El artículo desea resaltar la importancia de la ONU1; el Día de la ONU 2024 y el Mensaje del secretario general, Antonio Guterres: un símbolo de esperanza para la unidad global (de la página del día de la ONU 2024).Se hace referencia a: el Derecho Internacional Multilateral el Multilateralismo; la Carta de la ONU y las muy importantes limitaciones iniciales del multilateralismo que requiere la urgente necesidad de reformarlo en su esencia; para finalizar con un análisis de COP292.
A. Día de la ONU 2024 y el Mensaje del secretario general, Antonio Guterres, 24 de octubre de 2024:
Las Naciones Unidas fueron construidas por el mundo, para el mundo.
Desde 1945, es el lugar en el que los países se unen detrás de soluciones globales a los problemas globales. Soluciones que alivian tensiones, construyen puentes y forjan paz.
Soluciones para erradicar la pobreza, estimular el desarrollo sostenible y defender a los más vulnerables.
Soluciones que proporcionan ayuda que salva vidas a quienes viven conflictos, violencia, dificultades económicas y desastres climáticos.
Soluciones que nivelen las escaleras de justicia e igualdad de mujeres y niñas.
Soluciones que abordan problemas inimaginables en 1945: cambio climático, tecnología digital, inteligencia artificial y espacio exterior.En septiembre, la Asamblea General adoptó el Pacto para el Futuro, el Pacto Digital Mundial y la Declaración sobre las futuras generaciones.
En conjunto, estos importantes acuerdos ayudarán a garantizar que el sistema de Naciones Unidas se adapte, reforme y rejuvenezca de forma que sea apto para los cambios, retos que nos rodean y ofrezca soluciones para toda la humanidad.
Pero nuestro trabajo siempre estará arraigado en los valores y principios a temporales de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, y en la dignidad y los derechos humanos de cada persona.
En el mundo problemático de hoy, la esperanza no es suficiente.
La esperanza requiere una acción decidida y soluciones multilaterales para la paz, la prosperidad compartida y un planeta próspero.
La esperanza requiere que todos los países trabajen como uno solo.
La esperanza requiere las Naciones Unidas.
En el Día de las Naciones Unidas, hago un llamamiento a todos los países para que mantengan ese faro para el mundo y sus ideales.(António Guterres. Secretario General de la ONU)
Un símbolo de esperanza para la unidad global
El Día de Naciones Unidas, el 24 de octubre, marca el aniversario del día en que entró en vigor la Carta de Naciones Unidas en 1945. Con la ratificación de este documento fundacional por parte de la mayoría de los firmantes, incluidos los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, Naciones Unidas nació oficialmente.
No hay ninguna otra organización mundial con la legitimidad, el poder de convocatoria y el impacto normativo de las Naciones Unidas. Ninguna otra organización mundial da esperanza a tanta gente para un mundo mejor y puede ofrecer el futuro que queremos. La urgencia de que todos los países se unan, para cumplir la promesa de las naciones unidas, nunca ha sido mayor.
La fecha ofrece una oportunidad anual para ampliar nuestra agenda común y reafirmar los propósitos y principios de la Carta de la ONU que nos han guiado en los últimos 79 años.
Y nacían la Carta de la ONU, el Derecho Internacional Multilateral y el Multilateralismo
En el apartado anterior hemos leído una frase trascendental:
... el 24 de octubre, marca el aniversario del día en que entró en vigor la Carta de Naciones Unidas en 1945. Con la ratificación de este documento fundacional por parte de la mayoría de los firmantes, incluidos los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, Naciones Unidas nació oficialmente.
Efectivamente, a nivel práctico, el Derecho Internacional Multilateral (DIM) y el Multilateralismo, en sí mismo, asociado a la Carta de las NN. UU., han ido construyendo a lo largo del tiempo el más amplio conjunto de tratados internacionales multilaterales -del DIM- del que se haya dotado nunca la humanidad a lo largo de la historia.
Un tratado internacional multilateral sería, a nivel internacional -y al revés-, lo más parecido que tenemos a una Ley de un Estado Nacional (una ley orgánica del estado español aprobada por su parlamento en Madrid; por ejemplo).
¿Cómo la comunidad internacional construye y se dota de un tratado internacional multilateral? Un órgano de la ONU central (la Asamblea General de las Naciones Unidas, por ejemplo y principalmente), una conferencia de estados de la ONU reunida extraordinariamente para estudiar una temática problemática “más o menos novedosa” -el cambio climático, i.e.-, etc., cuando llegan a acordar un documento que quieren que pase a formar parte del derecho internacional multilateral -DIM-, una vez acordado, entonces, deben firmarlo oficialmente como estados participantes que lo han elaborado y aprobado; después el documento debe ratificarse oficialmente por un número suficiente de estados de la ONU -este número suele estar establecido en el propio documento en cuestión-; una vez ratificado por ese número de estados se convierte y entra en vigor, definitivamente, en tratado internacional multilateral, es decir, ley internacional multilateral que queda depositado en un registro ad hoc -especial y/o específico-, de la Secretaría General de la ONU.
Tal y como dice el texto con el que hemos empezado este apartado, la Carta de las NN. UU. siguió, “exactamente”, el proceso que hemos intentado describir. Efectivamente, la frase en cuestión ha dicho:
...el 24 de octubre, marca el aniversario del día en que entró en vigor la Carta de Naciones Unidas. Con la ratificación de este documento fundacional por parte de la mayoría de los firmantes, incluidos los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, Naciones Unidas nació oficialmente.
