Una de las historias más emblemáticas, impresionantes y trágicas en la historia de la ciencia y de la filosofía es la de Giordano Bruno. Bruno fue un pensador renacentista italiano que fue condenado por algunos lideres de la iglesia católica a morir en la hoguera por presentar, según ellos, un peligro al credo por tener ideas de carácter herético. Desde su trágica muerte, Bruno sería considerado una de las figuras más fascinantes y controvertidas del Renacimiento. Su vida, marcada por el constante movimiento geográfico e intelectual, refleja su compromiso inquebrantable con la búsqueda del conocimiento y la verdad.
Giordano Bruno nació en Nola, una ciudad pequeña de Campania, Italia con el nombre de Filippo. No se sabe el día exacto de su nacimiento, pero se cree que pudo ser a inicios de enero o febrero de 1548. Desde muy joven, Bruno se destacó por su inteligencia y curiosidad lo que lo hizo ingresar en la Orden de los Dominicos en Nápoles adoptando el nombre de Giordano y comenzando a estudiar teología, filosofía y ciencias. Es bastante común la pregunta de por qué Bruno fue Dominico si tenía bastantes dudas sobre la religión y su credo, sin embargo, para entender esto hay que tener en cuenta que por aquel tiempo las órdenes religiosas eran las únicas que tenían acceso a gran parte, por no decir todo, del conocimiento y de la bibliografía.
Por eso es muy probable que la fuerte curiosidad de Bruno por aprender fue en gran parte la que lo hizo adaptarse a la orden para continuar su sed de conocimiento, también hay que tener en claro que Bruno, aunque ostentaba ideas revolucionarias contra la religión nunca dejó de creer en un Dios. Su convicción por su pensamiento considerado herético pronto lo puso en conflicto con la doctrina eclesiástica la cual terminaría acabando con él. Desde joven en Nápoles ya se le veía dudar de las imágenes de los santos, de la importancia de la vida de María y de la trinidad. En 1576, abandonó el monasterio por algunas acusaciones y se embarcó en un viaje que lo llevaría a recorrer Europa, pasó por Italia, Francia, Inglaterra, Alemania y Suiza.
Durante sus años de exilio, Bruno se dedicó a desarrollar su pensamiento filosófico y cosmológico. Habiendo aprendido fuentes de primera mano pasó sus viajes dedicándose a enseñar gramática, latín, astronomía, teología, matemáticas y el Aristotelismo. Con el tiempo empezó a analizar y criticar estos conocimientos cuando comenzó a conocer a otros autores y durante todos sus viajes fue publicando numerosas obras que desafiaban las concepciones tradicionales de su época. A pesar de las dificultades que originaban sus escritos y sus acciones logró establecerse en importantes centros intelectuales, como París y Londres, donde encontró mecenas y admiradores que lo apoyaron en su labor, sin embargo, por su discordancia con las ideas religiosas de esas tierras tendría que abandonarlas rápido.
La obra de Bruno abarcaba una amplia gama de temas, desde la cosmología, la ontología y la metafísica hasta temas de moralidad, religiosidad, teología, labor política y social, etc. Bruno escribió diálogos, poesía, teatro, libros de técnica como de mnemotecnia o arte de la memoria, entre otros. Una de las ideas por la que se le conoce más se centra en su visión de un universo infinito, poblado por innumerables soles y en sus alrededores innumerables mundos habitados, una idea revolucionaria que desafiaba el modelo geocéntrico ptolemaico y las concepciones aristotélicas prevalentes.
Aunque se le conoce como un promotor del sistema de Copérnico, Bruno no siempre fue copernicano. Él en sus inicios y embadurnado de los textos de la época sostenía un geocentrismo, incluso enseñaba este sistema y referenciaba a De sphaera mundi de Johannes de Sacrobosco el cual era una de las obras más influyentes del momento basada en el pensamiento Ptolomeico. No fue hasta su primera estancia en Paris en 1581 que Bruno, en la corte de Enrique III, conoció la hipótesis heliocéntrica, se inclina hacia ella y comienza a amalgamar este sistema con la idea de un Dios infinito que no solo crea un sistema solar con planetas girando en el, sino que también crea infinitos soles y girando en ellos infinitos planetas donde puede haber infinitas formas de vida.
Expandiendo las ideas del astrónomo polaco Bruno no solo se volvía copernicano sino que se volvía más Copernicano que Copérnico. Esto se debe a que Copérnico, aunque pone las bases de un sistema heliocéntrico moderno, él aún tenía una visión de un universo cerrado y finito con límites poco después de Saturno. Bruno en cambio, dilata ese sistema solar y universo y pensaba que no solo el universo era infinito, sino que también este sistema solar era más grande de lo que se pensaba proponiendo la idea de que más allá de los planetas que se conocía pueden existir otros cuerpos más que no los vemos por la simple razón que estos están más lejos y que son muy pequeños.
Esta idea que no fue del agrado de mucha gente se contrastó años posteriores con el descubrimiento de las lunas de Júpiter con Galileo o con el descubrimiento de Urano y Neptuno muchos años después. Cabe recalcar que Bruno nunca usó un telescopio para sus hipótesis. Dentro de su universo infinito explicaba que todos esos puntos fijos en el cielo en realidad son soles, que tienen planetas como la tierra girando en torno a ellos y que la razón de que no podemos verlos es que, en comparación con sus estrellas, los planetas son muy muy pequeños. Hoy en día sabemos gracias a grandes telescopios que es verdad y que incluso existen soles mucho más grandes que nuestro propio astro rey.
