El Siglo de oro español fue una época de esplendor cultural y artístico, pero también de profundas crisis económicas. Aunque contradictorio, el Siglo de oro, produjo crisis. Durante este periodo, el Imperio español enfrentó desafíos financieros debido a las constantes guerras, el alto gasto de la Corona y una política fiscal y monetaria ineficaz. Las prácticas de devaluación de la moneda, los altos impuestos y la manipulación económica del Gobierno generaron inflación y una marcada inestabilidad en la economía.

En ese contexto surgieron Juan de Mariana y Sancho de Moncada, quienes cuestionaron las políticas económicas de la monarquía y ofrecieron sus propias visiones sobre el manejo de la moneda y el papel del Gobierno en la economía. Analizar y comparar el pensamiento monetario de Juan de Mariana y Sancho de Moncada, resaltando sus posturas divergentes respecto a la intervención estatal en la economía y la manipulación de la moneda, es importante para la actualidad.

Mientras Mariana defendía una postura ética contra la intervención del Gobierno, considerando la manipulación de la moneda como una forma de injusticia y robo hacia los ciudadanos, Moncada, aunque también crítico, adoptaba una visión más pragmática que permitía cierto grado de intervención estatal para garantizar el orden económico.

Juan de Mariana

Uno de los precursores del pensamiento económico liberal, es recordado por su defensa de los principios de justicia y libertad individual en el ámbito monetario.

En su pensamiento, Mariana argumenta contra la manipulación de la moneda por parte del Gobierno, especialmente cuando esta se emplea como herramienta para paliar las necesidades financieras de la Corona a costa de los ciudadanos. Desde su perspectiva, la intervención estatal en el dinero y la economía no solo es perjudicial, sino también inmoral, pues representa una forma de expropiación indirecta que atenta contra la propiedad privada de los ciudadanos.

Mariana sostiene que el valor de la moneda debe ser respetado y que cualquier alteración en su valor afecta la confianza y la estabilidad de la economía. En su visión, la emisión de moneda falsa o devaluada por parte del Gobierno es comparable a un robo que socava las bases de la sociedad civil y la prosperidad económica.

En el pensamiento de Mariana se observa una fuerte defensa de la libertad económica y la responsabilidad individual, principios fundamentales del liberalismo clásico. Él considera que el Gobierno debe abstenerse de intervenir en la economía y, en particular, en la política monetaria, porque su principal función es la de proteger los derechos de los individuos, no imponer políticas que los perjudiquen. Al manipular el valor de la moneda, el Gobierno distorsiona los precios y desincentiva la creación de riqueza, generando consecuencias negativas para toda la sociedad.

Además de su condena ética, Mariana presenta una serie de argumentos pragmáticos sobre los efectos negativos de la intervención estatal en la moneda. Primero, señala que, al devaluar la moneda, el Gobierno no solo genera inflación, sino que también afecta gravemente a los ahorros y al poder adquisitivo de los ciudadanos. Esto, a su vez, reduce la confianza en la economía y provoca una fuga de capitales, lo que debilita la estabilidad económica y limita el crecimiento. En segundo lugar, Mariana advierte que esta política conduce a un ciclo vicioso en el que el Gobierno, al perder la confianza de los ciudadanos, debe recurrir a medidas cada vez más agresivas para financiarse, generando una crisis económica y social.

Sus críticas a la intervención estatal en el ámbito monetario no son solo un llamado a la justicia, sino también un reconocimiento de la importancia de la estabilidad y la confianza en la moneda como fundamentos de una economía saludable.

Mariana es reconocido por sentar las bases de una crítica liberal al poder del Gobierno sobre la economía, defendiendo que el respeto a la propiedad privada y la estabilidad monetaria son esenciales para una sociedad libre y próspera.

Sus ideas sobre el dinero y el papel del Gobierno representan una de las primeras formulaciones del pensamiento económico liberal, anticipando temas que serían centrales en el desarrollo de la teoría económica moderna. Mariana argumenta que el verdadero progreso económico se logra cuando el Gobierno permite que los individuos actúen libremente en el mercado, sin interferencias en el valor de la moneda o en las transacciones. Su defensa de la integridad monetaria y de la libertad económica sigue siendo relevante en el contexto actual, donde los principios del liberalismo clásico continúan inspirando el debate sobre el papel adecuado del Gobierno en la economía.

