúpida hago.
Río, lloro y canto mucho
y todo pierde el sentido si pienso
en que al final nunca nada
es para tanto y que estamos destinados
a vivir para siempre muriendo.
Tremendo papel de estúpida hago.
Día de brujas I
Se nos dio por soñar
el uno con el otro
sobre la dimensión de
nuestras infancias tardías.
Allá no me huis como acá,
allá sí me invitaste a bailar
un tango viejo, aunque no
conoces mi tango, bueno,
tampoco bailas muy bien.
Igual no sé, nunca me dejas ver.
Creo que me tienes miedo.
Día de brujas II
Confirmo que cualquiera
podría ser vos a esta altura.
Te duplicas y multiplicas
en células divididas,
en caras finas, armónicas,
en las fotos del sol que muere.
¿Quién más podrías ser?
Sabes que voy a buscarte
y que voy a encontrarte,
pero en una nueva herida,
en un hombre que no me quiera,
que me haga pensar por un día
que al final sí sos reemplazable,
que por ahí alguien puede amarme,
para tener que volver donde siempre
después de darme cuenta como duele.
Te duplicas y multiplicas
en células divididas.
En cejas lindas, hegemónicas,
en postales todas rojas,
¿Quién más podrías ser?
Sabes que voy a buscarte
y que voy a encontrarte
a costa de mi propia herida.
Día de brujas III
Como mi último
acto obsesivo
compulsivísimo,
te hago una oda
a tu belleza.
Debió ser el 7 de noviembre
No pienso decir tu nombre,
porque podrías ser cualquiera,
ya a esta altura te puse encima
todas las caras posibles.
Al final son todo lo mismo.
¿Desapareciste porque te diste cuenta
cómo te miraba toda la noche?
Toda, en serio, no podía dormir
por verte y pensar ¡Qué rubio!
—espero no dar miedo—
¿O es que sos así de loco
y vas y vienes cuando quieres?
Estás seguro que sigo acá
y en eso no te equivocas.
Abrís los ojos a las tres de la mañana
y se hace de día.
Hasta el ente de mi espejo se enamoró.
Te quiso hablar y corriste.
Seguro piensas que te embrujé.
Tengo una vela roja con tu inicial,
pero no, no la voy a prender.
Es que sos como el colibrí
que ayer vimos en la ventana.
Conmigo siempre tendrás tu agua.
Ya a este punto me da risa,
porque podría ser tu quinta
esposa en un harén de cien
y ese es el problema.
Hacés lo que se te da la gana.
Es por cómo te armás el tabaco
y me dejás esperando hasta la una
de la mañana para ganar a los dados
y cuando apareces: borracho.
Así es como me gustas.
Podría ser un 25
Nos vemos en el próximo
Mercurio Retrógrado,
cuando los fantasmas
se quitan sus sábanas
y visitan el mundo
de los vivos.
Un día de enero
Me corto el pelo,
desplumo jazmines,
papeles, uñas, pieles
y lo prendo todo fuego.
Es para tu duelo,
para que te puedas ir
y pasarle un trapo
a las cenizas que dejó
tu bomba de humo.
Mirá cómo lo hago:
me corto el pelo,
desplumo jazmines,
papeles, uñas, pieles
y lo prendo todo fuego.
Aunque me cuestiono
cómo dejas secar el caudal
que te podía refrescar
en semejante verano.
Encima mis sentimientos
son muy Drexler de Cabo.
Pero yo también sé irme,
mirá cómo lo hago:
me corto el pelo,
desplumo jazmines,
papeles, uñas, pieles
y lo prendo todo fuego.
Veintisiete y veintiocho
De tu árbol caído
hiciste el puente
con el que cruzo
el río.
Sería mejor si
de algún lado
estuvieras vos.
De tu árbol caído
alimento mi hoguera
porque me muero
de frío.
Tengo que admitir
que sos el calor
que quiero sentir.
De tu árbol caído
hiciste el puente
con el que cruzo
el río,
subo las marejadas
y me siento un poco
mucho más yo.