La Esperanza requiere las Naciones Unidas.
Hablamos de ti i del futuro con pena.
Pero queremos y hemos de hablar de ello.
La carta de les Naciones Unidas y el estatuto de la Corte Internacional de Justicia
Ámbitos y límites de actuación de la Corte. Todo en coherencia con el multilateralismo soberanista de la Carta Fundacional de la ONU
Aprobadas y publicadas simultáneamente en San Francisco en 1945, aún es muy corriente la edición física conjunta de los dos documentos.
Lo importante aquí, en este caso, es cuales sean las competencias de la Corte definidas en su Capítulo II y Artículo 34.
Sólo los estados podrán ser partes en casos ante la Corte.
Sujeta a su propio reglamento y de conformidad con el mismo, la Corte podrá solicitar de organizaciones internacionales públicas información relativa a casos que se litiguen en la Corte […]
Cuando en un caso, que se litigue ante la Corte, se discuta la interpretación del instrumento constitutivo de una organización internacional pública, o de una convención internacional concertada en virtud del mismo, el secretario lo comunicará a la respectiva organización […]
En otras palabras, la Corte tiene una concepción y juega un papel expreso a lo que es la ONU según su carta fundacional identitaria. Solamente los estados pueden litigar. En la Carta (un estado miembro respecto a otro/s estados miembros). Y los litigios versaran siempre sobre si se ha violado o no algún tratado internacional en el ámbito territorial de un estado parte y por parte de otro estado o estados parte, en relación a lo que establezca este tratado internacional.
La Corte nació para resolver las interpretaciones legales de la aplicación de tratados internacionales por parte de unos estados en relación con otros.
Audiencias de la Corte Internacional de Justicia sobre las obligaciones de los Estados con respecto al cambio climático
Informe resumido, de la audiencia celebrada del 2 al 13 de diciembre de 2024
Con la adopción del nuevo objetivo cuantificado colectivo sobre financiación climática en la Conferencia sobre el Cambio Climático de Bakú en noviembre del año 2024, ya se marcó un hito clave en la gobernanza climática mundial.
Convocadas apenas una semana después de esta Conferencia, estas audiencias de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) brindaron otra oportunidad para fijar el rumbo de una acción climática ambiciosa en esta década crítica de los años 30 de este siglo XXI. Las tan esperadas audiencias se llevaron a cabo en el Palacio de la Paz, el emblemático puerto de la “paz a través del derecho” ubicado en La Haya, Países Bajos. Atrajo a una multitud diferente en comparación con la de las negociaciones climáticas: embajadores, asesores legales de ministerios de asuntos exteriores y el “quién es quién” del derecho internacional. Participaron un número récord de Estados y varias organizaciones internacionales.
El Tribunal Mundial de Naciones Unidas concluye las audiencias históricas sobre la responsabilidad de los estados por el cambio climático.
Las pequeñas naciones insulares, como Tuvalu (en la foto), corren un mayor riesgo de impactos del cambio climático.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) celebró audiencias históricas del 2 al 13 de diciembre del 2024 para abordar las obligaciones de los estados en virtud del derecho internacional para combatir el cambio climático. El proceso fue encabezado por pequeñas naciones insulares que se enfrentan a amenazas existenciales.
Iniciado por una resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas, el procedimiento implicó a 96 países y 11 organizaciones regionales que presentaron sus opiniones sobre las "obligaciones de los estados en cuanto al cambio climático" según el derecho internacional.
Aunque la opinión consultiva de la CIJ no será vinculante, se espera que dé forma al futuro del derecho internacional del clima.
Las islas pequeñas piden justicia
Las audiencias se abrieron en este caso con un llamamiento de Vanuatu y Melanesian Spearhead Group, que representan a las naciones más vulnerables al cambio climático.
"El resultado de estos procedimientos históricos tendrá repercusiones para las generaciones futuras, determinando el destino de naciones como la mía y el futuro de nuestro planeta", dijo Ralph Regenvanu, enviado especial de Vanuatu para el cambio climático.
La nación insular del Pacífico destacó los impactos catastróficos del aumento del nivel del mar y del clima extremo, calificando de "ilícitos" los fracasos de los estados con altas emisiones. El fiscal general del país, Arnold Kiel Loughman, argumentó que "el incumplimiento de un puñado de estados con altas emisiones para cumplir con sus obligaciones constituye algo internacionalmente ilícito", ya que están llevando a la humanidad " al borde del abismo".
Los pequeños estados insulares en desarrollo (SIDS), representados por la Alianza de pequeños estados insulares (AOSIS), se hicieron eco de estos llamamientos.