La carta de la ONU y las muy importantes limitaciones iniciales del multilateralismo
Si, de nuevo, leemos la frase que hemos ido descifrando en el apartado anterior veremos que dice:
por parte de la mayoría de los firmantes, incluidos los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Cuando se fue redactando y finalmente aprobando la Carta de la ONU, las cinco potencias mundiales que ganaban la 2a guerra mundial -los vencedores finales pues, de aquella terrible guerra-, ya se habían ido auto constituyendo como “Consejo de Seguridad del mundo entero”. De hecho, ellos mismos propiciaron y posibilitaron la redacción y aprobación de la Carta de 1945 y, por ello, ya se especifica en el texto analizado:
incluidos los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Ya estaba claro pues, desde el “pre” comienzo, que, en el Consejo de Seguridad de la ONU, cinco estados -EEUU, Inglaterra, Francia, Rusia y China- tendrían un asiento permanente y el derecho a veto. Estas características muy singulares y poderosas, que tendrían estos estados como ganadores de la 2ª guerra, se extendieron, de hecho, a muchos otros rincones de la propia Carta.
Es en este sentido que el Multilateralismo comenzaba su camino en la historia con una primera rueda y media bien pinchada.
Pero las limitaciones iniciales no se acabaron aquí, al contrario. Algunos artículos de la propia Carta son, o por lo menos han sido, incluso peores que el ya considerado y que aún se puede entender o considerar como fruto de la historia.
Efectivamente, en el “Capítulo 1.- Propósitos y Principios” de la Carta, tenemos como referencias muy limitadoras del multilateralismo inicial las siguientes:
Artículo 2.1. La Organización se fundamenta en el principio de la igualdad soberana de todos sus miembros.
Artículo 2.7. Ninguna disposición de la presente Carta autorizará a las Naciones Unidas a intervenir en asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de cualquier Estado.
Estas afirmaciones de la soberanía “absoluta” de los estados ante los temas y las propuestas necesarias para solucionar los problemas internacionales acabará siendo -desde mi punto de vista- el lastre más importante de la organización y, sobre todo, de la implementación de todo aquello (de tantas y tantas cosas) que la ONU habrá dado de sí misma en los distintos tempus históricos. Podríamos decir que la propia médula de la ONU actúa de freno permanente de sus grandes y necesarias capacidades.
Esto ya implicará escribir algún otro artículo de esta especie de serie, de la que hoy presentamos sus dos primeras partes.
Efectivamente, cuando hoy decimos que debemos hablar de la ONU, de lo que realmente debemos hablar, urgentemente y ante todo, es de que “un nuevo multilateralismo” debe emerger para gobernar democráticamente el mundo.
La figura que dejamos a continuación, pretende ser sólo la ilustración, a modo de ejemplo, de que esto, afortunadamente, ya empieza a intentarse hacer). Pero queda mucho camino para andar.
B. De cómo el multilateralismo de la Carta de la ONU impide gobernar democráticamente el cambio climático
Los problemas del medio ambiente y las Conferencias de la Madre Tierra (1972, 1992, 2002, 2012). La Cumbre de la Tierra de Río 92 y la UNFCCC3. El Derecho Internacional Multilateral Medioambiental y la UNFCCC
A lo largo de la historia de la segunda mitad del siglo XX y de este comienzo del siglo XXI, cuando la ONU ha querido ir enfrentando nuevos retos y problemas mundiales, a menudo ha convocado conferencias internacionales específicas y/o temáticas para ello. Estas conferencias internacionales específicas y/o temáticas no dejan de ser reuniones extraordinarias -para tratar estas nuevas temáticas- de la Asamblea General de la ONU (donde, por tanto, todos los estados miembros de la ONU están convocados en su condición de miembros de la misma).
Así ocurrió cuando la preocupación por los temas medioambientales llegó a la palestra durante los años 60 del siglo XX. Desde la ONU se convocó la Cumbre Internacional de la ONU sobre “El medio ambiente humano”, celebrada en Estocolmo en 1972. Y, además de un lenguaje antropogénico que hoy ya nos duele a los ojos solo de verlo, en esta Conferencia se optó, como “gran” resultado final de la misma -y puede que incluso fuera de una forma algo inconsciente-, por una opción metodológica que ha estado, desde entonces, a la cabeza -más que cualquier otra opción- en el tratamiento político de los temas medioambientales.
Cada problemática ambiental que se ha ido afrontando (o intentando hacerlo) ha dado lugar a un nuevo Tratado específico o temático dentro del Derecho Internacional Multilateral (como lo llamamos -y empezamos a analizar- en la Parte I de esta publicación). Sería muy importante recordar aquí y ahora que, en este sentido, la propia Carta de la ONU de 1945 es, de hecho y claramente, una especie de Tratado iniciático -de la nueva época internacional post 2ª guerra mundial- del Derecho Internacional Multilateral (DIM).
Siempre en este contexto, la segunda gran Conferencia Internacional de la ONU sobre “Medio Ambiente y Desarrollo Humano”, celebrada en Río de Janeiro de 1992, y que ha pasado a la historia bajo la denominación de la “Cumbre de la Tierra Rio92”, tuvo una cantidad ingente de resultados de gran importancia y suficiente calidad (entre otras cosas porque se había preparado muy bien -durante algunos años- por parte de muy mucha gente -incluida, casi por primera vez, gente del mundo de las ONGs y de otras organizaciones de la sociedad civil, como las llamamos actualmente-).
