En el intento de entender con más profundidad las tendencias que observo y comprender desde lo humano aspectos comentados en artículos anteriores sobre la ideología transhumanista y el biohacking como estrategias que buscan mejorar lo humano a través de la tecnología, el día 2 de Julio del 2024 realicé la primera entrevista-conversación a Esteban Celis, el primer artista ciborg chileno. Esteban accedió gentilmente a conocernos y compartir conmigo su visión de lo que ha sido su experiencia, motivaciones y camino para llegar a incorporar tecnología en su cuerpo.

Esteban es un artista chileno de 29 años que comenzó su proyecto como artista cyborg a inicios del año pasado. Nacido y criado en la comuna de Cerro Navia, proviene de una familia donde son 2 hermanos, siendo sus papas también artistas. Actualmente tiene una pareja y una hija.

Aunque nunca estudió arte, según me cuenta, la necesidad de comunicar su mundo y conexión con el entorno lo llevó a buscar nuevos lenguajes para poder expresar sus creaciones y estar más conectado con el medio que habita. Dentro de ello afirma:

A pesar de las cosas negativas, de estar viviendo en esta época, me encanta vivir en ella porque todo lo que veía por la tele cuando era chico ahora es real, en el sentido de que soy una persona asmática y de niño vivía con crisis, me ahogaba y me tenían que llevar a urgencia. Pinchazo a la vena y oxígeno, toda mi infancia fue así. Un resfrío normal era estar semanas en la cama y en ese tiempo la tele fue mi ventana al mundo. Entonces me causa fascinación que todas esas cosas que yo vi cuando era chico ahora son reales, estoy viviendo en ese mundo que yo vi como un sueño y tengo fascinación por el mundo y su futuro. Cuando la gente ve mi trabajo, me pregunta si vi Black Mirror, y es como que “mmm, no”. Realmente me gustan el cine y las series, hay películas que hablan de futuros distópicos muy buenas, pero mi fascinación no va desde ahí.

En este primer artículo, que tendrá su continuación en una segunda entrega, más que entrar en análisis desde mi disciplina, voy a exponer lo que fue en sí misma la entrevista y nuestra conversación con Esteban, para que todos podamos reflexionar juntos sobre lo que aquí aparece, y posteriormente conversar sobre los aspectos y tópicos que recoge la misma, ya presentes en nuestro entorno. Creo que los temas que aquí se nombran atraviesan la necesidad de una mirada interdisciplinar donde las ciencias humanas y de la salud estén integradas en el debate. Cuando observo que el desafío está también en entender en qué contexto y por qué surge esta necesidad de hackear el cuerpo desde lo humano, más allá de la propia narrativa singular, sin dejar de considerar el entorno en que surge y los impactos que puede conllevar.

La realización de esta entrevista conllevó el desafío de una escucha abierta y humana que buscaba ahondar en el relato de Esteban y su experiencia, ante lo que entiendo son manifestaciones nuevas que acompañan a nuestro tiempo y fenómenos que primero debemos comprender y conceptualizar para posteriormente problematizar. Al mismo tiempo, debemos tener claro que no podemos mirar lo humano sin mirar el entorno que lo constituye, ya que finalmente si estamos entrando a una era en donde lo que llaman libertad morfológica comienza a ser una realidad, la pregunta que me hago es desde dónde (deseo) surge la necesidad.

Por mi parte, uno de los enunciados que aparecen que llama mi atención de forma profunda es algo que se repite en la entrevista con Esteban y que observo en muchos otros humanos que han introducido tecnología en su cuerpo aumentando sus capacidades. Observo que la gran mayoría buscan de alguna u otra forma sentir más o aumentar el espectro de su capacidad de conexión y sentidos con el entorno y consigo mismos en conexión con el medio que habitan. Claramente por todo el desarrollo que llevo sobre los vínculos humanos expresado en artículos anteriores y mis cuestionamientos sobre la normalización de la pérdida y afectación de habilidades socioemocionales, la conexión con nuestras emociones y la conexión con el entorno en lo humano, esta búsqueda representa un síntoma o manifestación a analizar en profundidad en próximos textos.

