Las extremidades, constituyen nuestros medios de contacto y acción con el entorno, tanto físico como orgánico. Entre ellas, las manos son el instrumento más versátil del ser humano. Nos permiten interactuar con el medio en una infinidad de acciones que nos parecen naturales, pero, manos y pies, dependen a su vez de un sistema de regulación más complejo que se puede resumir en el esquema siguiente: receptores, centro de elaboración y efectores; en el mismo orden, los sentidos, el cerebro y las extremidades.

Este circuito de retroalimentación progresa si cesar, acumulando información y rectificando constantemente la experiencia motriz adquirida. Valga un ejemplo elemental: han pasado milenios desde que los primitivos se atacaban blandiendo un garrote hasta llegar al refinado arte de la esgrima. Es el aprendizaje perfectible.

Las manos

Manos que trabajan, que empuñar el arado, que ayudan, que comunican por signos, que fabrican útiles y herramientas, que operan desde los utensilios de cocina o el bisturí hasta las máquinas más sofisticadas, en fin, manos que saludan al amigo o repelen al que nos ataca.

Pero también, manos que gatillan armas de destrucción que, en el delirio de la conquista o de simple supremacía, pueden llegar a destruir no solo al supuesto enemigo sino a sí mismas. Existe una dialéctica entre construir y destruir, ambivalencia que en lo societal permite consolidar o deteriorar las relaciones entre individuos y grupos.

¿Hay algo más fuerte que estrechar con sinceridad y energía la mano amiga?

En ello va la voluntad solidaria que ha llevado a los seres humanos a colaborar en el trabajo (co…laborar o labrar juntos). Es con el gestual de las manos y la mirada franca, sincera, que los primitivos pudieron avanzar hasta generar el lenguaje de signos, luego hablado y finalmente escrito. Todo eso comenzó con las manos, desde los signos y símbolos rupestres hasta los papiros, la imprenta y hoy, la informática.

Estrechar las manos con énfasis denota una entrega de energía y un gesto de buena voluntad, pero también existe lo contrario, la mano fláccida de la falta de empatía o lo que es peor, del desinterés por el otro o, simplemente, el desprecio. Son manos que se niegan a reconocer al otro, que no desean comunicar. Las manos son también vehículo de emociones y, junto a la mirada, son indisociables para canalizar la comunicación con los otros.

¿Cuántas canciones nos han hablado de las manos?

“Tus manos santas”, “la mano amiga”, “la mano de la justicia”, “la mano del adiós” o el Mano a Mano del tango del mismo nombre, que significaimagina dar y recibir o estamos a igual, o con las cuentas saldadas. En dicho tango hay un “mano a mano” no exento de despecho y venganza.

Contra todas las “manos” (o malas pasadas) que nos puedan ocurrir en la vida, hay una que es sagrada, es la mano protectora y bienhechora de la madre a la que casi la totalidad de los humanos recurre en momentos de extremo peligro. La materia viviente se aferra a la vida, incluso los animales saben reconocer y respetar la mano que los alimenta y les hace vivir.

Una Mano Muerta en Valparaíso

Hacia fines de los sesenta, aún estudiante de arquitectura, trabajé con un inventivo colega que ya había egresado. Hábil en negocios, como buen hijo de griegos, se instaló con un negocio de materiales de construcción muy cerca de nuestra escuela. Mi job era dibujar los planos de ejecución para los clientes que compraban elementos prefabricados de hormigón pretensado.

Un día el Teddy (así lo llamábamos) me dijo..."Viejo, vente mañana a las 14:00 en punto, porque viene Pablo Neruda por unas losas para su casa"...Dicho y hecho, el vate triste llegó a las 14:00 clavadas; saludó a mi jefe y se pusieron a ver catálogos y muestras. El poeta observaba y escuchaba en respetuoso silencio.

Terminaron de negociar y se acercaron a mi tablero para mirar los planos, el Teddy nos presentó. Neruda, con la mirada casi perdida en el infinito, tendió su mano como un frío guante vacío, y me dijo con una voz de cura pueblerino..."¿cómo está?"

No me extrañó. Como lo dije en otro artículo, desde muy joven me impresionaban su tristeza, su voz y su mirada casi extraviada. Ante su imagen de gran hombre de letras, yo era un anónimo estudiante, como había miles y miles en el país. Su frialdad no iba con mi manera de ser y eso me quedó dando vueltas durante mucho tiempo.

De Nehru a Neruda hay mucho más que una sílaba de diferencia…

Lejos estaba yo de imaginar que el gran poeta había vivido -mutatis mutandis- un muy mayor incidente en Nueva Delhi, quince años antes (1950) con el primer ministro Jawaharlal Nehru. Neruda debía entregarle una misiva de Joliot-Curie1, Presidente del Consejo Mundial por la Paz, le encargó de transmitirle, nada menos que al primer ministro de la India. Nuestro poeta formaba parte de dicho consejo. Y después de severos trámites de seguridad nacional porque dicha instancia estaba asociado a la estrategia de la URSS, Nehru lo recibió en su despacho.
El poeta relata:

Se levantó y me tendió la mano sin ninguna sonrisa de bienvenida… Unos ojos obscuros y fríos me miraron sin ninguna emoción. Treinta años antes me lo habían presentado, a él y a su padre, en una caudalosa reunión independentista. Se lo recordé, sin que por eso se alteraran sus facciones. A cuanto yo le decía respondía con monosílabos observándome con la invariable mirada fría…me contemplaba con la misma indiferencia y menosprecio que hubiera tenido para con un cualquiera de sus campesinos descalzos.2

Creo que Neruda exageró en su lapidario juicio sobre Nehru. A pesar de su reciente independencia, la India es una cultura milenaria. Hubo en esa entrevista una desproporción colosal. Nuestro poeta estaba a veinte años de recibir el Premio Nobel que lo llevó al pináculo de las letras. Para Nehru, solo era un emisario de su gran amigo, Joliot-Curie; ni siquiera representante oficial de esa organización pacifista. Nehru, depositario de una cultura milenaria ancestral, en una sociedad que aún mantiene su estructura de castas, no lo iba recibir con los honores que nuestro poeta creía merecer.