Entre estos resultados hay uno -que, lógicamente, es el que nos interesa destacar hoy- que es la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, UNFCCC (de su nombre en inglés). La “famosa” ”Convención Climática” fue aprobada pues en aquella Cumbre de la Tierra Río92. Y fue aprobada explícitamente como nuevo Tratado del Derecho Internacional Multilateral (DIM). Esto significa que tiene estados firmantes, estados ratificantes y estados -como lo es los EE.UU. que, a veces, se auto consideran estados ratificantes o, como volverá a ocurrir cuando el Sr. Trump vuelva a presidir los EEUU, no se considerarán como tales-.
Aunque a efectos prácticos esto pueda no implicar demasiadas diferencias legales reales, esto significa que cuando los EE.UU. no se sientan o no sean -aunque sólo sea en relación a alguna de las diferentes patas en las que se ha ido desarrollando la Convención Climática - un estado ratificante, entonces, bien explícitamente en este caso, querrá decir que los EE.UU. no se sentirán y no serán concernidos ni vinculados (y desde el punto de vista del DIM así se considerará) por nada de lo que dice, por ejemplo, el Acuerdo de París y sus desarrollos “normativos” que ya haya tenido ni, por supuesto, de los nuevos que se puedan ir elaborando como, por ejemplo, en la actual reunión de Bakú de la COP29, de noviembre de 2024.
"Los negacionistas climáticos" habrán vuelto a ganar pues -nuevamente- un muy gran empuje en contra de los defensores, por ejemplo, de una "Transición energética basada en la Justicia Democrática Climática", como una de las opciones principales que se consideran imprescindibles para luchar contra el cambio climático, en el contexto del Acuerdo de París.
Esta posibilidad no ratificadora, tan utilizada en el contexto de lo que estamos considerando hoy y aquí por EE. UU. -nunca ratificaron tampoco el Protocolo de Kioto-, es una muestra muy importante de que el multilateralismo soberanista de la Carta de la ONU (extremadamente respetuoso con la soberanía de los estados nación – véase otra vez la Parte I de esta publicación), introduce un grado de elevadísima debilidad de lo que podríamos llamar el Gobernamiento Democrático Mundial. “Cuando a mí no me gusta, me salgo”.
El Acuerdo de París o el más puro y auténtico nuevo ejemplo de un multilateralismo “soberanista” -pero antidemocrático- tanto o más castrante que inútil
Sin entrar todavía en el contenido -interior- del Acuerdo de París (véase para ello la parte B.3.bis de este mismo artículo), cree quien escribe que, probablemente, el Acuerdo es un ejemplo realmente paradigmático de los “desastrosos” frutos que ha ido acabando dando ese multilateralismo castrante del que venimos hablando en las distintas partes de esta publicación.
Uno de los motivos de que así fuera lo habríamos encontrado ya, de hecho, con cómo se fue poniendo en marcha la misma “Convención Climática” de Río92: la UNFCCC, bajo el paradigma multilateral soberanista plenamente vigente en aquella época.
Los Tratados del DIM tienen, usualmente, diversas características más o menos comunes. Coherentemente con su marco originario, se organizan de una forma más o menos mimética a lo que serían una ONU en pequeño. Los estados finalmente ratificantes se llaman "estados parte", o simplemente "partes", del tratado. Y la reunión de todos ellos se conoce, entonces, como la Conferencia de las Partes que, en inglés, lleva a sus siglas COP. Estas COPs -que pueden tomar nombres un poco diferentes para ser bien diferenciadas y/o diferenciadoras entre si cuando, sobre todo, son hijas unas de otras; esto ha pasado mucho en el caso del cambio climático- son o juegan de hecho el papel de Asamblea/s General/es del Tratado en cuestión. Normalmente, el texto del Tratado ya prevé, explícitamente, cómo se podrá, primero, poner en marcha su funcionamiento -es decir, cuántas ratificaciones se necesitarán para que el Tratado entre en vigor a todos los efectos- y, segundo, cómo empezará a funcionar, en régimen normal o estacionario, y, en concreto, cómo se organizará el funcionamiento de su COP.
Pues bien, en este contexto, lo normal es que en la reunión de la primera COP de un nuevo Tratado del DIM se elabore y se apruebe, en su caso, el reglamento de funcionamiento del Tratado en cuestión. Así se hizo en este caso en la COP1, celebrada en Berlín en 1994, de la “Convención Climática”.
El autor es de las pocas personas en el/del mundo mundial que considera muy importante explicar, siempre que puede, que en el Reglamento de Funcionamiento de la “Convención Climática” existe un artículo que nunca se ha podido aprobar: es el artículo que debería determinar cómo se toman las decisiones dentro de su COP.
Esto tiene unas implicaciones prácticas políticas muy importantes -importantísimas-: sin la aprobación de este artículo, entonces, todo debe aprobarse -todo se puede aprobar sólo- por unanimidad o por consenso de todas las “partes” a/de la Convención Climática, porque “no se sabe” cómo tomar decisiones en su seno. Pero aún más: esto implica que todo "estado parte" de la "Convención Climática" pasaba -desde entonces, y sigue siendo así en pleno 2024- a tener en la práctica derecho de veto. No nos entretendremos ahora a valorar este hecho que, sin embargo, tiene del todo escandalizado a medio mundo y al otro medio, cuando se habla del famoso -y también terrible- derecho de veto de los cinco estados “ganadores” de la segunda guerra mundial en el Consejo de Seguridad de las NNUU. Pues bien, en la Convención Climática y tratados conexos derivados – Protocolo de Kyoto; Acuerdo de París- todos sus estados miembros/partes tienen derecho de veto.
