Algunos dirán que este título es mentira porque aún se ven en Caracas y otras ciudades de Venezuela pregoneros con el diario Ultimas Noticias y otros jornales deportivos. Lo cierto es que desde el año 2013 han dejado de circular más de un centenar de periódicos en los quioscos y vendedores ambulantes de esta nación. Ya no se ven esas grandes pilas de papel entintado con las nuevas del momento, ni siquiera la crónica policial que buscaban ávidos algunos que se regodean en lo morboso de una tragedia o incluso un semanario cultural para elevar un poco el nivel de muchos. Menos decir sobre revistas y magazines.
No quiero hacer mi reflexión desde la perspectiva estadística o la denuncia por la menor libertad de prensa, quiero solo recordar la experiencia lectora que se vivía en mi país y el anhelo porque retornen esos medios de comunicación.
Creo uno de mis gratos recuerdo de infancia era ver a mis abuelos y padres recibir periódicos en la puerta de casa. En Venezuela no se lanzaba el diario impreso como en los pueblos de Estados Unidos. El periódico hasta inicios de los 2000 aún se colocaba gentilmente en las entradas de los hogares que solicitaban tal o cual diario, especialmente durante los fines de semana y con más seguridad los domingos. Las ediciones del último día de la semana son lo mejor, tanto de El Universal y El Nacional eran las más voluminosas. Claro que venían cargadas de publicidad, sin embargo, con revistas dominicales incluidas como Estampas o Feriado, y papeles culturales. Para mi gusto había poca sección científica destacada, aunque el tema ambiente irrumpía con fuerza debió a la importancia del cuido de la naturaleza y a un entorno más sano. Por supuesto la tecnología era la vedette del siglo XXI, más la siempre atractiva farándula e incluso la vida de los más afortunados que atrae a las mayorías menos suertudas.
El venezolano leía con avidez los periódicos, y no me digan que las redes sociales digitales opacaron lo impreso, aun en muchos países latinoamericanos abunda la prensa escrita, hace un año estuve en Colombia y agarre con pasión un periódico cortesía del hotel para traerlo a Venezuela como un gran trofeo.
Recuerdo que en los 90 surgió Economía Hoy que era un diario dedicado a lo financiero, este nutrió mi deseo de aprender sobre el mercado. Su color salmón distintivo se me hacía más atractivo e incluso tenia secciones de ciencia y cultura. Mucho aprendí de los gurús nacionales e internacionales que escribían o eran publicados allí. En los 2000 irrumpió Tal Cual, de la pluma magistral y contestaria del gran Teodoro Petkoff, era un reclamo por mantener las libertades que venia de las filas más tradicionales y honestas de la izquierda venezolana.
No puedo olvidar la omnipresencia de El Universal y El Nacional, mi difunta suegra y su hijo menor Carlos preferían el primero. Era un placer verlos leer sus páginas e incluso buscar las ofertas de supermercados o electrodomésticos. Mi suegro gustaba del deporte y sucesos. Mi hija Nicole pudo ver algo de las noticias internacionales, quizás algo de ello inspiro sus estudios universitarios actuales. Para mí, El Nacional fue el mejor periódico de todo el espectro impreso en Venezuela por 75 años y aun en su versión digital que solo se logra ver con VPN sigue siendo un paladín de la libertad de prensa. Mientras su rival escogió una prudencia informativa luego del año 2014 cuando la familia Mata lo vendió a un grupo cercano al Estado. No obstante, el periódico de los Otero se mantuvo fiel a las denuncias de corrupción y desmanes del poder. Finalmente, la suspicaz escasez inducida de papel más la persecución de los denunciados lo terminó cerrando en 2018 cuando en diciembre salió su último impreso.
Esa búsqueda dominical o diaria por información en papel se acabo completamente en la década de 2020 en Venezuela, no más impresos imparciales, he incluso acceder a lo digital requiere un VPN que logre burlar la censura de internet. No más mañanas de lectura en la mano con ese olor y tinta recién impregnada de la madrugada. No más novedades que nos alertaran del mundo en su avance, alegrías del deporte o la ciencia, caprichos de otros y emoción de algunos por sus logros o bajezas. Solo nos quedan las redes o el canal de televisión y radio que alcancemos con mucha insistencia.
Cuando viví en Inglaterra y España tenía mis periódicos a buscar de los domingos como The Guardian, Daily Telegraph, The Times, El País, El Mundo, ABC, etc. Aún circulan con libertad y frecuencia desde hace décadas interrumpidas esos diarios. Esperando algún día cercano vuelva la prensa escrita a mi país y en cantidades y opiniones distintas. Tú elige lo que quieres leer donde nadie te corte esa necesidad placer.