Le pidieron a la Corte Mundial que afirmara los principios del derecho internacional que abordan el aumento del nivel del mar, incluido el reconocimiento de las zonas marítimas y el estado, incluso si los territorios están inundados.
Un relato complementario más amplio
Estaba previsto que la Corte Internacional de Justicia escuchase a 98 Estados y 12 organizaciones internacionales, entre ellos muchos que participan por primera vez en este tipo de procedimientos. La Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo tribunal del mundo comienza el proceso de escuchar las pruebas de lo que podría ser el mayor caso de su historia. Durante dos semanas, más de 100 países y organizaciones presentaron sus argumentos sobre lo que los Estados deben hacer legalmente para combatir el cambio climático.
El proceso reviste especial importancia para los pequeños Estados insulares que promovieron el dictamen.
En la apertura de las audiencias, y como ya se ha dicho, Vanuatu declaró ante la CIJ que, una vez más, había sido "testigo en primera fila" del fracaso de las cumbres internacionales del Clima. Vanuatu es un archipiélago de baja altitud situado al este de Australia, especialmente vulnerable a los fenómenos meteorológicos extremos, la inseguridad hídrica y la amenaza de la subida del nivel del mar. Para los habitantes del Estado insular, el "prolongado y sistémico fracaso del proceso de las COP" les ha costado su bienestar, sus culturas e incluso sus vidas.
La petición de una opinión consultiva de la CIJ sobre el cambio climático forma parte de un intento de establecer un marco más sólido para rendir cuentas, y que fije obligaciones jurídicas internacionales claras para la acción climática. Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID-SIDS) han liderado la iniciativa. La idea fue propuesta por primera vez por estudiantes de Derecho de Fiyi hace cinco años.
Después ya fue el propio Vanuatu quien se puso al frente de una coalición de países para presionar a la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) para que pidiera un dictamen a la CIJ. La AGNU solicitó finalmente al tribunal un dictamen sobre "las obligaciones de los Estados en materia de cambio climático".
Los 15 jueces de todo el mundo se enfrentan a dos cuestiones fundamentales sobre las obligaciones de un Estado en derecho internacional. La primera es ¿cuál es su deber de proteger el clima? La segunda, ¿cuáles son las consecuencias jurídicas cuando causan daños significativos con sus acciones u omisiones?
La acción y los compromisos climáticos podrían basarse en el Estado de derecho. Esto significaría que los países podrían tener que rendir cuentas por no abordar adecuadamente el cambio climático. Es probable que la opinión consultiva influya en las demandas por cambio climático en los tribunales de todo el mundo, incluidas aquellas en las que los pequeños Estados insulares reclaman indemnizaciones a los países desarrollados por daños climáticos históricos.
Vanuatu ha declarado hoy ante la CIJ que el resultado de este proceso –como ya se ha dicho- "repercutirá durante generaciones y determinará el destino de las naciones". La conducta que se juzga, dijo, es la de los Estados que han fracasado durante más de un siglo, a pesar de las advertencias de frenar sus emisiones. "Hace siete años, 196 partes adoptaron el Acuerdo de París, un paso monumental destinado a proteger tanto a las personas como al planeta", declaró el ya citado Ralph Regenvanu, enviado especial del Gobierno de Vanuatu para el cambio climático y el medio ambiente, a los periodistas antes de las audiencias.
"Sin embargo, casi una década después, Vanuatu y otros pequeños estados insulares todavía están tratando de evitar más daños mientras reparan las pérdidas y daños que ya han ocurrido, mientras ven una falta de acción por parte de estas partes que han firmado el Acuerdo de París".
Regenvanu añadió que los PEID-SIDS se encuentran entre algunos de los más afectados por el cambio climático a pesar de contribuir solo con una mínima fracción de las emisiones globales. Y subrayó: "La falta de avances en las conversaciones de la ONU sobre el cambio climático para reducir las emisiones y frenar el cambio climático a pesar del Acuerdo de París hace necesaria la acción legal que estamos tratando de emprender ahora".
"Se trata de la participación más amplia en las audiencias de la CIJ de la historia. En términos de participación, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que se trata del mayor caso de la historia de la humanidad", declaró a los periodistas Margaretha Wewerinke-Singh, asesora jurídica del caso de Vanuatu ante la CIJ y abogada internacional de Blue Ocean Law.
Otros grandes casos
Responsabilidades diferenciadas: pesan Brasil y China
Brasil destacó su compromiso con una ambiciosa reducción de emisiones, destacando que, a pesar de ser un país en desarrollo, se enfrenta a importantes retos como la erradicación de la pobreza y los impactos climáticos extremos.