¿Qué hay detrás de esa problemática? Desde el punto de vista de quien escribe: lo trascendental de que el “soberanismo casi absoluto”, de los estados miembros de Naciones Unidas, y tan recogido como principio básico a/de la Carta de la ONU, es que es casi imposible de compatibilizar con un sistema de toma de decisiones, mínimamente democrático, que tenga en cuenta -y respete también y al mismo tiempo- unas determinadas proporciones -con las garantías necesarias para las minorías - de mayorías y minorías entre los estados miembros y/o partes de la ONU y, por tanto y como ejemplo muy importante, de la Convención Climática y derivados.
Y porqué significarlo aquí de forma tan explícita y destacada. Pues porque sólo hace falta pensar unos instantes en las implicaciones políticas que esto tiene. El fracaso de Copenhague en la COP de 2009 ya tuvo una de sus importantes explicaciones en lo que acabamos de comentar. Y el hecho de que el Acuerdo de París tome acuerdos sobre la temperatura de la superficie terrestre y no sobre lo que deberían hacer sus estados partes para luchar contra el cambio climático es evidente, a juicio de quien escribe, que es porque cómo será muy difícil tomar acuerdos sobre los problemas y las responsabilidades humanas – y de los estados en los que viven- sobre el cambio climático, entonces, los traspasamos a acuerdos sobre lo que nos gustaría que hiciera el planeta tierra él “solito” por su parte, cuenta y riesgo.
Incapacitados para tomar decisiones sobre lo que debemos hacer nosotros, hemos aprendido a hacer ver que las tomamos –externalizándolas- y sin, de hecho, tomarlas.
Por tanto, el Acuerdo de París es así como es, una de las derivas más absurdas y peligrosas del multilateralismo castrante de siempre, pero, de hecho, porque es difícil -es casi imposible- aprobar algo más útil y eficiente -insistimos- en el marco del castrante multilateralismo "soberanista" vigente.
B.1 Una mirada a la COP29; datos del estado del mundo como contexto: ¡Lo más importante!
Datos del estado del mundo y la evolución actual del cambio climático
Intentaremos resumir aquí el estado actual de aquellos datos del estado del mundo que más nos pueden ayudar a comprender la evolución del cambio climático en la madre tierra y, también y naturalmente, de las repercusiones que hayan podido tener -o no- las políticas que se hayan aprobado y se estén -más o menos- implementando para luchar contra él.
Uno de los principales beneficios de la realización anual de una COP de la UNFCCC es que estos datos se ponen al día en diversos informes de diversas organizaciones y de la propia Convención Climática y órganos afines (el IPCC, la UNEP, el UNDP, la IEA, etc.). Por lo tanto, para hacer lo que pretendemos nos nutriremos de extractos cortos de textos de los informes citados. A ver si puede quedar, todo ello, un poco claro:
1.Concentraciones en la atmósfera.
Según la WMO-OMM 5 (y cogiendo como hilo las palabras del periodista especializado de La Vanguardia, Antonio Cerrillo, con algunas palabras añadidas por el autor entre paréntesis):
Las concentraciones de los gases que calientan la atmósfera (que viven en su troposfera y son, entonces, la causa de la modificación antropogénica del efecto invernadero y, por tanto y finalmente, del aumento de la temperatura media global de la superficie de la tierra) registraron en 2023 un nuevo nivel máximo, que exponen el planeta “a sufrir un aumento de las temperaturas durante muchos años.
El CO2, por ejemplo, principal gas de efecto invernadero, se está acumulando en la atmósfera a un ritmo nunca visto en la historia de la humanidad, aumentando en un 11,3% en tan sólo dos décadas. “Dada la vida extremadamente larga del CO2” en la atmósfera, el nivel de temperatura ya observado persistirá durante varias décadas incluso si las emisiones se redujeran rápidamente a cero limpio”.
Quien escribe aquí no puede dejar de recordar que la principal consigna progresista que llenaba la Cumbre fracasada de Copenhague del año 2009 -la de aquel “final” entre Obama y BRICS-, era conseguir que el pico de la concentración de los GHG 6en la atmósfera fueran las 350ppm, cuando ahora ya las tenemos a 420ppm (ver la siguiente figura adjunta de informe del WMO-OMM 2023).
2.Emisiones hacia la atmósfera.
Según el ya tradicional y siempre esperado “UNEP Emissions Gap Report 2024 ” 7:
Las emisiones totales de los GHG, es decir, las que se lanzaron desde los diferentes focos de actividad terrestre hacia la atmósfera, aumentaron un 1,3% respecto al nivel de 2022. Lo que ha supuesto una tasa superior a la media de la década anterior a la pandemia de la COVID (2010-2019), cuando el crecimiento de las emisiones fue del 0.8% anual.
3.Sobre las NDCs del Acuerdo de París. Y sobre algunos contenidos del Acuerdo de París.
En la visión general del mencionado último informe de la UNEP se sigue diciendo:
Las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) actualizadas según el Acuerdo de París, que se presentarán a principios del próximo año antes de la COP30 en Brasil, deben prometer colectivamente y ofrecer recortes sin precedentes en las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 para mantener vivos los 1,5 °C.
