¿Cuántas veces nos auto-convencemos que nuevas aplicaciones nos ayudarán a mejorar nuestra sedentaria vida?

¿Cuántas veces pensamos que si invertimos en tecnología, esta nos liberaría de tiempo para abocarnos a nosotros mismos?

El sin fin de notificaciones, recordatorios para hidratarnos, aumentar el número de pasos, con qué frecuencia cardiaca me encuentro luego de una reunión complicada, y ese sin fin de alarmas nos convierten en autómatas digitales delegando nuestras decisiones más básicas a algoritmos y creyendo que las aplicaciones son la solución a todos nuestros problemas, pero, voluntariamente ¿no hemos creado una nueva adicción inconscientemente?

La constante búsqueda de aplicaciones y la necesidad de estar conectados nos esclaviza a un mundo tecnológico, irreal, con filtros de lo que queremos ser o a que aspirar, lo que lógicamente nos aleja de nuestra verdadera identidad, fragmentándola en una serie de perfiles y roles digitales.

Intentamos optimizar nuestros recursos para recuperar el control, pero la realidad es que nos vemos arrastrados por una corriente digital que nos aleja de lo verdaderamente importante. Pensamos y nos convencemos de que fue diseñada para facilitarnos la vida, pero si nos ponemos a pensar, cuánto de ese valioso tiempo le invertimos a nuestro dispositivo móvil, es el mismo dispositivo que nos controla y esclaviza de forma permanente.

Anhelamos desconectar y reorientar nuestro rumbo, recuperar el control de nuestras vidas, pero la vorágine digital nos arrastra una y otra vez en un torbellino ambicioso enmascarados a través de una pantalla. La tecnología nos prometió un oasis de eficiencia, pero nos encontramos nadando en un mar de notificaciones, ahogándonos en un océano de información.¿Cómo hemos permitido que algo creado para servirnos nos domine de esta manera?

¿Cuántas veces intentamos arrancar una dieta el lunes, salir a caminar por las mañanas, comer saludable en la oficina y leer un libro que nos traslade lejos de la realidad y finaliza el día, acostados viendo la vida de los demás atrapados en la misma rutina, consumiendo horas en pantallas y siendo lo primero que tomamos al despertarnos cuando la alarma suena?

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el autocuidado es la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover y mantener la salud y para prevenir enfermedades y hacerles frente con o sin el apoyo de un trabajador de la salud o asistencial.

Pero, en un mundo globalizado, donde la información está al alcance de todos, y si no estás conectado te conviertes en un analfabeto digital ¿Como podemos apostar al autocuidado?

El secreto sería desconectar para conectarse con uno mismo, marcar el ritmo de tus propios pasos, limitar el uso del dispositivo móvil y retomar la mirada hacia la naturaleza, a tu voz interior, a tus propias necesidades vitales.

Por otro lado, la tecnología y las plataformas digitales no son simplemente herramientas de distorsión; también pueden ser ventanas hacia una mayor comprensión de uno mismo y de los demás (Durao and Etchezahar, 2024, p. 51).

Desconectarse para reconectar con nosotros mismos nos lleva a reformular nuestro estilo de vida, pero, ¿somos capaces de ese aspecto tan desafiante? Somos humanos, sobrevivimos a muchos holocaustos, resilientes por naturaleza, vencer la propia voluntad y restringir el uso de pantalla, sería el primer paso a tomar riendas de nuestra vida. Pensar en nosotros mismos, en la esencia real de ser personas sociales con identidad propia, sin moldes pre establecidos y perfectos, con una mirada propia a lo que realmente quiero, necesito y me hace bien.

Cuando definamos nuestro cauce y tomemos rienda de nuestra vida, es el momento en que construiremos nuestro propio algoritmo, vencer nuestra propia voluntad es el primer paso hacia la transformación. Requiere disciplina, pero también autocompasión, no se trata de ser perfectos, sino de hacer pequeños cambios cada día.

Comencemos con marcar una rutina con énfasis en lo natural, salir a caminar y disfrutar del paisaje dejando de lado el dispositivo móvil. Elige un libro y reemplaza de llevarlo a tu cuarto en lugar de las pantallas Dedica unos minutos al inicio o al final de tu rutina para realizar algunos ejercicios de estiramiento o una breve sesión de yoga.

Redescubramos nuestro verdadero interior y reflexionemos sobre lo que nos hace bien, te invito a decidir y a ser parte de la experiencia del cambio, el verdadero potencial reside en tu interior.

Bibliografía

OMS. Autocuidado para la salud y el bienestar.
Durao, Marian, and Edgardo Etchezahar. Hiperconectados: Los desafíos psicológicos de la era digital. 1° ed., Madrid, Techpsylab Ediciones, 2024.