Ayer, como hago a menudo durante el fin de semana, fui al centro comercial a comprar algunas cosas. Es una ventaja poder comprar todo lo que necesito en el mismo lugar. Además aproveché para ponerle combustible al coche y visitar una librería. Había terminado de comprar mis cosas y estaba por volver a casa, cuando se apagó la luz y desde el techo provenía un ruido enorme, como si un ejército de bateristas lo usase para entrenarse todos al mismo tiempo y sin considerar lo que hacían los otros. Una señora me dijo que estaba granizando y que los granizos eran enormes.
Había dejado el coche estacionado y al aire libre, como miles de otras personas y traté de apurarme para salvar lo salvable. En este intento desesperado y vano, me seguían cientos de personas. Al llegar al ingreso, me percaté que ya era demasiado tarde y que tenía que esperar hasta que pasase la tormenta. El viento soplaba fuerte, a una velocidad superior a los 100 kilómetros por hora y los arboles perdían sus hojas y ramas. Algunos vidrios del techo del centro comercial se rompieron y entraba el agua en grandes cantidades.
Después de unos 15 minutos, dejó de granizar y pude ir a buscar el coche. Lo encontré ahoyado en el techo, la parte anterior y un poco menos por los lados. El espejo retrovisor del lado derecho estaba roto, pero los vidrios y parabrisas estaban intactos. Saliendo del estacionamiento puede apreciar los daños causados a otros coches y muchos de ellos, tenían el parabrisas roto y vidrios trizados.
Algunos lloraban de impotencia y en esas condiciones decidí volver a casa. El camino en coche es de unos 15 minutos y el desastre, causado por la tormenta, se percibía en todos lados. Los granizos eran enormes y las calles estaban cubiertas de un manto de hielo blanco. En el estacionamiento de casa, los daños fueron menores, sobre todo en las partes protegidas del viento que soplaba desde este hacia oeste.
Desgraciadamente, los coches estacionados en otros lugares habían sufrido golpes más duros.
Al salir de casa dejé algunas ventanas abiertas, pero afortunadamente esto no causó mayores consecuencias. Esperé a que pasara la lluvia y después de unas dos horas, salí a recorrer las calles para hacerme una idea de los daños. Alrededor del 20% de los coches tenia los vidrios rotos y algunas casas y apartamentos sufrieron averías símiles, pero en una escala menor. Algunas calles estaban inundadas y la gente hablaba a voz baja sobre las consecuencias.
Hoy salí a caminar alrededor y pude nuevamente constatar una cantidad de coches aboyados y con vidrios trizados o rotos. En la cuidad los estacionamientos para coches son de una capacidad de unos 150.000 y si calculamos 20% de coches con averías, tenemos un total de unos 30.000. Quizás sea un poco menos o un poco más. El costo de reparación media podría ser de unos 1200 euros por coche, que da un total de unos 36 millones de euro. Una cifra enorme que penaliza la ciudad. El fenómeno meteorológico ha afectado otras ciudades y la cifra, ampliándola a esta parte del país, representa un gasto extra por familia que tendrá consecuencias sobre la economía y el consumo. En realidad. fue un verdadero desastre.
En los últimos años estos fenómenos inesperados se han repetido con mayor frecuencia y muchos postulan que la causa sería el calentamiento global. Los veranos recientes han sido calurosos y la temperatura en junio es alta en Italia y más fría al este y al norte del país, causando violentos desplazamientos de aire frío y la condensación rápida del agua, provocando precipitaciones típicas de los trópicos y al mismo tiempo en forma de granizos. La energía acumulada por el calor da mayor fuerza a estos eventos.
El centro comercial sufrió también graves daños y pienso que otras estructuras similares hayan tenido los mismos problemas. Algunos transeúntes, que se encontraban sin protección durante la tormenta, fueron llevados al hospital, ya que las dimensiones y fuerza de los granizos al caer y golpearlos los dejaron ligeramente heridos. Estos eventos, como granizos, vientos fuertes, tornados en un país como Italia, que está entre zonas cálidas y frías, han aumentado en frecuencia y esto es uno de los tantos indicadores que el clima está cambiando. Situaciones como estas se repetirán cada vez con mayor intensidad y periodicidad, obligándonos a cambiar nuestra manera de pensar, vivir e imaginar el futuro, además de causar enormes daños con costos siempre mayores por inundaciones, tornados y tormentas en algunos lugares y sequía en otros, aumentando, entre muchas otras cosas, el precio de las aseguraciones.