Al regresar a Madrid, Valentina contó a la familia que horas antes de emprender el viaje a París estaba preocupada. “¿Y si nos falla?”. Era la primera vez que viajábamos solas y desde hace más de ocho años no somos vecinas en Caracas. Ahora ni siquiera vivimos en el mismo país, seguramente tenemos mañas y costumbres diferentes. Dormiríamos en la misma habitación de hotel, teníamos varias reservaciones juntas para visitar diferentes lugares. Dicen que tan sabroso como viajar, es planificar y luego, contar el viaje. Pasamos varios meses investigando para definir el itinerario en la ciudad de la luz, decidiendo en largas conversaciones por WhatsApp a dónde iríamos y a dónde no. Llegó el sábado y a las 6:00 de la mañana estábamos ya sentadas en el avión en el T4.

Principalmente queríamos visitar, por primera vez, la Sainte Chapelle para ver sus vitrales, ver la obra del venezolano Elías Crespín en el Museo del Louvre y caminar por Le Marais, porque una amiga se lo había recomendado con mucho entusiasmo a Valentina. Por supuesto, caminaríamos curioseando todo lo posible y andaríamos en metro para acortar el tiempo. Usaríamos taxis solamente en un caso de emergencia y disfrutaríamos un paseo en bote por el Sena, la noche del domingo.

Toda visita a París comienza celebrando, agradeciendo y rezando a la Virgen en la Capilla de Nuestra Dama de la Medalla Milagrosa. La Grande Epicerie de París está al lado de la Capilla y estaba en el primer lugar de la lista ‘otros lugares para visitar’. Le seguían los atractivos más famosos: la Torre Eiffel, el paseo en barco por el Sena, Galeries Lafayette Gourmet y el almuerzo en L'Entrecote. Caminar por la avenida Champs Elysees, Place Vendôme, Rue Faubourg Saint Honoré, Rue Royale. Por los caminos encontraríamos sorpresas y disfrutaríamos el paisaje todavía con las huellas de las Olimpiadas 2024.

L'Onde du Midi en el Louvre

Para el venezolano Elías Crespín estar con su obra en el museo nacional de Francia, uno de los más famosos del mundo, ha sido una experiencia sorprendente y muy emocionante. “Yo no iba a ser artista, yo estudié informática. Trabajando en programación de software de repente, en el 2002, comencé con estos experimentos con esculturas. ¡Imagínate! Aquí estoy”. A Valentina y a mí nos dijo bromeando, como si fuera amigo de hace muchos años, que no esperaba encontrar a “estas dos viejas simpáticas” en medio de carcajadas de risa al mediodía del domingo junto a L’Onde du Midi, aunque sabía que allí estaría “la que hace MilSabores esperándolo”.

Ubica su practica en la encrucijada del arte cinético y la robótica. Son 128 tubos de metal colgados de cables invisibles que se mueven gracias a un motor y está ubicada al tope de la Escalier du Midi en el sureste de Cour Carré. Literalmente uno puede quedarse durante horas sentado en un sofá admirando el movimiento y las figuras que se forman inesperadamente en L’Onde Midi. Gran orgullo para nosotros: haber estado allí con Elías Crespín, el único venezolano con una obra en exhibición permanente en el Museo del Louvre.

Grande Epicerie de París

En el 2022 me había encantado la cantidad de tabletas de chocolates elaborados con cacaos de América y las galletas elaboradas en diferentes regiones francesas. Esta vez nos maravillamos con los champiñones deshidratados: pleurotes, mousserons des pres, guirolles, cépes, shiitakés, trompeters, chanterelles y las morilles. Para todos los gustos, para hacer salsas, para prepararlas cocidas a fuego lento o fritas, o rellenas, siempre hay alguna forma ideal para servirlas.

¡Me gustan los chapulines! Para los aventureros probadores de sabores exóticos, aquí encontramos los Jimini’s. La empresa asegura que hace que la gente ame los insectos comestibles y disfrute los beneficios que traen a la vida. Sus productos vienen en diferentes presentaciones. Barras de proteínas, paquetes de chapulines con pimienta, o con sabor a barbecue, tomates deshidratados o con pimienta de cayena. También gusanitos con caramelo salado o con hierbas de provincia, con sésamo y comino, con cúrcuma y algunos hasta con sabor a queso.

Por cierto, no sabemos exactamente cuántos quesos elaboran en Francia, algunos aseguran que son más de 1200 variedades, muchos de ellos están en la Grande Epicerie. También salsas, vinagres, aceites, vinagretas, sales, pimientas, especias, hierbas, pates, terrines, rillettes. Los amantes de la buena mesa gozan seleccionando entre las trufas, el foie gras, las conservas enlatadas, los pescados y bivaldos frescos para comer en el lugar o para llevar a casa. La Grande Epicerie es siempre un paraíso de sabores franceses para residentes y turistas por igual.

Sainte Chapelle

En Brasserie Les Deux Palais, en La Ile de la Cité, disfrutamos unos buenos croissants y una variedad de quesos deliciosos. Allí son famosos también su quiche lorraine, el croque Monsieur y las baguettes. A pocos pasos hicimos la fila para entrar en Sainte Chapelle. Sabíamos que veríamos un lugar muy especial pero nada de lo que se lee, se escucha o se ve en fotografías y videos puede ser ni remotamente tan magnifico como estar allí adentro.

