El pasado martes 5 de noviembre, la policía alemana llevó a cabo una operación masiva contra la organización terrorista de extrema derecha Sächsische Separatisten (Separatistas Sajones). Ocho personas fueron detenidas en varias ciudades del este de Alemania, acusadas de planear un golpe de Estado para instaurar un régimen nacionalsocialista. El caso, lejos de ser una excepción, evidencia la preocupante expansión de grupos neonazis en el país, muchos de ellos vinculados a redes internacionales y al ideario de figuras como James Mason, el “abuelo del terrorismo fascista".
No estamos ante un fenómeno nuevo. Movimientos ultraderechistas como los Reichsbürger o los propios Sächsische Separatisten están profundamente arraigados en ciertos sectores de Alemania, especialmente en el este, y cuentan con la complicidad de sectores políticos, como algunos vinculados a la Alternative für Deutschland (AfD). Sin embargo, su retórica apocalíptica, el rechazo a la democracia y los entrenamientos paramilitares demuestran que no son solo nostálgicos del pasado, sino una amenaza real para el presente y futuro de la democracia alemana.
En este contexto, resulta crucial analizar no solo la estructura y conexiones de estos grupos, sino también cómo el clima político global, con figuras como Donald Trump y Vladimir Putin, sigue alimentando a movimientos extremistas en todo el mundo.
(Entradilla: Redada contra la ultraderecha alemana: un peligro recurrente)
El martes 5 de noviembre, la policía alemana detuvo a ocho hombres vinculados a la organización terrorista de extrema derecha autodenominada separatistas sajones (Sächsische Separatisten). Si se fijan, resulta que el acrónimo de dicho grupo es… ¡SS! Muy sutil.
El grupo neonazi está acusado de planear un golpe de Estado en el este de Alemania para instaurar un régimen nacionalsocialista. La noticia debiera dejarnos ojipláticos, aunque no es el caso porque no es la primera vez.
¿He dicho “sajones” y “golpe de estado”? Pues ya la hemos liado, porque Sajonia1 está en todas las salsas (nazis). Pero sigamos con esta historia. Estas ocho personas forman parte de un grupo más amplio con lo mejor de cada casa: ideología racista, antisemita y, en algunos casos, milenarista. En palabras de la fiscalía general (Generalbundesanwalt), GBA para los amigos), comparten un profundo rechazo al orden democrático básico de la República Federal de Alemania. La redada de la policía se llevó a cabo en varias ciudades como Leipzig, Dresde y otras ciudades del este (siempre el este). Uno de los sospechosos fue detenido en Zgorzelec, Polonia, en la frontera con Alemania: es decir, los Ehemalige deutsche Ostgebiete o antiguos territorios orientales, perdidos por Alemania a resultas de las dos últimas guerras mundiales. Ya veremos que algunos no lo han asumido aún: de ellos me gustaría platicar aquí.
Conexión estadounidense: una victoria bastante sui generis
Dicho grupo se fundó en noviembre de 2020 y asegura que Alemania está al borde del colapso social y político. Como diría aquel: “el apocalipsis… ¡¡va a llegaaar!!” Claro, tampoco tiene mucho mérito porque si eres un nazi y vives en una democracia, para ti es el colapso. Dicho colapso, como buen milenarista, llegará un día X. Ahora bien: tan ansiada data no sobreviene, así como así. Son “proactivos”: este colapso alemán vendrá dado provocando una guerra racial, que llamanHäuserkampf (lucha casa por casa) que, por supuesto, piensan ganar. Está relacionado con la idea de los fascistas estadounidenses de la “segunda guerra civil”. Y piensan ganar, por supuesto.
De victoria va la cosa; de hecho, están vinculados a la escena Siege (victoria), una de cuyas inspiraciones se contiene en una serie de escritos de los años 1980 del (neo)nazi estadounidense “James Mason” (también conocido como “abuelo del terrorismo fascista”). Además de nazi y abuelo, es un pedófilo (fue arrestado por posesión de pornografía infantil) y agresor supremacista convicto (atacó a negros con gases lacrimógenos, entre otras lindezas). La victoria de Donald Trump constituye, para tan excelso escritor una esperanza de hacer América grande de nuevo (el MAGA de toda la vida), pero, ya me entienden: una América blanca, claro.