Son muchas las hipótesis y preguntas que me surgen que pasan por la toma de consciencia de cómo estas tendencias podrían incluso responder a intentos de respuestas adaptativas a un medio con las características tiene el que habitamos hoy, o incluso desde el otro lado ser expresada como una contra resistencia a un entorno que nos invita a no sentir, a no estar conectados. Preguntas que seguramente abrirán debates con otros profesionales en próximos artículos.

Si nuestra capacidad de conexión con el otro, el entorno y de sentir se está viendo truncada por el mismo modelo que vivimos, me pregunto hasta qué punto la búsqueda de una amplificación de nuestros sentidos para lograr una mayor conexión podría entenderse también como un intento de volver a conectarnos pero desde una fusión con el entorno (¿vuelve a aparecer la fusión y relación entre el self y el objeto?, me pregunto). O bien, si se trata de dar cuenta de una búsqueda de hiperestimulación que actúe de la misma forma a nivel de potencia que los chutes de dopamina y oxitocina que se ponen en juego en la forma en que se estructuran actualmente las tecnologías y cómo las mismas están influyendo en la forma de funcionar de nuestro cerebro y nuestra emocionalidad.

Como dice la psiquiatra Marian Rojas Estape en metáfora, si un momento de compartir con otro nos da 2 bolitas de dopamina, el scroll en redes sociales nos da 50… Me pregunto por tanto cuál es la intensidad de una experiencia con 5 sentidos versus con 10… y cuál sería la definición de lo humano que se pone en juego si nos definimos desde los objetos que vamos construyendo y en este caso que son incorporados a nuestro cuerpo.

Creo que esta entrevista abre muchos temas a conversar, a mirar y, por lo mismo, desde aquí va mi invitación a que las escuelas de psicología, sociología, medicina, arte y otras, introduzcan estos temas a debate, que nos sentemos a conversar. Al observar, como vengo afirmando hace muchos años, que el avance de las tecnologías dentro del entorno que vivimos con sus características propias está conllevando planteamientos hasta ahora no abarcados por tales disciplinas, que están cruzando lo humano, nuestra identidad, vínculos, nuestro desarrollo, salud y evolución, demandando una mirada más integral de estos fenómenos.

Sin más, y sabiendo que aquí abrimos un abanico de temas, vuelvo a agradecer a Esteban su apertura, y los invito a leer la primera parte de la misma.

¿Cómo se define un ser cyborg? ¿Qué significa esto?

Hay muchas definiciones incluso dentro de lo que es el arte cyborg, pero personalmente me baso en un enfoque del cyborg de las ciencias sociales, en autores como Donna Haraway (creadora del Manifiesto Cyborg) que plantea estas sociedades ciborg. Finalmente que a lo largo de nuestra historia siempre hemos estado rodeados de tecnología, es una extensión de nosotros por ende ya somos ciborg; yo lo veo de esa forma. No creo necesario tener tecnología implantada en nuestro cuerpo para serlo, y tampoco para mí tiene que ver con dejar de ser humano.

Es decir, ¿el Manifiesto Cyborg plantea que hemos estado rodeados de tecnología y ya solo por el hecho de convivir con la tecnología, esto ya nos convierte en ciborg, desde tu mirada y desde el manifiesto?

Sí, pero entiéndase tecnología no solo como cibernética: una mesa o una silla es un invento tecnológico. Es decir, la tecnología siempre ha estado a lo largo de nuestra historia, finalmente siempre ha estado ahí. Creo que es una extensión de nosotros, de nuestra visión de mundo y de nuestra creatividad. Ahora, por ejemplo, estamos en un momento más ligado a la cibernética, y hoy puedo con un Smartwatch sentir las notificaciones en mi muñeca o el mismo teléfono celular es una extensión de nosotros, pero no creo que haga falta o que sea necesario tener algo en el cuerpo o dejar de ser humanos para ser cyborg.

Es decir, ¿para ti no es excluyente, digamos, no por ser cyborg dejamos de ser humanos?

