Existen, al menos, dos tipos de escritores o de modalidades o conductas adoptadas por los autores a la hora de escribir: el escritor brújula y el arquitecto.
Escritor brújula o pantser
Pantser proviene de la expresión en inglés “to fly by the seat of your pants”, cuya traducción aproximada sería “volar sin planificación” o “improvisar sobre la marcha”. Este escritor o manera de escribir se guía por la intuición y la inspiración del momento. No suele tener un plan o esquema muy definido antes de comenzar a escribir. Es por eso que también recibe el nombre de brújula, ya que quien la practica se guía por una suerte de brújula interna —su instinto o intuición— que le indica en qué dirección avanzar. Así como la brújula siempre apunta hacia el Norte, quien escribe así, confía en su Norte personal.
Si escribimos así, vamos descubriendo la historia al mismo tiempo que la escribimos. Las ideas, giros y desarrollos surgen de forma orgánica durante el proceso creativo,lo que nos permite una gran libertad creadora. La escritura puede sentirse de esta manera muy natural y espontánea y propicia el encuentro con ideas inesperadas.
Como desventajas, hay que tener en cuenta que puede haber incoherencias en la trama que requieran de una reestructuración en posteriores revisiones. Además, el desarrollo de personajes y tramas secundarias puede resultar desequilibrado. Y existe el riesgo de perder el hilo conductor de la historia.
Escritor arquitecto o plotter
La palabra "plotter" proviene de "plot", que en inglés significa trazar o planificar la trama de una historia. Se utiliza para identificar a aquellos autores que dedican tiempo a diseñar la estructura narrativa, los arcos de los personajes y los puntos clave de la trama antes de comenzar a escribir el borrador.
Esta modalidad de escritura se caracteriza por una evidente organización previa, donde se planifica y estructura la historia con antelación. Se trabaja con esquemas, fichas de personajes y resúmenes de la trama. Nos permite definir la estructura narrativa, los arcos de los personajes y los puntos clave de la trama antes de iniciar el proceso de escritura. Esto nos sirve como una "hoja de ruta" durante la redacción.
Dicha planificación nos permite tener mayor control sobre la estructura y la coherencia de la historia. Facilita la construcción de tramas complejas y el desarrollo consistente de personajes. Y puede reducir la cantidad de reescrituras y ediciones posteriores. Como contraparte, aunque no necesariamente, puede limitar la espontaneidad y la flexibilidad creativa. En ocasiones, la narrativa puede sentirse demasiado planificada o rígida. Y para escritores con cierta ansiedad, puede resultar engorroso.
Como vemos, cada método (plotter vs. brújula/pantser) tiene sus propias ventajas, y muchos autores terminan combinando ambos enfoques según sus necesidades y estilo personal.
¿Cuál es el mejor enfoque?
No hay mejor ni peor método; depende del estilo y la personalidad de quien escribe, y también de la obra en cuestión, darnos cuenta de cuál de los dos métodos, o qué porcentaje de cada uno, le conviene más. Combinando ambos enfoques nos permite planificar algunos elementos clave para mantener la coherencia y, al mismo tiempo, dejar espacio a la improvisación para darle vida y frescura a la redacción.
Pienso que, si, una y otra vez terminamos escribiendo bajo el mismo procedimiento, o si, según la obra, a veces usamos uno y otras veces el otro, más que una elección, es un instinto o necesidad personal la que lo decide, determinada por nuestra manera de ser. Probablemente, una persona que se caracteriza por ser metódica, organizada, detallista o controladora, se decante, casi sin dudarlo, por la vía del escritor arquitecto. Y que, la persona cuya manera de ser se caracterice más bien por los atributos opuestos, ni siquiera considere la vía del plotter y se deje llevar por su propia brújula.
Casos anecdóticos
Cortázar y la realidad fragmentada en Los premios
Durante un viaje en barco de Buenos Aires a París, por aburrimiento, Cortázar decidió concebir una novela que, en principio, tendría cerca de una media docena de personajes, pero, como decidió dejarse llevar por la trama, terminó superando la docena. Este es un claro ejemplo de lo impredecible que puede resultar una historia si la escribimos guiándonos solo con nuestra brújula interior.
En sus comentarios al respecto, Cortázar ha resaltado el carácter lúdico y experimental de su obra. Los premios se presenta como un “juego” en el que los elementos narrativos –desde los personajes hasta los hechos– se disponen de forma que invitan a la sorpresa y a la reflexión. Para él, escribir era, en parte, improvisar y dejarse llevar por el flujo de ideas y coincidencias, lo que se refleja claramente en la estructura.
También ha explicado que la multiplicidad de personajes en Los premios no era fruto de un exceso arbitrario, sino una decisión deliberada para reflejar la complejidad y el azar de la vida real.
Sostenía que la vida no se reduce a un solo protagonista o a una narrativa lineal, sino que está compuesta por múltiples encuentros, coincidencias y personajes. La abundancia de figuras en la novela pretendía dar cuenta de esa diversidad y de la naturaleza dispersa y caótica del destino.
J.K. Rowling – La meticulosa arquitecta de Harry Potter
Famosa por haber planificado cada novela de la serie Harry Potter con un nivel de detalle impresionante, no solo se preocupó por delinear la trama general de la saga, sino que organizó cada libro capítulo por capítulo y, en muchos casos, escena por escena. Este enfoque le permitió mantener la coherencia interna. Cada elemento del universo mágico, desde la evolución de los personajes hasta la resolución de misterios, se entrelaza de forma lógica a lo largo de los libros.
Al planificar así, pudo insertar pistas sutiles y referencias que, vistas en conjunto, enriquecen la experiencia del lector al descubrir detalles que cobran sentido en retrospectiva. Escribir cada parte de la novela se volvió así un proceso más fluido, reduciendo la necesidad de reescribir durante la edición. Como vemos, no siempre la escritura del arquitecto atenta contra la fluidez, sino que, irónicamente, la potencia.
John Grisham – El poder del esquema en la narrativa legal y de suspense
Este autor ha expresado en diversas ocasiones que invertir tiempo en la creación de un esquema detallado es fundamental para el éxito de su obra. Ha dicho que, cuanto más tiempo dedica a estructurar la historia, más claro tiene el camino a seguir durante, y eso le permite abordar los conflictos y giros narrativos de manera orgánica. En un género donde los detalles legales y los dilemas morales se entrelazan, contar con un plan previo ayuda a mantener la narrativa enfocada y coherente.
Al tener un esquema, el proceso de escritura se vuelve menos estresante y más natural, permitiendo que la creatividad se exprese dentro de un marco bien definido.
Sylvia Plath – La rigurosidad del esquema en La campana de cristal
Plath dedicó tiempo a definir la estructura de la novela, lo que le permitió profundizar en los temas de la identidad y la salud mental de forma sistemática.
Como sus escritos suelen explorar aspectos muy personales y emotivos, un esquema le ayudó a organizar sus pensamientos y a construir una narrativa que reflejara la complejidad de sus experiencias. Pudo trazar un recorrido emocional y psicológico coherente para la protagonista, haciendo que el lector se sumergiera en un viaje introspectivo y bien estructurado.
Aunque cada autor tiene su estilo y sus necesidades particulares, el uso de esquemas y estructuras bien definidos ha demostrado ser una estrategia eficaz para facilitar la escritura, mantener la coherencia narrativa y permitir que la creatividad se desarrolle dentro de límites que, paradójicamente, la potencian.