Esta capilla, de estilo gótico, fue construida por el rey Luis IX dentro de su palacio real y para guardar las reliquias compradas a Baudouin II de Constantinopla. Actualmente quedan pocas, la Corona de Espinas y una parte de la verdadera Cruz. Ya no están allí, sino en Notre Dame. Sainte Chapelle en realidad son dos capillas. Está la de abajo, que era para los oficiales y la de arriba, solamente para el rey y sus familiares. La primera capilla es impresionante por sus vitrales y los detalles en las escenas de cada uno. Subir y entrar a la segunda capilla es algo que todos debemos hacer al menos una vez en la vida, la emoción es indescriptible, los vitrales son excepcionales. La de arriba fue hecha con 618 metros cuadrados de cristales, ilustrando en miniaturas escenas bíblicas de los testamentos. Sainte Chapelle fue reconstruida en el siglo 19. Dicen que la de arriba está basada en descripciones y dibujos de los vitrales originales, pero la de abajo fue reconstruida totalmente por falta de referencias.

Le Marais

Es como un trendy village. Fuimos el domingo por la tarde a conocer esta zona en el distrito 4 de París y de la cual nos habían hablado muy bien. Lo primero que notamos fue el ambiente, mucha gente disfrutando la tarde paseando entre boutiques con prendas de gran calidad, comiendo algo que debía estar muy bueno y una variedad de locales ofreciendo sus mejores creaciones culinarias. Las calles de piedra, tentadoras propuestas no solo de la gastronomía típica francesa. Hay comida kosher, libanesa, portuguesa, latina. Entre los lugares más atractivos estuvimos caminando por Rue des Roisiers y Rue de Francs Bourgeois.

En Sacha Finkelsztajn -o la Boutique Jaune París- pedimos crepes de queso, crépe vegetariana y crépe de salmón. Nos llamó la atención que la masa era más gruesa que las crépes que comimos en otros lugares. Imposible decir que aquí una era más sabrosa que la otra, todas generosas en ingredientes frescos y de buena calidad. Desde 1946 la familia Finkelsztajn -inmigrantes polacos- ha tenido esta tienda deli. Cuentan que sus rugelach, challah, strudels, bagels y tortas de queso son famosos entre los locales. Los sándwiches de pastrami son lo máximo, extraordinarios. Con carne de res o de pavo, spread de berenjena ahumada, pasta de pimiento rojo no muy picante, pepinos, tomates y encurtidos. Nos llamaron lo atención sus borek de espinacas y los de queso, los piroshky de salmón, sus postres.

Más adelante conseguimos Comme en Lisbon, donde disfrutamos, y repetimos, los famosos Pasteis de Belem. En Le Marais están también el Museo Nacional de Picasso, el Musée Cognacq Jay, L’Opera Garnier y Place des Vosges, que es la plaza más antigua de París.

Caminando

En el 2008 hice fila para poder entrar en Pierre Hermé buscando los macarons que todavía no eran famosos alrededor del mundo. En Caracas aún no se conseguían. Tampoco existían los influencers en esa época, pero en lo que entré a la tienda y comencé a tomar fotos me regañaron, solo se podían tomar una o dos. Recuerdo lo emocionada que estaba, compré una cajita de doce sabores diferentes y me los comí uno a uno cerrando los ojos para disfrutarlos más, caminando por la misma calle. Siempre pruebo al menos uno de chocolate, uno de parchita, uno de pistacho y uno de frambuesa. Y siempre me gusta probar alguno de las nuevas tendencias. Esta vez me sorprendió Ladurée, la bonita tienda en Rue Royale. Sus macarons también son únicos y exquisitos, pero la decoración y el ambiente de sus tiendas son extraordinarios.

Llegamos a La Madeleine. No estaba entre los planes visitarla pero ¿cómo no hacerlo? Entramos en la Iglesia de Santa María Magdalena, fue planificada por Luis XV como punto primordial para la Rue Royale, pero su construcción fue interrumpida por la Revolución Francesa. Napoleón Bonaparte la rediseñó en estilo neoclásico como monumento para la gloria de sus soldados. A su caída en 1814 se retomó el concepto de la iglesia y fue terminada en 1842. Sus frescos y sus esculturas son imponentes. La Madeleine está llena de historias, entre otras cuentan que en ella fueron los funerales de Chopin, Coco Chanel y Joséphine Baker.

Galeries Lafayette Gourmet es otro de los más importantes atractivos gastronómicos en París. En tres pisos y más de 4500 metros cuadrados se encuentran un mercado, una charcutería, una bodega de vinos y otras bebidas alcohólicas, restaurantes y stands con creaciones culinarias saladas y dulces para comer allí o para llevar. Entre los stands de los chefs más famosos de la capital francesa están los de Alain Ducasse, Pierre Hermé, Pierre Marcolini, Casa Verot, Cyril Lignac y Babka Zana. Uno de mis puntos favoritos allí es La Route de Indes, con infinita variedad de especias, pimientos, hierbas, sales, te de todas partes del mundo.

¡París es París!

Tuvimos 55 horas para viajar juntas las dos hermanas, millones de ilusiones para maravillarnos con París y la oportunidad perfecta para abrazarnos miles de veces con alegría infinita. Nada falló y regresamos a Madrid contando a los esposos y los hijos que todo había salido como lo planificamos. ¡Y mejor! Quedamos con la costumbre de enviarnos mensajitos por whatsapp sobre lugares diferentes que queremos visitar por primera vez en nuestro próximo viaje a París.