Para seguir un camino de menor coste por 1,5 °C, las emisiones deben bajar un 42% en 2030, en comparación con los niveles de 2019.
De cara a 2035, el próximo hito después de 2030 que se incluirá en los objetivos NDC, las emisiones deben bajar un 57% para 1,5 °C.
Dado que las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron un 1,3% interanual hasta 57,1 giga toneladas equivalentes de dióxido de carbono en 2023, la tarea se ha vuelto más difícil; 5% de las emisiones cada año hasta 2035 para 1,5 °C.
Si sólo se implementan las NDC actuales y no se muestra otra ambición en los nuevos compromisos, lo mejor que podríamos esperar es un calentamiento global catastrófico de hasta 2,6 °C (en realidad probablemente del doble de esta temperatura) al largo del siglo.
En opinión de quien escribe, esta última afirmación es todavía muy optimista y, en cambio, más bien se pueden esperar valores mucho mayores sobre los que nos seguimos negando a pensar y hablar, descansándonos en pretendidas revoluciones tecnológicas futuras (una visión bien liberal) defendida a menudo, y desde hace mucho tiempo, por el conocido economista catalán Xavier Sala i Martín.
B. (3. bis.)
Para el lector no seguidor fervoroso de los Acuerdos de París y sus desarrollos y sus "normativizaciones" posteriores sólo indicar que el Acuerdo de París es una especie de "brindis el sol", que según sus famosos objetivos recogidos en su artículo 2 -lo que de hecho sería el tratado vinculado a la UNFCCC- tratará de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 grados Celsius en comparación con los niveles preindustriales, y se esforzará por limitar el aumento a 1,5 grados Celsius.
¿Y esto cómo? ¡Bah! Pues gracias a las NDCs (en Bakú este año y en Brasil el próximo año se presentarán y se analizarán las NDCs.3) que los estados irán presentando -cada uno la suya, para que no se la puedan copiar entre ellos- en una especie de ciclos de cinco años y que, como por arte de magia -sí, si lo leen bien-, se alinearán “astralmente” entre ellas para dar, como resultado conjunto agregado, las temperaturas objetivadas del artículo 2 del Acuerdo.
Y ni se quejen ni sufran, si el multilateralismo más castrante que nunca de la historia lo dice, algo habrá de ciencia infusa al dejar casi en manos del azar, el caos y las incertidumbres unos resultados agregados que no empeoren, en mucho, la situación que, en teoría, se quiere detener.
Estos compromisos son cruciales para conseguir los objetivos de temperatura y deben revisarse y actualizarse cada cinco años para aumentar la ambición. Véase al respecto el punto 5. de la última parte de este artículo.
4.El mix energético mundial del 2023
Según distintas organizaciones de productores y consumidores de energía a nivel mundial; y, en particular, según la IEA : 8el mix de las energías primarias que el mundo consumió durante el año 2023 es el recogido en la siguiente figura adjunta.
Desgraciada y trágicamente toda liga. Del total de energías primarias consumidas por los humanos durante el 2023, más de un 80% proviene -es- de energías fósiles (este 80% lo llevamos arrastrando, sin descanso, desde los años 80 del siglo pasado; pero cuidado porque, además, un 80% de una cantidad total que cada año va aumentando (porque la demanda de energía por parte de los humanos no para de aumentar), significa entonces que, cada año, tenemos más y más consumo total de energías fósiles. Sólo la pandemia de la Covid tuvo la virtud de provocar un cierto paro, pero, eso sí, muy puntual.
Por tanto, es lógico que, en consecuencia, como resultado de que los humanos seguimos aumentando nuestro consumo anual de energías fósiles, entonces cada año acabamos emitiendo más GHG hacia la atmósfera y, por tanto entonces, la concentración de estos gases a la atmósfera aumenta también cada año y, final y dramáticamente, que, por tanto también, la temperatura en la superficie terrestre sigue aumentando año tras año debido a la modificación antropogénica del efecto invernadero.
No deja de ser cierto, tampoco, que, si se mira esta figura de encima nuestro con atención, se hace evidente que el porcentaje, en el mix total de las energías primarias, de las energías no fósiles de 2023 muestra la continuidad en su aumento durante los últimos años. Y que, al menos ahora mismo, ya "se ven a simple vista" en esa figura. El conjunto de "Nuclear + Hidráulica + Eólica + Solar + Bio fuels modernos + otros" ya representa alrededor de un 15% del mix total.
Este sub mix “no fósil” tiene algunos componentes bien controvertidos:
la opción nuclear no parece que sea la opción que sea más deseable para resolver las necesidades energéticas del mundo (es un recurso escaso y no renovable y, en cambio , con unos residuos muy peligrosos y que la humanidad aún no sabe qué hacer con ellos);
la hidráulica está alcanzando sus límites geofísicos; ya no se pueden construir muchas presas hidráulicas más en los ríos de nuestra madre tierra;
los biofuels modernos, lo que nos pueden dar de energía nos lo toman de suelos agrícolas imprescindibles para la producción agrícola mundial destinada a la alimentación humana. Según distintas organizaciones de productores y consumidores de energía a nivel mundial; y, en particular, según la IEA: el mix de las energías primarias que el mundo consumió durante el año 2023 es el recogido en la siguiente figura adjunta.