Decididamente, dos manos que se saludaban con una tan gran distancia social no podían crear, necesariamente, vínculos de amistad.

Otra mano muerta en Bruselas

Pasaron los años y vino el exilio. En Bruselas tuve el privilegio de conocer a un personaje excepcional, el profesor Victor Massuh, embajador de su país ante la Unión Europea allá por los años 80/90. 3 Tuvo un trato muy deferente con la Casa de América Latina de Bruselas, donde se reunían los emigrados latinoamericanos. Lo conocí allí, pero más de cerca, en casa de Ernestina Ocampo, dueña de un restaurante argentino en Bruselas donde se hacían fiestas y conciertos en torno a un buen asado.

El gobierno argentino había decidido hacer un acto de desagravio a la comunidad hebrea en Bruselas, capital de la Europa, por un sórdido atentado en que manos criminales le habían puesto explosivos al Centro Social Israelita de Buenos Aires.

Victor me hizo llegar un mensaje con Ernestina:

Viene el Gobernador Ortega de Tucumán, en representación de nuestro presidente, y como Ud se ha distinguido en la divulgación del tango en Europa…sería bueno que lo conozca. Ud. sabe que el Gobernador es cantante.

No podía adivinar que se me presentaba una segunda vuelta en el tema de saludar a personalidades, desconocidas. Por supuesto que acepté, pensando en esos años sesenta en que Palito Ortega era un provinciano del norte que animaba, con sus canciones, el movimiento rock argentino.

El desagravio fue un acto solemne de confraternización, perdón y sinceridad, cosa rara por estos tiempos. Terminado el acto y, ya en el coctel, el Embajador me tomó del brazo y dijo: "ahora vamos a saludar al Gobernador" y fuimos.

Recordemos que Palito Ortega fue un hijo del rigor ya que desde niño practicó con su familia el oficio de cañero, es decir, cortador de caña en los ingenios azucareros de Tucumán. Un oficio extremadamente duro. No sé cómo sus manos rudas le dieron dedos para tocar la guitarra...aunque los argentinos son a la guitarra, lo que los chilenos al vino tinto.

Avanzamos entre la marea de invitados, rabinos y damas ensombreradas, hasta el grupo donde estaba el gobernador Ortega que, cabizbajo, escuchaba en atento silencio, "las pavadas" que le contaban sus interlocutores...

¡Gobernador!... le dice Victor... "quiero presentarle a un arquitecto chileno que ha hecho mucho por divulgar nuestro arte del tango en Europa"... El Palito se apartó un poco del grupo, y con su mirada en lontananza, me tendió su fría mano, seca y huesuda, y dijo... “¿qué tal pibe?"... Luego se dirigió a Victor y agregó..."magnífico acto Embajador...el Presidente va a estar contento"... y se retiró sin más...

Me vino de inmediato a la memoria, el recuerdo de Neruda que, veinte años antes, me había dicho casi lo mismo, pero con dos letras menos.

En conclusión

El imperturbable silencio y la frialdad en la mirada de Nehru, el “¿cómo está?” plano de Neruda y el displicente “Qué tal Pibe?” de Palito Ortega, nos confirman que detrás de las manos no solo están el cerebro y las emociones, sino un registro mucho más profundo que Humberto Maturana llamaba las correspondencias funcionales. Es decir que, para que haya contacto, ambos interlocutores comparten, tácitamente, el reconocimiento del otro, en un contexto previo de referencias.

Maturana postula que:

la cooperación es constitutiva a la vida y al lenguaje. Ello implica la aceptación mutua de los individuos que interactúan, la aceptación del otro como un “legítimo otro” o “dejar que el otro aparezca”, y es la emoción que funda lo humano”.

Plantea además que,

para todo ser vivo la realidad es distinta, pues esta se percibe de acuerdo con los procesos sensoriales de cada organismo.

(Humberto Maturana)

En estos tres casos…cómo nos perciben, por qué y para qué. Nehru, Neruda, Palito Ortega y el suscrito, nada teníamos que hacer unos con los otros y, por lo mismo, las manos y las miradas fueron respectivamente inexpresivas, por no tener nada en común que realizar, ni en el tiempo ni en el espacio.

A la inversa, gentes que nunca se hablan, puede que tengan mucho más en común, aunque no siempre se les presenta la posibilidad de conocerse y emprender algo juntos.

Un estrechón de manos es mucho más que un simple saludo.

Notas

1 Jean Frédéric Joliot-Curie (1900-1958). Físico y químico francés, nuero de Pierre y Marie Curie. Premio Nobel de química 1935 junto a su esposa Irène Joliot-Curie.
2 En: “Confieso que he Vivido”. Pablo Neruda. Ed Seix Barral, 1954 pp. 255 a 261.
3 Victor Massuh. Originario de Tucumán, tierra de sirios inmigrados en Argentina. Dr en Filología germánica, filósofo y ensayista argentino. Fue Decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Córdoba y embajador plenipotenciario de su país ante la Unión Europea en Bruselas, allá por los años 80 y 90.