Como los coros, pero sin conciertos
No se puede decir que los integrantes de dicha banda no se diviertan. En Alemania no es la gente muy abierta para conocer a otra gente, así que socializan de diversas formas: una de ellas, formar parte de un coro. Un coro no religioso (lo cantado puede oscilar entre la trova medieval y Judas Priest). Ensayan un día a la semana, cantan de vez en cuando en algún sitio y, una o dos veces al año, se van de viaje a una ciudad o pueblo y dan un concierto allí. La excusa: cantar… pero hacer un viaje también es divertido.
Retornando a los detenidos, sus actividades de ocio recuerdan a los coros, sólo que en versión nazi: realizan ejercicios paramilitares ¡incluyendo combate casa por casa! (un rollo muy guerrilla urbana, la mencionada Häuserkampf), y también se entrenan en el uso de armas. Igualmente, como cantaba el Fary en el filme español “Torrente”, apatrullan la ciudad por la noche. Sin embargo, para la vigilancia a tan sombrías horas se precisan pertrechos, así que la organización adquiere equipamiento militar: desde uniformes de camuflaje a cascos, pasando por las máscaras antigás y chalecos antibalas. Muy profesional.
Los objetivos del grupo son tomar ―por la fuerza, se entiende― algunas zonas de Sajonia y ―ya que están― de otros estados del este alemán para instaurar el nacionalsocialismo. En dicho régimen, se expulsaría a los grupos indeseados (inmigrantes, alemanes de trasfondo migratorio, musulmanes en especial…etc.): una limpieza étnica.
Hubo, como en enero de 2024 (una de las primeras redadas) muchos detenidos, entre los que se cuentan dos miembros de Junge Alternative (JA), las juventudes de AfD (Alternative für Deutschland, Alternativa por Alemania). La policía investigó a las JA y a la propia AfD, buscando posibles vínculos con los Reichsbürger. Pero ambas formaciones lo negaron―faltaría más.
Entre los arrestados se cuenta a los hermanos Jörg y Jörn S., emparentados con un ultraderechista austriaco de realengo. Otro detenido, Kurt H., es miembro de la JA y parte de la junta de su partido en Leipzig, además de concejal del ayuntamiento de Grimma, en Sajonia (cualquier asociación con la palabra española “grima” en este contexto guarda todo parecido con la realidad).
Ah, y otra cosa: también cantan. En junio de este año se documentó la participación en una celebración del solsticio con otros neonazis, donde se cantaron canciones de las Juventudes Hitlerianas y se rindió homenaje a un abanderado de las SS.
Pues bien: sobre lo dicho, varios apuntes, a saber; en primer lugar: no es la primera vez que sucede; segundo: algo se está cociendo a fuego (ya no tan) lento; y (tercero) que gente como Donald Trump, Netanyahu y Putin estén en la cresta de la ola no ayuda (o les ayuda a ellos, según por donde se mire: lo del cristal y todo eso); tercero: tampoco ayuda la actitud de ciertos políticos alemanes normalizando la extrema derecha.
Primer apunte: no es nuevo
En Alemania, la ultraderecha institucional, representada por AfD, se ha visto envuelta a principios de 2024 en un muy preocupante entramado que conecta a políticos y empresarios con grupos neonazis y el movimiento Reichsbürger: también rechazan la legitimidad del Estado alemán. En enero de 2024 (ver arriba), una serie de manifestaciones en varias ciudades alemanas se protestó contra la creciente influencia de AfD y sus vínculos con la extrema derecha.
El escándalo fue revelado por la ONG Correctiv: integrantes de la mencionada AfD participaron en una reunión secreta, llamada “Cumbre de la deportación” (Deportationsgipfel), donde discutieron planes para deportaciones masivas, incluso de ciudadanos alemanes. Algo similar profiere una de las cabezas ―llamémoslo así― pensantes de AfD, Alice Wiedel, sólo que, de manera nada secreta, sino a voces: caído el sanguinario régimen de Bachar el Asad en Siria, los refugiados que afluyeron en masa a Alemania en 2015-2016 ya no necesitan huir de nada, porque Siria es el paraíso de la estabilidad en estos momentos. El mejor de los lugares posibles para fundar una familia y prosperar. Austria, por cierto, ya se ha puesto en plan proactivo y está elaborando listas de deportaciones.
Problema: la mayoría de estos tiene ya una vida en Alemania (o en Austria), una nacionalidad alemana (o austríaca) y una familia forjada. Bueno, nada, pequeños detalles. El diablo está en los detalles, se suele decir, pero sólo cuando los grandes tienen la sartén por el mango. Es que la ultraderecha… ¡hay que ver! Ah, no, perdón: la derecha “tradicional” se sube al carro de la deportación de sirios. Eso sí, mucho más humanitario: el exministro de Salud Jens Spahn, de la CDU, propone despachar a los sirios que se pueda con un jugoso cheque de mil euros, en concepto de costes de establecimiento en Siria. Planazo: se nota que pasó por la universidad.