Desgraciada y trágicamente todo tiene relación. Del total de energías primarias consumidas por los humanos durante el 2023, más de un 80% proviene -es- de energías fósiles (este 80% lo llevamos arrastrando, sin descanso, desde los años 80 del siglo pasado; pero cuidado porque, además, un 80% de una cantidad total que cada año va aumentando (porque la demanda de energía por parte de los humanos no para de aumentar), significa entonces que, cada año, tenemos más y más consumo total de energías fósiles. Sólo la pandemia de la Covid tuvo la virtud de provocar un cierto paro. Pero, eso sí, muy puntual.
Por tanto, es lógico que, en consecuencia, como resultado de que los humanos seguimos aumentando nuestro consumo anual de energías fósiles, entonces cada año acabamos emitiendo más GHG hacia la atmósfera y, por tanto entonces, la concentración de estos gases a la atmósfera aumenta también cada año y, finalmente y dramática, que, por tanto también, la temperatura en la superficie terrestre sigue aumentando año tras año debido a la modificación antropogénica del efecto invernadero.
No deja de ser cierto, tampoco, que si se mira esta figura de encima de nosotros con atención, se hace evidente que el porcentaje, en el mix total de las energías primarias, de las energías no fósiles de 2023 muestra la continuidad en su aumento durante los últimos años. Y que, al menos ahora mismo, ya "se ven a simple vista" en esa figura. El conjunto de "Nuclear + Hidráulica + Eólica + Solar + Bio fuels modernos + otros" ya representa alrededor de un 15% del mix total.
Este sub mix “no fósil” tiene algunos componentes bien controvertidos: a) la opción nuclear no parece que sea la opción que sea más deseable para resolver las necesidades energéticas del mundo (es un recurso escaso y no renovable y, en cambio , con unos residuos muy peligrosos y que la humanidad aún no sabe qué hacer con ellos); b) la hidráulica está alcanzando sus límites geofísicos; ya no se pueden construir muchas presas hidráulicas más en los ríos de nuestra madre tierra; c) los biofuels modernos, lo que nos pueden dar de energía nos lo toman de suelos agrícolas imprescindibles para la producción agrícola mundial destinada a la alimentación humana.
C. Alguna valoración -desde la lejanía- de la COP29 y de su final
Las NDCs3: desde la COP29 de Bakú, Azerbaiyán, a la COP30 de Brasil del 2025
Lo que dice la ciencia, es decir, el IPC … y que permite al Secretariado de la “Convención Climática” realizar informes y análisis de las situaciones por las que vamos pasando y pasaremos en función, muy principalmente en este caso, de cuáles vayan siendo los sucesivos nuevos paquetes “quinquenales” de NDCs (las NDCs2 pasadas y las NDCs3 futuras).
Nosotros no entraremos, en este tipo de artículo, a presentar o comentar los contenidos que existen en estos informes y análisis. Pero por si algún lector “experto” e interesado en el tema pasa por aquí, le dejamos la figura primordial de dicho informe que, también desgraciadamente, muestra cuánto de mal vamos en eso que llamamos la lucha contra el cambio climático, mediante las NDCs.
El “cuanto de mal” sería sinónimo aquí de la gran diferencia de la dirección a la que vamos con las actuales NDCs2 respecto a la que deberíamos ir de acuerdo con el IPCC (en relación a los objetivos de temperatura del propio Acuerdo de París : los 2oC y, a poder ser, lo más cerca posible a los 1,5oC). La figura siguiente, por sí misma y procedente de estos informes, ya lo deja entrever muy claramente.
El hecho de que se hable más o menos de las NDCs2 y las NDCs3, un poco al margen de lo que es la COP29 es otro resultado de los desarrollos que ya ha habido del Acuerdo de París y que, entre otras muchas cosas, ya han dejado ordenados los tiempos entre unas NDCs y las posteriores, y de cuándo se harán los Global Stocktates (los Balances o Inventarios globales de un conjunto de NDCs) para analizar el papel agregado de las NDC inmediatamente anteriores.
Pues bien, en la figura adjunta a continuación nos llevan ya más allá del 2030, y tenemos visualizadas estas citas temporales.
Fijémonos pues que a la COP29 de Bakú no le toca/tocaba hacer/evaluar/concluir ninguna de las etapas claves del desarrollo del Acuerdo de París. Pero como leeremos en un próximo subapartado de este artículo, siempre quedan cosas que hacer para ir desarrollando el Acuerdo de París. Los franceses dejaron mucho trabajo por hacer. Y la grave problemática del cambio climático cada día que pasa nos deja y nos dejará muchas más cosas por hacer.
Mirándolo desde la lejanía
Quien escribe todavía añora estar presente en una COP. Para mucha gente es una experiencia insoportable y deprimente. Para alguna gente –un servidor, por ejemplo- es una experiencia siempre motivadora, adrenalínica y, al fin, altamente formativa: aprendiendo múltiples cosas a muchos niveles; incluso sobre los comportamientos humanos. Y, naturalmente, sobre el funcionamiento real del multilateralismo soberanista del que hemos hablado ya bastante en este artículo y deberemos volver a hacerlo en su final.
La última COP a la que tuve la oportunidad de asistir fue la COP26 de Glasgow 2021. Una COP finalmente importante probablemente porque, en contra de lo que parecía, la presidencia inglesa se la tomó muy en serio y tenía, desde el principio, objetivos claros y serios que, más o menos, fue capaz de que se acabaran alcanzando.
Hoy, aunque el artículo no lo tiene como objetivo fundamental, parece que me corresponde escribirlo -en un artículo que tiene el contexto que tiene- y hacer alguna valoración de lo que puede haber sido la COP29 de Bakú que finalizó, como es habitual, muy tarde: el domingo 24 de noviembre.
