La artista japonesa Kiyomi Iwata convierte la fibra en arte. En su trayectoria artística podemos visualizar dos corrientes diferentes y complementarias al mismo tiempo: por un lado, su origen japonés y su arte tradicional, y por otro lado la influencia del arte contemporáneo americano.

Kiyomi Iwata nació durante la Segunda Guerra Mundial en el año 1941 en Kobe, Japón. Creció durante la reconstrucción y ocupación de Japón por los Estados Unidos por lo que identifica esa época de su vida con el color gris sucio, pero con un toque de color brillante proveniente de las películas de Hollywood.

El puerto marítimo de su ciudad natal era un trasiego de extranjeros y buques que hacía soñar a los jóvenes en un porvenir mejor en América, aunque el motivo de sus viajes fuera en un inició estudiar inglés. Iwata tenía doble nacionalidad al ser su padre de origen estadounidense y a los 18 años eligió esta nacionalidad trasladándose a Washington DC, donde residía la familia de su padre, a estudiar.
Estudió en:

  • En Richmond, en el Museo de Bellas Artes de Virginia.
  • La Escuela de Artesanía de Penland.
  • En la New Schoool for Social Research.
  • En la Haystack Mountain School of Crafts.

Descubrió que quería trabajar con textiles cuando tomó una clase de batik: “Primero, se aplica cera caliente sobre la tela, luego se sumerge la tela en tinte frío, se saca del recipiente y la tela cambia por completo su carácter con colores brillantes, excepto donde estaba cubierta con la cera.” En la época que vivió y estudió en Nueva York se rodeó de mucha gente interesante: Su profesora Françoise Grossen de la New School Social Research; Mildred Constantine, curadora e historiadora de arte que le enseño a utilizar correctamente las palabras y Jack Lenor Larsen. Fue una época muy estimulante para ella. Si bien su carrera artística comenzó en los años 80 y obtuvo una beca de la NEA en el año 1986 no fue hasta el año 2015 que recibió un reconocimiento con una retrospectiva de su obra creativa “Del volumen a la línea” en el Centro de Artes Visuales (VisArts).

image host
Kiyomi Iwata nació durante la Segunda Guerra Mundial en el año 1941 en Kobe, Japón.

Serie “Cajas”

La pieza “Red box” (1985) marcó el inicio de su serie de cajas realizadas con organza de seda teñida con aspecto transparente. Poco a poco fue incorporando alambre para que pudieran mantener la forma y pintaba los hilos o flecos de la seda anudándolos en vez de coserlos con aguja e hilo. Estas obras eran de pequeño formato de 8 pulgadas cuadradas (20,32 centímetros).

Serie Fold (“Pliegues”)

En el año 1991 comenzó a explorar y creó su propia visión del Furoshiki japonés: una tela que normalmente se utiliza para envolver alimentos, ropa o regalos en forma de fardos. Kiyomi los denomina “pliegues” aunque los considera contenedores. Para crearlos experimentó con diferentes mallas metálicas como el bronce, el cobre o el aluminio decantándose por este último al ser un material más moldeable. Dobla la malla con acabados textiles, adornando los bordes con seda, nudos de bordado francés y pan de oro, plata, bronce o cobre. Consiguió transformar esta práctica ancestral en arte del mismo modo que las armaduras japonesas del siglo XVIII eran realizadas con metal y seda.

A esta serie de obras las denomino Fold, realizadas en un formato de grandes dimensiones para colocar en las paredes, con una gran delicadeza y transparencia por los materiales utilizados. Estas obras parecen que envuelvan el espacio, pero en su interior encontramos en algunos casos un Tanka (poema japonés compuesto por 31 silabas en 5 líneas). Algunas personas definen estas obras cómo regalos para el espíritu. Fue una época en la que Kiyomi Iwata vivía en una colonia de artistas en Saratoga Springs en Nueva York.

Serie “Colgadores de cuadrículas áuricas”

Después del fatídico 11 de septiembre del 2001 en Nueva York, comenzó una serie de tapices colgantes y bidimensionales que recuerdan a los rollos colgantes tradicionales japoneses.

Nuestra forma de vida cambió para siempre.

