Hemos conversado con la pintora mexicana, Sarit Lichtenstein, tratando de entender qué es realmente la pintura, qué hay más allá del color y las forma, buscando, como otras veces en la música o la literatura, una puerta que nos revele los secretos del mundo. Sarit al respecto es acaso escueta, porque ella habla a través de su pintura, el lenguaje de su naturaleza íntima, y es allí que se nos abre la puerta hacia su casa.
En nuestros días, la percepción de la realidad se hace con muchos discernimientos, es por eso que nos volvemos a hacer la pregunta, ¿qué persigue la pintora?
Pintar es vivir, ese es el fin que persigo como pintora.
Para mí es así.
Pasan las ideas en mi mente, se capturan imágenes de mi propia imaginación, fugaces y en la memoria las trato de guardar para recordarlas y recrearlas.
Percibir, transmitir, comunicar, crear…
Constantemente percibimos la realidad y al discernir logramos distinguir y captar los momentos únicos. Es también esta la misión del artista, poder transmitir emociones, despertar la parte creativa del ser humano, honrar el gran don que se nos ha dado y trabajarlo dejando un legado único que hable de la realidad en la que vivimos, y claramente la necesidad y deber de mostrar y compartir el arte.
¿Qué es lo que realmente aspira a representar: las cosas, la esencia de las cosas o nuestra relación con ellas, es decir, con la realidad?
La realidad es constante y cambia velozmente, vivimos con un ritmo acelerado que no nos deja ver la esencia de las cosas, la esencia de esa realidad que cambia, y es allí donde el arte es primordial, es allí donde se conjugan todos los elementos, las cosas, la esencia de las cosas y nuestra relación con ellas, y se representan unidos, uno no existe sin el otro; esa es la gran aspiración, entender la esencia pura y así representarla, todo en conjunto, no se puede representar ninguna cosa, ninguna realidad sin entender la esencia de la misma.
Cuando hablamos de música, decimos que este instrumento o esta melodía tiene este o aquel color, aquella textura, etc. Puede hacerse la observación a la inversa, es decir, ¿existe música en la pintura, o poesía?
Definitivamente existe música y poesía en la pintura. En mi trabajo artístico, mi pintura está totalmente vinculada con la música, la poesía y la literatura. Son constantes inspiradoras y parte básica de mi trabajo. Al observar una pintura se activan los sentidos y escuchamos melodías, escuchamos poesía. También se dice esta pintura es como la música de Mahler o esta pintura es como la poesía de Neruda, lo importante es despertar todos los sentidos y lograr una experiencia artística al poder sentir esos momentos únicos, fugaces y de plena felicidad que nos da el arte.
Solo una pequeña parte del universo es visible. ¿Cómo representaría usted la parte que no es visible?
La representaría con mucho color, movimiento y texturas, con la aspiración de poder hacer visible lo que no es visible y asombrar y despertar los sentidos del observador, dejando en su memoria este momento como único.
Para mí presentar mi obra es muy importante, es mi trabajo y la respuesta que tengo del publico es increíble, sobre todo cuando logro un dialogo entre mi pintura y el publico, es allí que se logra representar esa parte del universo que no es visible.
Frida Kahlo estaba siempre presente en su obra pictórica. ¿Pasa lo mismo con Sarit Lichtenstein, de alguna manera?
En mi obra pictórica claro que estoy presente, pero de una manera muy diferente a Frida Kahlo, ella hacia autorretratos, y yo estoy presente a través de mi lenguaje pictórico , de mi propia historia, la manera de utilizar el color, las pinceladas y los textos que están escritos en cada pintura. Se dice ese cuadro es un Sarit Lichtenstein, y es allí cuando estoy presente.