Volvemos a la propuesta desenmascarada por Correctiv en noviembre: pululan diversas organizaciones implicadas, de denominación ―digamos― ilustrativa: la mencionada AfD, y la Identitäre Bewegung (Movimiento Identitario,IB), Akademie Schwarz Rot Gold (rojo negro amarillo, los colores de la enseña alemana), las JA, y otros como Burschenschaft Danubia München (algo así como Hermandad de Estudiantes Danubia de Múnich) o Artgemeinschaft- Gemeinschaft für Deutsche Kultur (Comunidad para la Cultura Alemana), prohibida en 2023.
Lo cierto es que parecen una ocurrencia trasnochada de alguien aburrido. Moverían a la risa si no fueran tan peligrosos, porque operan en el motor (gripado) de Europa: Alemania. Vamos con ellos:
En primer lugar, la AfD. Se trata quizá de lo más grave, en tanto que es una formación política muy bien implantada en el Bundestag (parlamento alemán) y en los estados (Länder) del este del país, que ya gana elecciones regionales o las pierde por muy poco. En febrero hay elecciones generales en Alemania tras la ruptura de la coalición gubernamental y se espera que logren aún mejores resultados.
En cuanto a Identitäre Bewegung (IB), es otro grupo de extrema derecha y xenófobo. Pueden confundirse con un grupo de jugadores de rol especialmente motivados, sólo que dan bastante más miedo. Su lema es la letra griega Lambda (Λ = L). El símbolo se parece sospechosamente al escudo de la famosa película protagonizada por aquellos hoplitas dados al rímel “los 300”: ya se sabe, salvación de la cultura occidental.
Otras malas lenguas sostienen, sin embargo, que se trata no sólo de soldados griegos con sombra de ojos: la lambda guarda similitudes con simbología nazi, en concreto, la organización paramilitar nazi Sturmabteilung (vean y juzguen), partidarios del terror y la aniquilación. Con el tiempo, los IB dejaron de usar la lambda porque era demasiado evidente, pero hay otros grupitos que sí lo usan ― con idéntico pensamiento nacionalsocialista― y cuyos nombres provocan aún más desazón. Iba a decir “os vais a reír”, porque es todo muy infantiloide, aunque, como se avanzó arriba, no tiene gracia alguna.
Dichos grupos son los siguientes: Wackre Schwaben/Reconquista21 (Valientes Suabos y si: lo otro, en español), Lederhosen Revolte (Revuelta de los pantalones de cuero), totalmente ridículo, porque quieren simbolizar el cuero de muchos abrigos nazis, pero recuerda más a la estética gay de Tom of Finland, y que adoptó de igual modo el gran cantante de Judas Priest Rob Halford en los años 1970. Y lo peor es que muchos de ellos son anti LGTBI, si bien también hay gais entre los AfD: para que los encierren.
Siguiendo con los de la lambda, puede mencionarse a los Isar Legion, que aluden al Isar, río de Múnich (sobre los ríos hablaré después). A continuación, una serie de sociedades que son un indicio cuanto menos inquietante, pues se ubican en el oeste de Alemania, lo cual implicaría que se ha dado el salto del este al oeste. Westfalia es parte del Land de Renania del Norte-Westfalia, fronterizo con Holanda, donde también hay lo suyo de nazis (eso, para otro post). Por allí andan los Westfalens Eichensöhne(Hijos de los Robles de Westfalia, todo muy rimbombante). Se asocian con otros grupos de reminiscencias medievales como los Hermandad de los nibelungos de Bielefeld (Burschenschaft Normannia-Nibelungen zu Bielefeld): más mitología nórdica (normandos, vikingos, altos y rubios etc.). Otra asociación es la Revolte Rheinland(Revuelta Renania, otra vez la revuelta). Cerrando el grupo renano, tenemos a Lukreta, una especie de sección femenina nazi que ya celebró en 2022 su 11º Congreso, apoyadas ―como no― por AfD.