(Kiyomi Iwata)

Para crearlos utilizó los mismos materiales que en su anterior serie Fold: malla metálica, pan de oro, costuras y nudos de bordado francés con la diferencia de la forma y de la colocación del pan de oro en cuadrados formando una cuadrícula para copiar letras de poemas Tankas del siglo XVIII como Haiku o waka. Estos poemas en sus primeras obras los traducía al inglés, sin embargo, más tarde, los escribía en japonés para que no se entendieran, por el lado místico y negativo del contenido del poema y escribiéndolos en oro sobre oro para darles un aire más aúrico al tapiz.

Serie “Torso”

En el año 2003 recibió un encargo para realizar una obra con organza de seda (un material que hacía tiempo que no utilizaba) y creó la serie “Torsos” con formas de figura humana. Estas obras eran de tamaño mediano colocadas sobre pedestales. En ellas busca evocar una sensación de presencia humana y al mismo tiempo de ausencia ya que se asemejan a una piel que hubiera mudado un humano y dejara un molde de su propio cuerpo al igual que las serpientes.

Año 2009

Durante su viaje anual a Tokio descubrió el “Kibiso”: El gusano de seda suele hilar unos 3000 metros y los 10 metros primeros reciben ese nombre al ser un hilo rígido y áspero. Los fabricantes de hilo de seda le buscaron un hueco en el mercado con el Movimiento Verde, convirtiéndose en uno de los hilos más buscados por artistas y diseñadores.

Fue el inicio del cambio en sus obras del volumen a las líneas. Comenzó a explorar y creo la serie “Chrysalis” (Crisálida) que hace honor al estuche rígido dónde crece el gusano de seda. Son obras pensadas para colgarse en la pared. Su obra más grande ha sido “Chrysalis Four” (2014) que, al colgarla y observar su sombra, vio que tomaba protagonismo por lo que también la cosechó formando parte del todo.

Prefiero la sutileza a la explicación completa.
La calidad de lo no dicho es mucho más intrigante que tener todo explicado.

(Kiyomi Iwaka)

Año 2011

Año en el que descubre la parte final de la bobina de hilo de seda llamada “Ogara Choushi” siendo también una parte rígida. Sus obras las forma juntando hasta 50 piezas de este material con nudos de bordado francés formando pequeñas esculturas, a veces agregando papel de arroz y otras pintándolas.

Conclusión

Podemos ver en la obra creativa de Kiyomi Iwaka un gran sentido introspectivo con una gran interrelación entre el hombre y la naturaleza, caracteristica propia del arte japonés. Utiliza la imperfección de la naturaleza dotándola de belleza con el pan de oro, los nudos de bordado francés y te ofrece un regalo o secreto con los poemas Tanka.

Su arte tiene un impulso y belleza poética buscando la simplicidad en el sentido de la vida y transformado a través de sus manos.

Su sentido estético proviene de Oriente y Occidente y lo manifiesta de un modo sutil sin dar una explicación completa buscando elevar el objeto, creando recipientes de secretos o misterios.

El “Kibiso” es la seda que se extrae de la capa exterior del capullo de seda. En el pasado se descartaba al considerarlo “desperdicio” por ser dura para poder tejer. Dependiendo del país adquiere un nombre diferente:

  • Japón: kibiso o choshi.
  • Francia: frisonette.
  • Gran Bretaña: knubbs.
  • EE.UU.: frison.
  • Italia: strusa.
  • India: sarnak.

Entre 1860 y 1920 este hilo era fabricado a máquina en Yokohama (centro de exportación de la seda), según Cooper-Hewitt. Y aunque era considerado un material de buena calidad su uso fue decayendo hasta que en el año 2008 la empresa NUNO, innovo un proyecto de tejido manual con el kibiso refinando su grosor. Cabe destacar a Reiko Sudo, una de las diseñadoras más influyentes de Japón y de NUNO.

Esta fibra es resistente a los rayos UV del sol y repele el agua. Proviene sólo del 2% del capullo de seda y destaca la alta cantidad de proteína sericina que contiene, que le permite absorber perfectamente el tinte. Este producto en bruto es ideal para realizar esculturas.