Así es, para mí no es excluyente, en mi caso yo me siento humano. Dentro del arte cyborg tengo colegas, por ejemplo, Manel de Aguas que es músico y artista cyborg, que desarrolla esta mirada transespecie; pero mi discurso artístico no va por ahí. Para mí, el cyborg sigue siendo un humano pero que se entiende con una identidad más ligada a la tecnología, al mundo que le rodea, y también a la naturaleza, porque el arte cyborg tiene esto de agarrar sentidos que están presentes en otros animales e intentar reproducirlos a través de la tecnología en nosotros. Seguimos siendo humanos, pero el cómo nos relacionamos con la tecnología y con el medio hace la diferencia.

Es curioso, ¿no? Porque por lo que te escucho, me pregunto, y me suena un poco a que hay una búsqueda de sentir más de lo que nuestros sentidos nos permiten y de conexión mayor, en vez de ser una raza o especie aparte es como que buscaras una mayor conexión con el entorno, con la naturaleza, con otros animales que ronda en el poder sentir de alguna forma…

Exacto, yo puedo entender que hay gente que por distintas razones, que sean de fe, por ejemplo, dicen poder sentir ciertas cosas o conexiones. Yo entiendo que desde mi experiencia, biológicamente no podemos sentir los campos magnéticos que emiten los objetos, pero con estos aparatos ya puedo sentir los campos magnéticos a través de vibraciones y esa conexión es la que al menos yo busco y desde ahí crear.

A propósito de creación y tu búsqueda de crear desde este lugar, te defines como artista cyborg: ¿qué es exactamente lo que te hace serlo, y qué significa para ti, desde los sentidos, ser un artista cyborg?

En estricto rigor, el arte cyborg es la creación de sentidos cibernéticos, añadirlos al cuerpo y expresarse a través de él es parte del arte ciborg. Por ello, dentro de lo que yo hago esto se considera arte cyborg. Ahora, ¿qué me convierte en cyborg? Para mí no es solo el hecho de tener implantada tecnología en el cuerpo, sino que también es como yo me desenvuelvo en mi entorno con la tecnología, querámoslo o no, la tecnología está en todas partes y ser consciente de ello te da otra visión de mundo y otra visión desde el punto de vista artístico, desde este lugar yo me inspiro y desarrollo lo que quiero hacer artísticamente hablando.

En lo concreto, Esteban, ¿qué tecnología o dispositivos tienes incorporados en tu cuerpo?

Actualmente estoy trabajando en el segundo dispositivo que busca poder escuchar el campo magnético de la tierra a través de una tecnología que va a ir en mi cabeza y va a generar sonidos agradables para mí con distintas variaciones, pero en el primero podía sentir el campo magnético terrestre por medio de vibraciones. Por la forma en que estaba realizado el código finalmente se sentían como latidos en la nuca y detrás de la oreja cada vez que yo giraba la cabeza hacia el norte. También tengo un bio imán en la mano con el que puedo sentir los campos magnéticos de los objetos, a través de vibraciones. Por ejemplo, cuando entro a una tienda logro sentir los detectores de la entrada, o incluso el microondas, todo objeto que emita un campo magnético o tenga imanes lo puedo sentir a través de vibraciones. Si hay objetos que tienen campos magnéticos más fuertes, me vibra mucho más la mano.

Con respecto a lo que tengo incorporado, en el caso del primer dispositivo que me puse en la cabeza, no hubo perforación en mi cráneo y sí me lo podía sacar; pero en el segundo dispositivo que estamos creando sí va a haber perforación, porque tenemos que introducir una placa metálica en la dermis para lograr la conducción ósea y escuchar por ese medio. La tecnología que está dentro de mí ahora es el bio imán y también un chip que tengo en la mano izquierda. Este chip funciona con tecnología de contacto, pero el uso es de índole personal, porque guardo información, y últimamente lo uso para alguna de mis obras de videoarte como el video que viste (Reflejos digitales). El uso que tuvo fue para generar ambientación sonora ya que con aplicaciones puedo generar sonidos a partir del teléfono escaneando el chip.

