Dijo no se quien, que para llegar a ser un experto en algo hay que dedicarle a eso unas 10.000 horas de entrenamiento. Es de estas declaraciones que suenan bien pero que tampoco podría nadie asegurar si eso se consigue con 10.000 horas o con 7.452 horas.
Lo que está claro es que si queremos destacar en algo hay que entrenar mucho, mucho.
Hay personas que tienen un problema con la ira y si tienen aún algo de sentido común se preocupan por ir a psicólogo a ver si pueden mejorar en eso. Muy bien por ellos.
Hay personas que tienen una forma de ver a los demás siempre centrada en lo negativo y en los posibles defectos que tengan. Seguro que conoces a alguien así.
La cuestión es que si pasas el día enfurruñado y te cabreas con los demás sin ponerte restricciones porque crees que es que «yo soy así», no te estás percatando de que llegaste a convertirte en un experto en eso en base a estar en ese estado muchos días.
Si no cortas tus pensamientos negativos respecto a los demás, también te pasará que llegarás a odiar al género humano y solo verás lo malo en la gente. Para ello también tienes que entrenar muchas horas. Día sí, día también, dedicarse a ser un criticón y un tocapelotas tiene sus resultados. Luego un buen día te das cuenta de que eso solo te trajo problemas y ahora quieres cambiar.
¿Sabes lo que necesitas? Efectivamente. Entrenamiento. Y mucho.
El psicólogo te dará las pautas y tú lo tienes que repetir muchas veces hasta ser un experto en lo contrario a lo que eres ahora. Bueno, dicho todo así a grandes rasgos.
Si practicamos todos los días el sonreír a los demás. El ser amables y no unos bordes. El dejar de criticar y fijarnos más en nuestros defectos… Acabaremos convirtiéndonos en unos expertos en la bondad y las buenas relaciones humanas.
Los hábitos son herramientas poderosas para que podamos empezar a generar los avances que todos queremos al menos de palabra. Luego a la hora de la verdad y de comenzar a desarrollar un hábito que te será del máximo beneficio, la mayoría de las personas fracasan pues otros hábitos más antiguos se establecieron en su sistema cognitivo y hacen que posponga todo comienzo o que se boicotee sin parar destrozando cualquier intento de mejora.
¿Te gusta la idea de avanzar, progresar, llegar a situaciones que pudiera parecer difícil llegar? Empieza a practicar. Empieza hoy. Empieza ya.
El hábito se consigue solo en base a constancia, perseverancia, insistencia. La motivación viene después. Contrario a lo que nos venden en las redes, las cosas en la mayoría de las ocasiones se hacen y se deben hacer sin motivación alguna. Es el sentido del logro, lo que se obtiene con esa constante aplicación del conocimiento lo que empezará a generar la motivación y no al revés.
Espera por la motivación y nunca llegarás a ningún sitio. Nuestros padres y nuestros abuelos lo sabían y nos lo trataron de inculcar. «Lo primero es la obligación…».
Esos principios de vida quedan patentes en lo que conocemos de la psicología actual al respecto. Y eso abarca desde los trabajos de Walter B. Cannon (1872-1945), sobre el concepto de activación hasta las explicaciones sobre la conducta motivada humana. Por resumirlo mucho, hablamos de instinto y motivo.
El instinto juega su papel en el activar al humano, pero fuera de eso y a veces tapado este bajo el fragor de la vida cotidiana tenemos que pensar en el motivo. ¿Por qué motivo tengo que hacer esto? Y también muy importante es la pregunta, ¿Y qué pasa si no lo hago?
Déjate de excusas y analiza tu situación. ¿Quieres que cambie? Conviértete en experto.