Sancho de Moncada

Aunque crítico de ciertos excesos económicos de la Corona, Moncada adopta un enfoque más pragmático respecto al papel del Gobierno en la economía, en comparación con el liberalismo radical de Mariana. Mientras que Mariana se inclina por una mínima intervención estatal, Moncada reconoce que el Gobierno puede desempeñar un rol activo en la regulación económica, especialmente en momentos de crisis o desorden monetario.

Para Moncada, el control estatal sobre la moneda y la regulación de ciertos aspectos de la economía pueden ser necesarios para garantizar la estabilidad y el orden social. Aunque no apoya la devaluación arbitraria de la moneda, sí justifica un nivel de intervención estatal en la economía como un medio para proteger los intereses comunes y preservar la estructura del mercado en beneficio del bienestar general.

A diferencia de Mariana, Moncada no considera la intervención estatal en la economía como una amenaza inherente a la libertad individual; al contrario, ve en esta intervención una herramienta útil para evitar el caos económico y corregir abusos que podrían perjudicar a la población. En su perspectiva, el Gobierno tiene la responsabilidad de actuar cuando las condiciones económicas amenazan la cohesión social o cuando los intereses privados ponen en riesgo el bien común.

Moncada se muestra cercano al pensamiento mercantilista, defendiendo que la riqueza de una nación no depende solo de la libertad económica, sino también de un Gobierno fuerte y comprometido con la defensa de su economía. En este sentido, ofrece un enfoque que se aleja del liberalismo radical de Mariana y abraza una visión moderada, en la que el Gobierno puede y debe intervenir en circunstancias específicas.

La visión de Moncada está fuertemente influida por la doctrina mercantilista (como lo que vivimos en la actualidad), que considera el poder del Gobierno como un factor necesario para proteger la economía nacional y fomentar la riqueza interna. Así, argumenta que el control de la moneda y la regulación de la economía son herramientas legítimas del Gobierno, siempre y cuando se utilicen para proteger a la nación de la inestabilidad y los intereses egoístas de ciertos sectores.

Esta perspectiva le permite justificar la intervención estatal como una medida preventiva y protectora que puede garantizar la justicia y la equidad en la economía. Para Moncada, un Gobierno que interviene para regular el valor de la moneda no solo actúa en defensa de los ciudadanos, sino que también preserva la integridad y la estabilidad de la economía en tiempos de incertidumbre.

Por lo tanto, según esta visión, el Gobierno puede tener un papel activo en el control de la moneda y en la regulación de la economía, siempre que esto contribuya al bienestar común y prevenga el abuso de poder por parte de intereses privados.

Mientras Mariana se apega a una visión liberal y ética que desconfía de la intervención estatal, Moncada adopta una postura más pragmática que reconoce el valor de un Gobierno regulador y protector en situaciones de crisis económica. Esta divergencia entre ambos pensadores ofrece una visión rica y compleja del debate económico en el Siglo de oro, reflejando las distintas corrientes de pensamiento que influirían en el desarrollo del liberalismo y el mercantilismo en la teoría económica.

Comparación

La comparación entre los pensamientos de Juan de Mariana y Sancho de Moncada sobre la economía monetaria revela tanto puntos de convergencia como divergencias significativas en sus visiones. Ambos pensadores, por ejemplo, coincidieron en su preocupación por los efectos negativos que las políticas de devaluación y manipulación de la moneda podían tener sobre la economía y la sociedad.

En sus escritos, estos autores criticaron las prácticas de la Corona española, que recurría a la manipulación monetaria y a la emisión excesiva de moneda para paliar sus necesidades financieras, creando así una inflación que erosionaba el poder adquisitivo y generaba incertidumbre económica. Para ambos, la estabilidad monetaria era fundamental para el bienestar social y el desarrollo económico, ya que una moneda fuerte y estable fomentaba la confianza y la actividad económica.

