Hablar sobre creatividad implica entrar en algo que nos cuesta definir pero no reconocer. “Creatividad” es sinónimo de “distinto” en algún punto, en algún grado, en alguna situación y de la forma más inesperada. Así llega a menudo a la consciencia.
Cuando hablamos de Coaching, hablamos de un profesional que sostiene bajo un conjunto de técnicas una mirada creativa al servicio de de un proceso de escalada de un cliente, un trabajo sobre nuestro yo, no siempre visible, que está por detrás de cualquiera de nuestras decisiones, comportamientos y actitudes.
Hablamos también de trabajar el crecimiento personal desde espacios no explorados, desde la imaginación. Algo que no todos los clientes pueden hacer en las primeras sesiones que no tan raramente desencadenan resistencias.
Cuando hablamos de mirada creativa, hablamos de mirada abierta, limpia de juicios, desapegada y ajena a creencias. Una mirada expuesta a un lienzo en blanco, a un folio limpio, esperando recibir algo único o algo, sin más. Estamos en el punto de partida de cualquier proceso de crecimiento personal y de muchos procesos corporativos, gráficos, musicales, de comunicación, de emprendimiento, de ingeniería o de uno mismo, queriendo reinventarse. En todos es aplicable la creatividad.
La creatividad como mirada y el trabajo sobre el arquetipo creativo es una herramienta, casi una metodología al servicio del éxito de las personas y de las empresas, entendiendo por éxito no sólo la consecución de resultados sino la transformación que permanece en la identidad, tras cualquier camino de superación. Es algo que tiene que ver con integrar una forma de pensamiento que permite afrontar más eficazmente cualquier situación, evitando sesgos y reduciendo zonas ciegas a nuestra percepción. Imaginemos cuánto suma a una persona o una empresa ser capaz de ver, escuchar y sentir un poco más, de ampliar su percepción como un observador consciente.
No estamos ante nada nuevo. Las empresas líderes han decidido integrar la creatividad a sus procesos y los equipos empiezan a relacionarse con algo que en muchos casos fueron perdiendo en el camino de los planes. Es importante entender que no hay plan digno de ser considerado como tal si no contempla la posibilidad de cambiarse. La creatividad es aquello que nos permite desarrollar estrategias ante situaciones imprevistas, algo que forma parte de la naturaleza efímera y mutable de la vida, por definición.
Hablar de creatividad no es hablar de Arte ni de artistas. No necesariamente. Salgamos de los moldes. Hablar de creatividad es hablar de capacidad de ver distinto y de innovar, desde una receta, hasta una nueva vida, pasando por nuevas formas de relación amorosa, familiar, amistosa o laboral.
Es en momentos y en situaciones de crisis en los que el futuro pueda resultar si cabe más incierto, cuando debemos aprender a ser lo más creativos posibles. Buscar soluciones diferentes a través del planteamiento de asuntos desde otra perspectiva con el objetivo de descubrir nuevas trayectorias se hace completamente necesario. Integrar la energía de la duda y la curiosidad, ordenadamente, en nuestra reflexión no es llamar al caos sino avanzar. Integrar la creatividad en nuestra forma de aprendizaje y en nuestro estilo de vida es, de nuevo, como algunas de las cosas que elegimos, cuestión de actitud.