Todas estas ideas fueron expresadas en sus diálogos escritos entre 1584 y 1585 La cena de las cenizas; Del infinito universo y los mundos y De la causa, el principio y el uno en los cuales no solo defendería el copernicanismo, sino que lo explayaría y pondría los fundamentos para entender una visión cosmológica y teológica unificada donde solo un Dios infinito puede crear un universo infinito. Luego de su fatal condena y de haber previsto la existencia de otros planetas fuera de nuestra solar tuvieron que pasar casi 400 años para que se comprobara sus conjeturas. En 1995 los astrónomos suizos Michel Mayor y Didier Queloz descubrirían el primer exoplaneta orbitando en una estrella parecida a nuestro sol y lo llamaron 51Pegasi b, abriendo de este modo una inagotable carrera de investigación en la búsqueda de más y más planetas en los confines del universo.
En estos diálogos también se ve a un a Bruno poniendo las bases del relativismo y explicando por qué nos parecía que la Tierra era el centro del universo cuando en realidad no existe un centro como tal en el universo. Para Bruno si bien este sistema solar giraba en torno al Sol, para él haber estado en cualquier parte del universo, es decir otro cuerpo u otro planeta, también nos daría la ilusión de que toda gira en torno a ese lugar. Este fue un impacto grandísimo para la historia de la ciencia que sería tomado mucho más adelante.
Bruno también ya respiraría las cuestiones fundamentales de la gravedad que no serían ni aristotélicas ni matemáticas, Bruno no consideraba que la gravedad fuese una propiedad intrínseca de los cuerpos, sino más bien una cualidad emergente de las relaciones entre las partes de un cuerpo y su entorno. El Nolano, como suele llamarse a Giordano Bruno, puso algunos cimientos para lo que más adelante va a ser estudiado por la física matemática de Galileo y Newton, podemos decir incluso que fue una fuerte influencia para ellos. Aquí hay que hacer un paréntesis y preguntarnos si Newton llegó a leer a Bruno, de Galileo no hay duda pues, aunque no lo cita nunca, sí se tiene conocimiento de la correspondencia de Galileo y Kepler hablando sobre el Nolano. Este tema se aclara cuando se entiende la peligrosidad que contendía hablar directamente de cualquier obra de Bruno luego de su asesinato.
Pero, ¿Newton conocía los escritos del filósofo? Bruno había pasado por la corte de Isabel en Inglaterra y el físico inglés más adelante sería parte de la misma elite intelectual, sin embargo, no se sabe completamente si lo estudio o no, pero se puede pensar que sí y que la mecánica newtoniana fue una reformulación del sistema físico, cosmológico y filosófico Bruniano. Casi lo mismo nos podemos preguntar sobre el panteísmo que sería expandido por el filósofo Baruch Spinoza ideas que parecerían basadas en Bruno o de las percepciones sobre la calidad de los mundos mejores o peores que pueden existir, las mónadas o la lógica combinatoria que se encontraría luego en Leibnitz.
Algo interesante y notable de Giordano fue que Bruno no defendía a capa y espada sus conocimientos o a los autores en las cuales se basaba, sino que los cuestionaba haciéndonos notar que la ciencia y la filosofía se trata de eso de reflexión, cuestionamiento y evolución. Ejemplo de esto es la crítica que le hace al mismo Copérnico al cual lo llamaba más matemático que filosofo por no abordar las implicaciones filosóficas más amplias que derivaba su sistema heliocéntrico.
Aparte de su pensamiento cosmológico otras ideas que le causaría problemas es poner en cuestionamiento las bases de la iglesia católica como la divinidad de cristo, los santos y la trinidad; la concepción de dios; el rol de la, el papel social de las iglesias, su enfoque crítico hacia las autoridades religiosas y académicas, etc. Su capacidad para cuestionar lo establecido, combinada con un carácter fuerte y provocador, le ganó tanto seguidores como enemigos y no pasaría mucho tiempo para que sea arrestado por la Inquisición en Venecia. Tras un largo juicio que duró siete años, y con la fuerte convicción a negarse de abdicar a sus ideas Bruno fue condenado por herejía y ejecutado en la hoguera el 17 de febrero de 1600.
Se cuenta que en sus últimos minutos dijo a sus sentenciadores: “Quizás ustedes, mis jueces, pronuncien esta sentencia con mayor temor que el que yo siento al recibirla”. Bruno moriría quemado vivo una mañana en el Campo de Fiori en Roma, Italia negándose a dimitir y a la tradición de besar el crucifico, se cuenta que le pusieron una morilla o bola de acera en la boca para evitar que pudiera hablar en plena ejecución, por último, sus cenizas fueron lanzados en el rio Tíber evitando de esta forma que no quedara ninguna reliquia o lugar de entierro que pudiera ser venerado por sus seguidores. Sus libros y todos sus escritos fueron quemados y prohibidos y así mismo sus simpatizantes fueron perseguidos y cualquier persona que hable sobre él era castigado haciendo que su obra fuera vetada por mucho tiempo.
A pesar de su trágico final, el legado de Giordano Bruno perdura. Su vida y obra siguen inspirando a aquellos que valoran la libertad de pensamiento y la valentía de desafiar los límites del conocimiento. Bruno es recordado no solo como un mártir de la ciencia, sino también como un visionario que expandió las fronteras del pensamiento humano y sembró las semillas de una nueva visión del cosmos que influiría en las generaciones venideras.