Planes de deportación
Retronando a la cumbre de la Deportación, también participaron la Burschenschaft Danubia München - Asociación de estudiantes con inclinaciones neonazis y esotéricas. Lo esotérico tiene un papel importante, ese rollo del Santo Grial y todas esas historias que obsesionaban y ―por lo que parece, siguen obsesionando― a la gente de extrema derecha. Lo de Danubia hace referencia al Danubio, que para muchos ultranacionalistas se relaciona con una unidad germánica en torno a este río. Del mismo modo, se hallaban presentes en la cumbre Die Artgemeinschaft (Comunidad Racial), que no requiere mucha aclaración. Entre los asistentes estaban figuras como Martin Sellner, de la IB, y Roland Hartwig (AfD). La policía y los servicios de inteligencia ya tienen en el radar a estos grupos, al igual que la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (Bundesamt für Verfassungsschutz, BfV).
La BfV es el organismo responsable de proteger el orden constitucional y prevenir amenazas extremistas, así como de grupos islamistas o de espionaje extranjero. Fundada en 1950, actúa como una especie de servicio secreto en su ámbito, y su cometido es vigilar actividades que puedan poner en peligro el Estado democrático y de derecho y que alberguen potencial desestabilizador y amenazas a la democracia alemana.
Reichsbürger y el Reino de Alemania
Hablábamos de que estos movimientos no son nuevos porque es el segundo intento de golpe descubierto en Alemania en los últimos años. En 2024, se descubrió un complot de los Reichsbürger. Se traduce como, “Ciudadanos del Imperio” ¿Qué imperio? Naturalmente el perdido en las dos guerras mundiales, aunque algunos van más allá e incluyen el antiguo Imperio austrohúngaro. Tienen pasaportes y no soportan vivir en la Alemania democrática actual.
Además de los Reichsbürger, tenemos el Reino de Alemania (Königreich Deutschland (KRD)) ¿en qué quedamos? ¿es un imperio? ¿es un reino? ¿es un avión?
La cuestión es que el supuesto rey de Alemania es un tal Peter Fitzek, un apellido que llevan más húngaros, checos y polacos que austríacos y alemanes. En Austria también hay muchos, pero, claro, antaño fue un imperio lleno de polacos, checos, eslovacos y húngaros. En resumidas cuentas, que a ver quién encuentra ocho apellidos alemanes en este caso. Fitzek cuenta vídeosque exhiben toda la medieval parafernalia pero que acaban irremediablemente recordando al gran Freddie Mercury con sus capas de armiño. En otro vídeo, el coronando lee, apoyado en una espada un "acta fundacional", acompañado, como banda sonora por el Así habló Zaratustra de Strauss, más conocida por la película “2001: una odisea del espacio".
El “Reino de Alemania” se lanza en 2012 y se proclama haber fundado un “nuevo Estado conforme al derecho internacional”. Es más: se han dotado de una constitución, que estipula que la organización del Estado para por una “república de consejos con una monarquía constitucional electiva”. Mediante este pseudo-Estado, el KRD se presenta como alternativa a la Alemania actual, formación política ―bajo su punto de vista― traidora al pueblo alemán.
Segundo apunte: aupados en la ola
Toda esta gente no pasaría de ser una panda de inadaptados con sueños autoritarios si su tendencia no se hallara en auge en todo el mundo. Traigo a colación el ejemplo de España. Hace no tanto, ser franquista ―es decir, facha― estaba mal visto: nadie lo decía si no en presencia de (cierto) grupo de amigos. No obstante, merced a la nueva hornada de extrema derecha mundial, se sienten liberados para decir lo que piensan y para formar partidos políticos que cosechan buenos resultados.
El miembro más madrugador quizá, de esta ola fue Jean-Marie LePen (hoy heredado por su hija, Marine), que se presentó a la Asamblea Nacional bajo el nombre de Frente Nacional por la Unidad Francesa en 1972. Discípulos aventajados son Victor Orbán, Jarosław Kaczyński , la AfD, Trump, Bolsonaro, Nayib Bukele en El Salvador o Milei en Argentina y por supuesto Vladimir Putin en Rusia, aunque no sabe todavía que es de extrema derecha. .
Visegrado y Vučić
En Europa, proliferan los partidos nacionalpopulistas. En Estados Unidos venció Trump este mes usando bulos y desinformación e insultos. En el este europeo, los nacionalpopulistas son los pioneros y espejo posible para las Américas a partir de la segunda década del siglo XXI. Dichas formaciones detentan o detentaron gobiernos.