¿Cuándo comenzó esta idea de la implantación de estas tecnologías en tu cuerpo? Porque entiendo que una cosa es llegar a hacerlo y otra es cuando surge en ti este deseo o motivación de ampliar tus capacidades para expresar o crear desde aquí…

A ver, yo empecé a mostrar lo que pintaba en la pandemia. Comencé pintando, desde muy chico dibujaba y pintaba, siempre me gustó y también siempre estuve rodeado de arte, por el lado de mi mamá (pintora autodidacta) y también de la música, por el lado de mi papá (músico multi instrumentista). Y en la pandemia me atreví, vendí obras y me gané espacios y experiencias muy lindas. Pero el arte cyborg lo conocí en el colegio, escuchando entrevistas de Neil Harbisson.

Llegó un momento en que comencé a meterme más en el mundo del arte, pero sentía la necesidad de ser yo también parte de la obra, de meterme aún más. Y me di cuenta también en una transición como persona y artista que realmente no soy pintor, no me considero pintor, yo veía a amigos pintores y cómo a ellos les hacía sentido expresar sus ideas a través de la pintura, porque realmente son pintores; pero en mi caso no me pasaba esto, yo necesitaba plasmar una idea y buscaba el medio o una forma para poder expresar esto…

Es decir, por lo que te entiendo, la pintura no abarcaba en su totalidad un canal que te permitiera expresar lo que veías, sentías o quería expresar, o incluso conectarte. ¿Necesitabas otro lenguaje…? Es interesante esto que comentas porque me hace pensar en la complejidad del mundo actual, de lo que estamos percibiendo, e incluso de la complejidad de lo humano en términos de los múltiples sentidos y formas de representación de realidad que aparecen desde los sentidos… Pienso incluso en hasta qué punto la palabra puede representar todo el mundo que podemos ver… hoy plagados de un lenguaje que se sitúa más en la imagen, en el símbolo… no en aquello que nombra desde la lengua…

Así es, necesitaba otro lenguaje, y me preguntaba si quedaría mejor transmitir mi idea en video arte, en performance, u otros. Buscaba un lenguaje que a mí me permitiera expresar de la mejor manera lo que yo quería hacer y transmitir… Ahora, encuentro muy válido que si a alguien le hace sentido la pintura pueda expresarse desde ahí, pero a mí no me bastaba, no me llenaba ni me permitía desarrollarme mejor dentro de lo que quería hacer.

Finalmente a principios del año pasado decidí explorar este proyecto, y comencé a meterme a foros de bio-hacking, porque si bien yo tengo nociones de código, necesitaba a alguien que pudiera ayudar a llevarlo a otro nivel, que se pudieran hacer más cosas, y aquí en estos foros me encontré con la Corporación Robot que es un taller de cibernética y robótica. Ahí conocí a Claudio Salvo y él comenzó a ayudarme en el proyecto, lo trabajamos juntos. Lo que es modificación corporal, de los implantes que me incorporé (el imán y el chip) lo hice con Bryan Gutierrez que es un modificador chileno.

¿Y cómo fueron esos primeros días luego de los implantes que te hiciste, desde la respuesta de tu cuerpo y todo lo que se pudo haber movilizado? Porque finalmente entiendo que tenías nuevos sentidos… y si ya nos sentimos a veces sobre estimulados con los que tenemos y la cantidad de información que procesamos cada día, me pregunto cómo fue tu vivencia desde este nuevo lugar los primeros días.

Con respecto a la respuesta de mi cuerpo, uno corre el riesgo de que los rechace, pero en mi caso no pasó, una vez que la inflamación bajó y que la herida se curó ya pude comenzar a experimentar y usar estos dispositivos. En general no sentía nada extraño, solo que los días de frío el imán se siente, se siente que está ahí pero no es incómodo.

Y en el plano de las primeras sensaciones, yo en ese tiempo trabajaba en una biblioteca, y la primera vez que sentí algo fue ahí, porque en la entrada tenían esos sensores que se ponen en la puerta y mi mano vibró y se me quedó tiritando mucho rato. Ya luego paso un par de veces más pero no era tanto; pero me di cuenta de que es verdad que el cuerpo genera ciertas memorias a partir de estas experiencias y vibración.

