Considerar al arte abstracto dentro de la historia del arte es como encontrar el espíritu del hombre. Las formas plásticas que se han objetivado en el sentido de la pedagogía, de lo conceptual a la contemplación sobre el hecho concreto. Pues bien, el arte de las escuelas de lo iluminado, lo concreto, ha dado contraste a la abstracción para que sea sentido y no solo entendido. Y es aquí, en este punto, donde comienza este recorrido.
El arte se entiende desde la forma al concepto, pero esta ecuación en el arte abstracto se invierte; es decir, que se entenderá desde el concepto a la forma. Y esto es así porque en cualquier obra de arte enseñada por las academias, todo comienza con la copia de modelos y paisajes; es una fotografía de lo que ve el propio ojo, manejado en un mecanismo de estructuras lógicas de líneas, puntos de vista y puntos de fuga. Sin embargo, los bocetos e imágenes de yeso limitan. Solo expresan lo que ven los ojos. Esto es una relación del artista con su objeto, donde busca el lenguaje apropiado para expresar las formas, los colores, las sensaciones y, por ello, hacer que el espectador experimente el sentimiento que lo embargue al ver la obra frente a sus ojos. Pero el artista también trata de sentir y comunicar.
Y lo hace cuando se apoya en una idea y, de ella, en una representación. Su emoción la expresa con la ayuda de una imagen. Más claro aún, es una emoción condensada en una idea que luego plasma en un lienzo o escultura. Por tanto, la expresión artística reside en el modo como el artista siente y concibe la vida. Es decir, siente y comunica.
Hay una realidad profunda y es allí donde el artista no se vale de las formas ni de las imágenes de la naturaleza o figuras humanas. Aquí hay dos mundos: uno superficial, que es el objeto representado en materia, y el otro, que es el propio espíritu del artista y que fluye en su obra de arte. Este acontecimiento surge cuando se compara visualmente la representación artística, indistintamente de la época, con el sentido con que el artista ha seleccionado su mundo en el cual se apoyó para crear su obra de arte. Pero comprender y sentir la experiencia para que el mensaje del arte sea entendido es todo un reto, pues el artista está dando una idea de todo lo que sucede en esa representación.
Ahora bien, imagina los relojes derritiéndose en la obra La persistencia de la memoria de Salvador Dalí, y mediante un análisis de la observación, verás formas abstractas muy particulares como esqueleto de la imagen en general en la obra artística. En un primer momento, será una imagen materializada abstracta y, en un segundo caso, a medida que las formas desaparezcan de tal materia, será una abstracción de la forma representativa. Dicha experiencia empírica de relaciones de cualidades y cantidades da un resultado, y ese resultado de relaciones de análisis y aislamiento sobre el objeto observado es abstracción.
Para finalizar, el arte abstracto no es abstraer un objeto en sí mismo para tener el todo en una representación de los objetos concretos, sino que al abstraer, es una operación mental, una abstracción, para obtener una idea pura que emerge de otras relaciones para obtener el todo al crear. Por lo tanto, el arte abstracto es una metamorfosis del mundo que se proyecta desde el exterior por la subjetividad del artista, en su emoción que se desarrolla y no lo destruye porque es su espíritu su esencia, su pensamiento el que habla.