Sin embargo, las divergencias entre Mariana y Moncada radican en su postura sobre el rol del Gobierno en la economía. Mientras que Mariana defiende una visión profundamente liberal, considerando que el Gobierno debe limitarse a proteger los derechos individuales sin interferir en la economía, Moncada adopta un enfoque más pragmático y moderado.

Mariana ve a la intervención estatal como una amenaza a la libertad y la justicia, argumentando que cualquier manipulación de la moneda por parte del Gobierno constituye un acto inmoral y un abuso de poder que perjudica a los ciudadanos. Para él, la economía debe ser autónoma y regida por las fuerzas del mercado, donde la propiedad privada y la libertad individual son los pilares de una sociedad próspera.

Por otro lado, Moncada considera que el Gobierno puede y debe intervenir en la economía en ciertas circunstancias, especialmente para garantizar la estabilidad y evitar el caos económico. Aunque crítico de los abusos de la Corona, Moncada acepta un papel del Gobierno como regulador y protector, en sintonía con la corriente mercantilista que justifica la intervención estatal en defensa del bienestar colectivo.

Para Moncada, el Gobierno no solo tiene el derecho, sino también el deber de actuar en situaciones donde el mercado no puede resolver problemas de estabilidad y justicia por sí mismo. Esta postura representa una visión más pragmática y menos idealista que la de Mariana, en la cual el Gobierno puede usar el control de la moneda y otras herramientas económicas para proteger el orden y la cohesión social.

Conclusiones

Juan de Mariana realizó importantes contribuciones al pensamiento económico liberal al enfatizar la integridad monetaria y la libertad individual como pilares fundamentales de una economía próspera y justa. Su crítica a la manipulación de la moneda por parte del Gobierno y su defensa de la propiedad privada anticiparon conceptos esenciales del liberalismo clásico.

Mariana sostenía que la economía debía regirse por principios éticos y de justicia, donde el Gobierno respetase el valor de la moneda y protegiese los derechos de los individuos sin interferir en el mercado. Su postura, que rechaza la intervención estatal como fuente de corrupción y abuso de poder, resalta la importancia de la estabilidad monetaria y la confianza en la economía para el crecimiento y el bienestar social. Estas ideas sentaron las bases de una tradición liberal que defiende la autonomía económica y la protección de los derechos individuales.

El pensamiento de Sancho de Moncada, aunque pragmático en su contexto histórico, presenta riesgos cuando se considera desde una perspectiva liberal. La aceptación de la intervención estatal en la economía, incluso con el fin de proteger el orden y la estabilidad, puede conducir a un exceso de poder por parte del Gobierno y a una limitación de la libertad económica.

Moncada defendía un papel regulador del Gobierno que, si bien buscaba evitar el desorden monetario, también justificaba el control de los recursos económicos y la toma de decisiones que podrían subordinar la libertad individual al interés colectivo. Este enfoque, si se lleva al extremo, puede derivar en políticas intervencionistas que afecten negativamente la autonomía de los ciudadanos y el libre mercado. El pensamiento de Moncada, aunque moderado, revela una tendencia hacia el estatismo que podría abrir la puerta a abusos en el manejo de la economía.

Las ideas de Juan de Mariana sobre la importancia de la estabilidad monetaria y la limitación de la intervención estatal tienen aplicaciones relevantes en el contexto actual, especialmente en economías que enfrentan problemas de inflación y devaluación de la moneda. Su insistencia en mantener la integridad de la moneda y en respetar la propiedad privada es un llamado a los gobiernos modernos a evitar políticas fiscales que puedan perjudicar el poder adquisitivo de los ciudadanos y desestabilizar la economía.

En un mundo globalizado donde los mercados son cada vez más interdependientes, la aplicación de un enfoque marianista podría favorecer políticas que respeten la libertad económica y promuevan un ambiente de confianza y seguridad en las transacciones económicas. La visión de Mariana inspira a los defensores de la economía de mercado a promover un sistema en el que el Gobierno actúe como protector de los derechos y no como interventor en las decisiones económicas de los individuos.

Referencias

Fernández Delgado, R. (2001). Liberalismo y estatismo en el Siglo de Oro Español: Un estudio comparado del pensamiento económico de Juan de Mariana y Sancho de Moncada. Madrid: Unión Editorial.