Y con el chip que tengo en la otra mano, que se enciende una luz cada vez que se escanea, fue nuevo, porque luego de que pasó la hinchazón se veía más la luz desde adentro de mi mano.

Por otro lado, debido al dispositivo que tengo en la cabeza, los primeros días estuve con jaqueca. Las primeras semanas no podía dormir bien, comencé a tener pulsaciones fantasmas, pero luego el cuerpo también se acostumbró, y podía estar sentado sintiendo latidos cuando sentía el campo magnético al girar mi cabeza o estar en orientación hacia el norte todo el tiempo. Con el tiempo ya se sentía normal, mi cuerpo ya se había adaptado, era un sentido más… creo que donde más repercute fue en el ámbito social ahí lo note más.

Con respecto a esto que comentas que donde más repercutió fue en lo social. ¿Qué pasa contigo en esta vivencia del mundo, de ti mismo y en relación con los demás?

Con respecto a la relación con mi familia, siempre he sido el otherside que tiene esta faceta más artística o extravagante, siempre relacionada con la música, los libros, el arte; entonces no fue tan extraño. Mi familia por ejemplo es muy religiosa y yo soy lo opuesto de alguna manera; pero aun cuando crecí en un ambiente así no les costó aceptarlo porque el proyecto cyborg lo comencé el año pasado, cuando ya tenía 28 años. Ya era un hombre “viejo”, ya teniendo una hija, por lo que no se van a meter más allá. Pero sí estaba la preocupación respecto a la salud, obviamente.

En el caso de mi pareja, yo la conocí ya estando en el proyecto. Ella sabía de antes quién soy por lo que no existió transición. Y en el caso de mi hija ella esta fascinada; juega pegándome clips en la mano, y además siempre buscó información mucho antes de que comenzara con el proyecto. Ella me mostraba videos de las personas más extrañas y fascinantes del mundo en donde mencionan a Neil Harbisson, u otros, pero a ella la veo bien. Lo que creo que me queda más adelante es manejar el tema de las redes y todo este tipo de cosas, porque cuando entienda de qué va todo esto al ser más grande, posiblemente va a leer cosas del papa que a lo mejor no le van a gustar. Por lo mismo prefiero hablar antes con ella.

En relación a mi experiencia, me tuve que acostumbrar a cosas que no estaba para nada acostumbrado, desde subirme al metro y que me sacaran fotos a escondidas o me miraran raro. Yo era más de pasar desapercibido, pero dejó de ser así y tiene ese impacto.

No soy alguien que va por la vida diciendo “Hola, soy un artista ciborg” o se presenta de esa forma, me presento como todos, pero siempre sale el tema. Me preguntan muchas cosas pero siempre desde el respeto.

En ese aspecto creo que lo que más me he tenido que acostumbrar es al verme estéticamente diferente. Es como lo que te puede pasar con un cambio de corte de pelo, al principio puede no gustarte pero luego uno puede acostumbrarse y se va sintiendo parte de uno.

Con respecto a esto último que me dices, lo que te entiendo es que te defines desde este lugar en tu rol como artista (como cyborg) pero en lo social no partes de este lugar a la hora de vincularte con otros. Corrígeme si no te estoy entiendo.

Sí, claramente es algo muy importante para mí, tiene que ver mucho conmigo y la tecnología es parte de mí, pero no es todo lo que soy, puedo hablar de otros temas, y soy mucho más que el artista cyborg.

Yo creo que mucha gente piensa que soy una persona que vive en un mundo estéticamente muy ciberpunk, pero la verdad es que no es así. Tengo una vida tranquila, tengo una pareja, una hija, vivo entre Isla de Maipo y Santiago. Me gusta leer, tomar mate, estar en contacto con la naturaleza. No soy de salir mucho de fiesta, alcohol de vez en cuando, no fumo, tengo una vida muy normal y tranquila.