Si una COP no terminara más tarde del día en que debería haber terminado -en este caso el viernes 22-, entonces ya no sería una COP. Debemos recordar que nuestro rancio multilateralismo implica -necesita-, en el caso de las COPs, que todo se apruebe por consenso. Esto da una fuerza a todos los estados partes que les permite estirar hasta el último segundo camino “a casa” y es esto, en último término, lo que lleva a finales caóticos donde es más el cansancio físico y mental, que la razón, lo que acaba conduciendo, nunca se sabe exactamente ni el cómo ni el porqué, a un final totalmente fuera de reloj y “tamaño”.
Sin embargo, quien escribe también quiere que quede claro, que cualquier valoración sin haber estado y seguido presencialmente una COP, no podrá dejar de ser nunca una especie de relato “de novela de caballerías” que, incluso, puede llegar a tener muy poco que ver con lo que haya sido realmente la COP en cuestión. Ciertamente, también puede haber relatos desde dentro que, de hecho, sean lo mismo; ¡cuánta gente en una COP no se entera realmente de lo que ha pasado de importante y/o significativo en aquella COP!
¿Qué papel podía jugar la COP29? ¡La COP de las finanzas! ¿Una COP sobre la ambición en la mitigación versus la adaptación?
En la estructura temporal que finalmente ha ido adoptando el Acuerdo de París para llevar a cabo sus tareas de ir alcanzando sus fines (ver la penúltima figura adjunta -y los comentarios hechos sobre ella- antes de llegar hasta aquí), la COP29 de Bakú -ya ha quedado dicho- no coincide con ningún año ni significado ni significativo de esa estructura temporal El primer Global Stoctake (el primer Balance o Inventario global) de las NDCs2.0 se realizó en la COP pasada, y las nuevas NDCs3.0 se presentarán, de hecho, antes de la próxima COP de Brasil 2030.
De todas formas, aparte de los titulares finales que nosotros dejaremos -valga la redundancia- para el final, toda COP después del Acuerdo de París puede y debe tratar de casi todo, pero especialmente seguro que debe hacerlo en relación a los temas de la “ambición en la mitigación”. Hemos recogido a lo largo del artículo repetidas alertas – y en el ítem 3 de la parte dedicada a la COP, hemos significado los principales datos que las justifican sin ninguna clase de dudas-, sobre el hecho de que los niveles de mitigación que se intentan (¿?) realizar por parte de los estados parte más emisores de GHG, están muy -muy- lejos de lo que la ciencia nos pide si queremos alcanzar los objetivos de temperatura del artículo 2 del Acuerdo de París.
Por tanto, desde diferentes programas de trabajo aprobados una vez sí y otra también se intentará encontrar maneras para que la ambición en la mitigación se incremente; ¡y no un poco sino un mucho! Pero la "adaptación", sobre todo por parte de aquellos estados parte que no siendo, ni mucho menos, emisores importantes, son los primeros que ya reciben y recibirán las graves consecuencias del cambio climático, -para ellos- es imprescindible.
La dialéctica -siempre presente- mitigación versus adaptación nunca debería perderse de vista; según quien escribe, no mitigar hará del todo inútil la mayoría de inversiones y actuaciones en adaptación que, casi siempre, acaban comportando, además, algunos elementos incrementales de nuevas emisiones.
Ahora bien, la COP29 de Bakú será, es y ha sido la COP de la "Financiación". En el calendario de los múltiples desarrollos del Acuerdo de París en el año 2025 ya deberían movilizarse nuevos fondos económicos que, por tanto, es necesario aprobar a más tardar el año 2024. ¿Dónde? Pues en la COP 29 de Bakú de 2024. En palabras de un seminario valenciano (un pequeño recuerdo a la terrible Dana climática):
“Así, han explicado que los dos grandes temas de las negociaciones serán la financiación y las medidas de mitigación. Sobre el primero, las discusiones tratarán el nuevo objetivo colectivo cuantificado, un elemento del Acuerdo de París diseñado para establecer una meta financiera para apoyar a las naciones en desarrollo en las acciones climáticas después de 2025. En las discusiones en torno a la mitigación, han incidido en que esta COP pretende que los países incorporen objetivos "mucho más específicos" en el ámbito sectorial en las contribuciones determinadas a nivel nacional, las metas dentro de los Acuerdos de París que cada país se marca para reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los efectos del cambio climático".
Por lo que se refiere a los fondos: “estos fondos salen del bolsillo de los países "ricos", considerados "responsables históricos" de la contaminación ambiental a escala global, con destino a las economías de los países más vulnerables. La idea es superar en Bakú la cifra de 100.000 millones de dólares anuales fijados desde el Acuerdo de París, aunque esa cantidad nunca se ha puesto encima de la mesa hasta el momento.
Sobre el tema de la mitigación esta vez ha quedado oculto y “ocultado” por el tema de las finanzas. Esto sigue siendo un problema -un gran problema-; ¿por qué? pues porque la única solución de fondo a los problemas del cambio climático es la mitigación: una mitigación durísima que cambiaría quizás mucho más de lo que estamos dispuestos a aceptar los humanos que vivimos en los países más ricos y/o desarrollados del mundo.