El enviado especial del país para el cambio climático, Luiz Alberto Figueiredo Machado, subrayó el principio de "responsabilidades comunes pero diferenciadas", afirmando que los países desarrollados con altas emisiones llevan la mayor carga para afrontar la crisis.
Mientras, China instó a la CIJ a evitar crear nuevas obligaciones legales y centrarse en los marcos existentes como el Acuerdo de París sobre el cambio climático.
Como uno de los mayores emisores del mundo, China argumentó que las naciones desarrolladas deben asumir la responsabilidad histórica, mientras que los países en desarrollo requieren más largos plazos para alcanzar los objetivos climáticos.
Nota del autor: China lo hace también en su perspectiva actual de un posicionamiento internacional que le permite jugar todos los papeles de “la obra” según le convenga. Aquí no le conviene aparecer como el país que actualmente lanza más emisiones hacia nuestra atmosfera; si estas emisiones se dividen por su población aún sigue siendo muy cierto que cuanto a emisiones per cápita China está alrededor de la media mundial. Entonces puede adoptar el papel de país que se queja de los países históricamente más desarrollados, y auto otorgarse una velocidad más lenta -unos plazos más largos- que, entonces, subraya como tales ante la CIJ.
EE. UU. y la UE adoptan posturas divergentes
Estados Unidos reconoció la gravedad de la crisis climática, pero sostuvo que los tratados internacionales como el Acuerdo de París no son jurídicamente vinculantes. Margaret Taylor, la representante de Estados Unidos, también rechazó la noción de que las "responsabilidades comunes pero diferenciadas" sean un principio fundamental del derecho internacional.
Por otra parte, la Unión Europea (UE) hizo hincapié en la cooperación y destacó la naturaleza no contenciosa de los procedimientos consultivos. Los representantes de la UE señalaron la importancia de los tratados existentes para abordar el cambio climático, pero no llegaron a pedir mecanismos de aplicación.
Un momento crucial para la acción climática internacional
Mientras la CIJ delibera, tanto las naciones como los observadores esperan su opinión consultiva, que se espera que oriente las futuras interpretaciones jurídicas de las responsabilidades de los Estados en relación con la crisis climática.
Para las pequeñas naciones insulares y las comunidades vulnerables, lo que está en juego es existencial.
Las torres y los frontones del Palacio de la Paz, sede de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya.
30 diciembre 2024 ONU y secretario general
El 2024 cierra la década más calurosa de la historia, dice António Guterres, que considera “indispensable” reducir drásticamente las emisiones. “Mano a mano podemos hacer que 2025 sea un nuevo comienzo”, afirma en su mensaje de Año Nuevo.
El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió en su mensaje de Año Nuevo que el mundo se encamina a la “ruina” si no se toman medidas inmediatas frente al cambio climático.
El 2024 cierra los diez años más calurosos de la historia, informó.
Estamos presenciando el colapso climático en tiempo real. Este camino está abocado a la ruina y tenemos que abandonarlo lo antes posible, sostuvo.
En 2025 los países, deben encaminar al planeta hacia perspectivas más seguras reduciendo drásticamente las emisiones y apoyando la transición a un futuro renovable, pidió.
Es indispensable que lo hagan, y no es imposible.
Motivos para la esperanza
En todo este año 2024 ha sido difícil encontrar motivos para la esperanza”, admitió Guterres, mencionando las guerras, las desigualdades y las divisiones que “agudizan las tensiones y la desconfianza.
El secretario general explicó que:
Incluso en los días más oscuros” ha sido testigo de “cambios impulsados por la esperanza.
Entre esos motivos, citó a los de “los activistas, tanto jóvenes como mayores, que alzan su voz en aras del progreso”, los “héroes humanitarios” que ayudan a los más vulnerables, los países en desarrollo que luchan por la “justicia financiera y climática” y los científicos que “abren nuevos caminos en beneficio de la humanidad”.
“Y vi esperanza en septiembre, cuando los líderes del mundo se reunieron para aprobar el Pacto para el Futuro”, añadió.
El Secretario General espera que el Pacto sea:
Un nuevo impulso para consolidar la paz mediante el desarme y la prevención”, para reformar el sistema financiero mundial, promover más oportunidades para mujeres y jóvenes, y para dar preferencia a los derechos de las personas frente a los “algoritmos descontrolados”.
“No sabemos qué va a pasar en 2025”, admitió Guterres.
Pero prometo apoyar a quienes están trabajando para forjar un futuro más pacífico, equitativo, estable y saludable para todas las personas.
Mano a mano podemos hacer que 2025 sea un nuevo comienzo. No como un planeta dividido, sino como Naciones Unidas.