Juan Pablo Gonzalez

Hola, mi nombre es Juan Pablo González, vivo en Río Cuarto, Córdoba, Argentina. Mi vínculo con la literatura, tanto en calidad de lector como escritor, comenzó hace más de veinte años, cuando me interesé por libros de cuentos y novelas sin que su lectura fuese parte de las tareas de alguna materia de la escuela. Recién entonces, es cierto que influido por la afición de recientes amigos que escribían, se me ocurrió intentar escribir mis propias historias de ficción. Así fue como también descubrí la existencia de talleres literarios, y pronto comencé a formar parte del taller de narrativa de la Sociedad Argentina de Escritores, y, al año siguiente, de su taller de poesía. Así pasé varios años, compartiendo historias con sus integrantes y aprehendiendo muchas de las diversas herramientas que permiten convertirse en escritor.

Junto a ellos llegaron las primeras publicaciones en poemarios, logrados con el esfuerzo y dedicación de todos, también la participación en ferias de libro, eventos literarios combinados con otras artes como la música y el dibujo, y la aventura de participar de concursos locales, nacionales e internacionales. También el animarme a contactar a revistas virtuales para ver si me aceptaban como colaborador, y compartir, en cada red social que lo permitía, algún cuento o poema, o los artículos sobre cine que, de a poco, fui animándome a escribir, y después, a mostrar y publicar.

Mucho tiempo más debió pasar hasta que se me cruzara por la cabeza ofrecer el servicio de Coaching Literario, el de Copywriting o el de Ghostwriting. E inmediatamente tras hacerlo caí en la cuenta de que no bastaba con haber sido escritor de ficciones y artículos para detentar tales autoridades. Debía, además, estudiar con más profundidad la teoría literaria que ya conocía. Recién entonces me di cuenta de que había cosas que no sabía; quizás las conocía muy por encima o solo de nombre, y las mantenía a distancia por pensar que no necesitaba conocerlas para escribir bien. Y quizás estuviera en lo cierto, pero sí necesitaba conocerlas mejor si pretendía formar o acompañar a otras personas a través del camino de la escritura.

Confieso que, a diferencia de, quizás, la mayoría de los escritores, e, incluso, de las personas que solamente leen, soy un lector mucho menos aplicado. No he leído tantos libros en comparación con ellos, y, de los que he comenzado, son muchos los que he abandonado. De todos modos, no estoy de acuerdo con la idea de que, a mayor cantidad de libros leídos, mayor sabiduría adquiere el escritor o el lector. Pienso, en cambio, que importa más la calidad de la lectura que realicemos de cada libro. Opino que no hay que devorar libros a menos que sean de tan fácil lectura que permitan hacerlo sin perdernos detalle; en cambio, si la información que contienen es compleja o profunda, y sus autores no los concibieron para ser tomados a la ligera, creo que esos libros merecen lecturas más demoradas e incluso relecturas antes de que nos jactemos de haberlos comprendido en su totalidad.

Otro factor que creo compensa mi escasa lectura, es el consumo de historias a través del cine, tanto mediante series como películas. Porque, al fin y al cabo, si de lo que se nutre un escritor son las historias, ¿qué diferencia hay en que lo haga a través de un medio u otro? Y, además, puede tener sus ventajas, o, al menos, su lado interesante hacerlo desde ambos medios, ya que nuestro estilo se enriquecerá también de las herramientas audiovisuales a la hora de narrar.

Además, el Cine fue mi primera pasión, desde mucho antes que la literatura. Comenzó casi desde que tengo recuerdos. La televisión, entonces, fue mi primera compañía y eso determino que, un poco antes de comenzar a escribir, haya comenzado a tomar fotografías, área en la que también, durante buen tiempo, no me interesó aprender la teoría, y luego, al querer enseñar Fotografía, me di cuenta de que era un paso necesario, no sólo para poder transmitir conocimientos, sino también para poder entender muchas cosas que no entendía y crecer como fotógrafo.

Finalmente, quiero contarte por qué elegí participar de esta revista. Todo escritor quiere ser leído, y, obviamente, mientras más leído sea, supongo que mejor se sentirá. Ya sea por una cuestión de egocentrismo, o por el deseo de compartir lo más posible su escritura, o por una mezcla de ambas cosas, decidí colaborar con revista Meer porque sé que es muy leída y se emite en varios idiomas, y, en lo personal, tener la posibilidad de que algo escrito por mí, no sólo trascienda las fronteras geográficas, sino que además trascienda las fronteras idiomáticas y culturales, es algo que siempre me fascina.

Pueden conocer más de mi trabajo en mi canal de YouTube.

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