La timidez es un rasgo de personalidad que depende del temperamento de la persona y del tipo de experiencias que haya tenido. La timidez es una emoción que contiene muchas otras emociones: miedo, angustia, tristeza, celos y mucha, mucha, inseguridad. La timidez es una expresión aguda de incomodidad que se siente, principalmente, en la interacción con otras personas. Quienes experimentan una gran timidez pueden desarrollar comportamientos que limitan su desarrollo personal, social y laboral.

La consecuencia más inmediata de esa timidez es la pérdida de libertad en muchas situaciones y momentos de la vida de la persona que la padece. La evitación de las propias opiniones, el silencio, la reserva, la expresión mediante conductas de aprobación, son formas prototípicas de una gran timidez. Y, aunque la timidez no es una enfermedad, tiene un impacto psicopatológico en la mente y en la conducta de la persona, que suele estar mediada por una autoestima baja que lleva a una infravaloración severa de las capacidades propias.

La timidez, tampoco, se debe relacionar como causa efecto o viceversa, con la introversión; no solo son términos, sino realidades distintas con características muy diferentes, sin embargo, tendemos a confundirlas. A diferencia de la persona tímida, la persona introvertida no toma actitudes reservadas por miedo, inseguridad o sentimientos de inferioridad, sino como un acto consciente con el que desea preservar sus inquietudes, sus gustos, sus aficiones o sentimientos para aquellos que considera apreciados, sienten su aprecio y cercanía.

Conviene tener en cuenta, que casi todas las personas, de una u otra forma, tenemos o experimentamos en algún momento un cierto grado de timidez. Y eso no nos suele provocar problemas que finalmente consigamos resolver satisfactoriamente. Para saber si la timidez que podamos experimentar tiene algún rasgo o característica de tipo hipervigilancia o inferioridad realmente problemática, me parece oportuno describir por qué se produce la timidez y los tipos de timidez con la que nos podemos encontrar. Al final del artículo, y siguiendo la línea psicoterapéutica de mis artículos sobre salud mental, te ofreceré algunas claves que pueden ser de utilidad para afrontar este problema cuando realmente sea un problema.

Causas y características de las personas tímidas

Ya hemos enunciado la definición de timidez, algunas causas y algunas características de las personas tímidas en exceso. Ahora profundizaremos algo más en unas y en las otras.

La timidez tiene que ver con factores de carácter genético que favorecen la propensión a adoptar determinadas actitudes de evitación, también tiene un origen mental en relación a la manera en cómo el cerebro procesa determinada información que la persona recibe. La investigación psicológica ha venido a establecer, por encima de esos factores, el papel determinante de la experiencia personal y social, así como de la influencia del contexto en el desarrollo de una timidez extrema.

Lo más frecuente es que la timidez exagerada, como tantas otras cosas, tenga un inicio temprano en la infancia y se fortalezca en la adolescencia, los cambios físicos y sociales que se producen en estas etapas están muy relacionados con el nivel y el tipo de timidez que se pueda experimentar. Es decir, si la timidez es escasamente intrusiva y no acaba resultando ser un problema significativo, o si, por el contrario, es un problema psicopatológico que puede resultar ser bastante incapacitante.

Cuando la timidez no es algo pasajero (en pocos años deja de ser un problema importante), suele estar relacionada con factores, circunstancias o eventos muy definidos. La presencia de complejos físicos, los trastornos de origen somatomorfos (defectos físicos imaginados, hipocondría, comportamientos neuróticos), o sencillamente no estar a gusto con la imagen corporal, puede ser causa de timidez. La baja autoestima - como ya indicamos - es, sin duda, una de las principales causas de la timidez. Cuando un individuo tiene baja autoestima se considera inferior a los demás y no cree que sus ideas sean tan buenas como para que los otros la tomen en cuenta, por lo que su propio prejuicio y miedo a ser rechazado lo inhibe de manifestar su pensamiento.

En la adultez también puede sufrirse de timidez extrema, no solo por haber adquirido este rasgo desde la infancia, sino por alguna circunstancia traumática que haya marcado la vida del individuo, tal es el caso de un accidente que haya provocado la amputación de un miembro, la deformidad de alguna parte del cuerpo o en casos menos extremos, alguna conferencia o evento importante que no salió como se esperaba y en consecuencia trajo repercusiones en las relaciones interpersonales y la percepción que el sujeto tiene de la imagen que transmite a los demás.

Un resumen apropiado de las características más relevantes de las personas con un alto grado de timidez, más allá que en ella predomine un origen interno, como cuando principalmente está relacionada con la autoobservación, o externo, como cuando está ligada al temor a los demás - o sea por la confluencia de ambos orígenes - sugiere que se produce:

  • Una preocupante dificultad en las relaciones sociales, lo que le lleva a dar la impresión de ser alguien poco sociable, retraído emocionalmente y poco afectivo.
  • Presenta conductas poco adaptadas a las situaciones en las que se encuentra.
  • Temores acusados, poca flexibilidad psicológica, conductas de evitación y de huída. bloqueo emocional e inseguridad.

Frecuentemente, las personas tímidas en extremo suelen experimentar síntomas psicosomáticos evidentes cuando transitan uno de esos episodios de gran timidez. Además del típico rubor, aparece la sudoración fría, sobre todo en las manos y en la frente, temblor de la voz cuando no tartamudeo, que añaden al sentimiento de timidez el de vergüenza. En ocasiones, el bloqueo emocional de la persona extremadamente tímida, produce una reacción extemporánea de agresividad como compensación de la incapacidad de poder dar una respuesta socialmente adecuada.

Estos síntomas pueden ser de lo más incómodos, que pueden agravarse si, además, la persona manifiesta sintomatología propia del bloqueo emocional, como episodios de ansiedad anticipatoria o generalizada que, por lo general, se retroalimenta de la excesiva importancia que la persona tímida da a las opiniones de otras personas.

¿Cómo superar la timidez?

Es común, que las personas tímidas no se crean capaces de vencer el miedo que les provoca encontrarse expuesto socialmente. Sin embargo, lo han logrado cuando se lo proponen, pues realmente se percatan de que el único individuo perjudicado por su situación es él mismo. El momento en el cual un sujeto que sufre esta condición decide tomar medidas para superarla, ya está dando el primer paso hacia una vida distinta.

Aunque a las personas tímidas les parezca imposible, se puede superar la timidez, sólo es cuestión de cumplir con los ejercicios y las terapias necesarias, evitando apresurar el tratamiento, pues la evolución y los resultados se verán con el tiempo.

El primer paso para vencer la timidez es tener el entusiasmo por lograrlo. Se debe estar consciente de que será un proceso difícil en donde se tendrá que cambiar la forma de percibir a los demás como una amenaza, lo que puede generar confusión y mucha más ansiedad al principio, pero es necesario para poder alcanzar los objetivos deseados. Luego, es importante consultar con un psicólogo o psicoterapeuta para que este determine cuáles son las situaciones que generan mayor miedo y por qué, y finalmente elabore un tratamiento acorde a las características particulares del paciente.

El procedimiento psicológico más recomendado en casos de timidez es la terapia cognitivo-conductual, ya que esta abarca los dos ámbitos que deben modificar las personas tímidas: su pensamiento y su comportamiento.