Uno de ellos es el antieuropeo y pro-Putin Grupo de Visegrado (V4), integrado por el PiS y Konfederacja en Polonia, Fidesz en Hungría, Robert Fico (nacionalpopulista de izquierda) en Eslovaquia y Miloš Zeman en Chequia (furibundo antimusulmán). La denominación de tal foro hunde sus raíces en el siglo XIV, con el Pacto de Visegrado. En la danubiana ciudad se reunieron cuatro reyes de países que hoy son―más o menos― Hungría, Polonia, Bohemia (Chequia) y Sajonia. Una especie de Unión Europea del este, que comenzó con similares postulados a la del oeste: no agredirse entre ellos. Hoy da la impresión de que, más bien, se quiere agredir a los valores de la Unión Europa. Polonia y Chequia se bajaron al perder el PiS y el Partido de los Derechos Civiles el poder, respectivamente, aunque Eslovaquia con Robert Fico (izquierda nacionalpopulista) se subió hace poco, para alegría de Orbán.
Por su parte, el serbio Aleksandar Vučić otea de cerca, con estatus de observador del V4. El predsednik (presidente) presenta un impresionante currículum: controla elecciones, medios de comunicación y despliega buenas relaciones con la delincuencia organizada. Durante los años 1990 era un diputado veinteañero que prometía 100 musulmanes muertos por cada serbio caído. También fue ministro de información bajo la Yugoslavia de Slobodan Milošević. Hoy se muestra fiel a los postulados de Putin ―a quien apoya en Ucrania. La UE considere preceptivo para la adhesión del país que se alinee con la política exterior europea, aunque el predsednik hace caso omiso. Nueva en el club (ella, pero no sus predecesores), es Giorgia Meloni en Italia (la dejamos, por ahora).
Blanqueamiento, colaboración y mensajes contradictorios
Retornamos a Alemania. Hasta ahora la extrema derecha estaba aislada. Así sucedía durante el largo reinado de Angela Merkel en Berlín. A la veterana política pueden atribuírsele actuaciones controvertidas como la dependencia excesiva del gas ruso con palmaria falta de ética: firmó contratos de suministro en el mismo año de la anexión de Crimea y la desestabilización del Donbás (2014), que desembocó en la invasión de 2022. También le achacan el abandono de infraestructuras ferroviarias o de internet. Sin embargo, también se caracterizó por emplear mano dura con aquellos que pretendían colaborar con AfD. Como todo tiene un final, Angela se retiró de la política y dejó vía libre a políticos favorables a pactar con la ultraderecha: ejemplos son el líder de los populares europeos, el alemán Manfred Weber, del mismo partido que Frau Merkel.
También la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, quien ―presionada por su compañero Weber― aupó a Raffaele Fitto, de los Fratelli D'italia de Giorgia Meloni. Von der Leyen pasó de no querer nada con ella por estrategia (porque la voluntad existía) de hacer a Fitto comisario europeo con rango de vicepresidente ejecutivo.
Dentro de las fronteras alemanas, no ayuda tampoco la forma de conducirse la política exterior alemana (ocupe quien ocupe la cancillería en Berlín), que se rasga las vestiduras ante la invasión de Ucrania y pasa de puntillas sobre gazatíes, cisjordanos y, últimamente, libaneses, mientras proliferan en universidades e institutos seminarios con el tema del antisemitismo, como si la prioridad fuera ahora la lucha contra los prejuicios antijudíos en vez de la masacre que está cometiendo el Estado de Israel contra otro(s) pueblo(s). El triste corolario de todo esto es la serie de victorias o cuasi victorias de la extrema derecha en el este alemán y en Austria. Dentro de Alemania, el nacionalpopulismo ya no es sólo de extrema derecha: hay que citar a la novísima BSW (Alianza Sahra Wagenknecht-Por la Razón y la Justicia / Bündnis Sahra Wagenknecht-Vernunft und Gerechtigkeit), antigua dirigente de die Linke (La Izquierda) que decidió montárselo por su cuenta en 2024.
Más de uno se echa las manos a la cabeza “¿cómo ha podido pasar?” ―se preguntan. Lo cierto es que se explica por sí solo: dar cabida a la ultraderecha en el gobierno de la UE y respaldar a un extremista como Netanyahu confunde al público ―harto de promesas incumplidas y proclive a comprar el discurso de cualquier vendehúmos. Por una parte, se exhorta a no dar tu voto a la ultraderecha pero, por otra, le hacen hueco en la cama ¿qué puede salir mal?
Notas
1 Sajonia a secas (Sachsen). En Alemania hay tres, dos en el este (la mencionada Sajonia y Sajonia-Anhalt (Sachsen-Anhalt)); y una en el oeste: Baja Sajonia (Niedersachsen).