Sobre el final de la COP29
Uno medio de información sobre la evolución de las negociaciones en una COP, ha publicado, esta mañana a primera hora, un resumen informativo del final -final- de la COP29. Y lo que haré yo -que he de entregar este artículo esta misma noche del domingo 24- es reproducirlo (citándolo en cursivas) , 9 en un orden personal que a mí como mínimo me lo hace más inteligible, y con algún comentario que permita contextualizar este final de la COP29, respecto al Acuerdo París, a las COPs anteriores y a la futura COP de Brasil30 del próximo 2025.
Vamos pues:
La Conferencia sobre el Cambio Climático de Bakú se cerró a las 5:31 de la mañana del domingo 24 de noviembre.
Esto entra dentro de la más absoluta normalidad tal y como se ha comentado antes en este mismo artículo.
Por la noche, se convocó el pleno y las partes adoptaron una serie de decisiones sobre cuestiones menos controvertidas. La consecución más destacada fue la adopción de las decisiones sobre los artículos 6.2 y 6.4 del Acuerdo de París, que utilizan de manera efectiva los enfoques cooperativos basados en el mercado para la aplicación del Acuerdo. Esto estuvo en “obras” durante mucho tiempo y marca un hito importante conseguido en Bakú. Aunque los delegados aplaudieron, la noticia fue en gran parte ahogada en medio de la preocupación por otras cuestiones clave pendientes, especialmente el nuevo objetivo financiero.
Después de otro largo rato de negociaciones (y/o lo que fueran), el plenario vuelto a reunirse a primeras horas de la noche del domingo 24.
Estableció un objetivo de al menos 300.000 millones de dólares anuales en 2035 para los países en desarrollo, de una gran variedad de fuentes, públicas y privadas, bilaterales y multilaterales, incluidas fuentes alternativas, con los países desarrollados tomando el liderazgo , y los países en desarrollo animados a realizar contribuciones. de forma voluntaria.
En cuanto al nuevo objetivo financiero, India, Bolivia y Nigeria registraron sus preocupaciones y calificaron el objetivo como un "insulto que no representaba a los países desarrollados tomando la iniciativa". Los PMA (Países Menos Adelantados) lamentaron la falta de ambición a la luz de las necesidades de los países en desarrollo, la exclusión de pérdidas y daños y la falta de límites mínimos de asignación para los PMA y los PEID. Pakistán identificó lagunas críticas en el paquete global y, apuntando a la próxima sesión de los órganos subsidiarios, pidió un regreso a la mesa de negociaciones con un compromiso renovado.
En este caso India, Bolivia y Nigeria han preferido realizar un registro formal ante la COP de sus posiciones en contra del nuevo objetivo financiero -con un lenguaje fuerte-. Quien escribe no estaba allí, pero juraría que casi seguro que una de las cosas que debía planear durante el final de la reunión de la COP, fue la posibilidad de que estos países plantearan el veto a este acuerdo y, por tanto y de hecho, a todos los resultados de la COP. Esto fue exactamente lo que ocurrió cuando el fracaso de Copenhague en 2009; y algunos de los actores eran los mismos.
Personalmente, y sin entrar a valorar los textos aprobados, me parece de gran importancia que en el mismo documento se encuentre el siguiente artículo 3., donde hay unas valoraciones económicas sobre lo que debería invertirse para poder implementar con éxito las presentes y futuras NDCs, tanto en sus vertientes de mitigación como de adaptación. Con ello, al menos, en futuras COPs, las negociaciones para que se ponga más dinero sobre la mesa serán, seguro, más sencillas y más claras. El artículo aprobado dice lo siguiente:
Articulo 3. Destaca que las necesidades calculadas en las contribuciones determinadas a nivel nacional de las partes de los países en desarrollo se estima en 5,1-6,8 millones de millones de dólares hasta 2030 o entre 455 y 584 mil millones de dólares anuales y que las necesidades de financiación para la adaptación se estiman entre 215 y 387 mil millones de dólares anuales hasta 2030 y se observa con preocupación la brecha entre los flujos y las necesidades de financiación climática, especialmente para la adaptación a los países en desarrollo.
El medio de información citado sobre los acuerdos finales de la COP destaca todavía lo siguiente.
El plenario:
ofreció una mayor orientación sobre la definición de indicadores para evaluar el progreso hacia el Objetivo Global de Adaptación;
amplió durante 10 años el programa de trabajo mejorado de Lima sobre género;
ofreció orientación sobre futuros diálogos mundiales y eventos centrados en la inversión en el marco del Programa de trabajo de mitigación.
En cambio, no se pudo llegar a acuerdos en:
En el diálogo sobre la implementación de los resultados del inventario global y sobre el programa de trabajo de transición justa, con las discusiones que continuarán en las sesiones de los órganos subsidiarios en junio de 2025.
La Unión Europea, el Grupo de Integridad Ambiental, el AOSIS, la Alianza Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC) y el Grupo Umbrella lamentaron la falta de progreso para sacar adelante los resultados del inventario global e instaron a un avance rápido en la transición energética.
Notas
1 ONU: Organización de las Naciones Unidas.
2 COP29: la Conferencia de las Partes, COP, número 29 de la UNFCCC que se reunió en Bakú este noviembre del 2024.
3 UNFCCC: Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático; la “Convención Climática.
4 IPCC: Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático; “la ciencia”.
5 WMO-OMM: Organización Meteorológica Mundial.
6 GHG: Gases de Efecto Invernadero.
7 UNEP Emissions Gap Report 2024: la UNEP es el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.
8 International Energy Agency.
9 Earth Negotiations Bulletin.