Nací en Barcelona un principio de otoño de los 90. Desde una edad temprana devoro libros sin piedad, quizás por eso escogí estudiar Filología y no otra carrera más útil para la vida moderna. En la medida de lo posible intento evitar la tan indiscreta pregunta sobre mi identidad. Rehúyo, siempre que me es posible, todo conflicto que me sitúe en el centro de mira y que me obligue a justificarme.

Me defino a través de una contradicción constante entre lo que el mundo percibe de mi persona, lo que quiero proyectar y lo que realmente proyecto. Me construyo, constantemente, en base a estereotipos y aspiraciones propias y ajenas, a veces para satisfacerlas, a veces rechazándolas con virulencia.

Escribo con la única intención de comprender cuál es mi realidad y con qué entresijos la he construido. No me abandero como la poseedora de la verdad absoluta, ni pretendo adoctrinarles en mi visión ̶ subjetiva y parcial en exceso, según mi opinión ̶, pues sería hipócrita por mi parte querer convencer a individuales exquisitamente mejor formados y con una perspectiva más amplia que la mía es la verdadera.