El arte es arte si nace del interior de cada uno, técnica de expresión interior de forma bella, ordenada, con estructuras y proporción.
Para expresar no es necesaria la técnica, primero se debe investigar y descubrir la belleza interior.
Hay personas que nacen con habilidades excelsas y otras que tardan muchos años en conseguir un logro artístico.
La cuestión es tener la voluntad de querer expresar.
Nadie es malo haciendo arte, simplemente hay que buscar la emoción que nos permite manifestar nuestra esencia.
Hay muchas personas que pintan, pero pocos son pintores.
Hay muchos pintores, pero pocos son artistas.
Lo que provoca que alguien se convierta en artista no es la técnica, es la originalidad, allá donde el artista y su alma se reflejan en su obra. Por ejemplo, Dalí se pintaba a sí mismo en numerosas y diferentes perspectivas.
Imitar a otros nos sirve para aprender nuevas formas, pero no para ser artistas, somos mamíferos buscando nuestra originalidad.
La pintura está relacionada con la observación de la luz.
La pintura es plasmar la luz interna fuera y es una de las formas que tenemos para enviar información al mundo.
Tenemos cuatro formas para recibir la luz:
- De manera natural, proveniente de las reacciones químicas en las estrellas.
- La bioluminiscencia, aquella que es producida por reacciones químicas en algunos insectos y otros animales.
- La luz eléctrica a través de los rayos naturales y la que utilizamos a través de la conducción eléctrica.
- El fuego a través del consumo del carbono, en altas temperaturas.
Una fuente de luz emite ciertas ondas con partículas llamadas fotones (luz en griego).
El radio de frecuencia se mide en nanómetros y existe una cantidad de tiempo entre una frecuencia y otra, a esta cantidad temporal se le denomina longitud de onda.
Un ser que vibra bajo es una persona cuya vida siempre está igual, lenta y predecible.
Por ejemplo, una tortuga tiene baja vibración.
¿Cuándo interpretamos que la baja vibración es perjudicial?
Cuando el entorno está en transformación y el ser sigue vibrando bajo.
Se genera una oposición y por consiguiente una enfermedad, emociones negativas reprimidas, el entorno cambia, pero el ser interno no.
Nosotros vivimos en altibajos y las partículas de luz también.
Depende de la cantidad de frecuencia en la que se muevan, los diferentes colores que podemos percibir.
La luz blanca a través de la refracción es procesada a través del ojo y el cerebro interpreta las tonalidades.
Los colores no están fuera, están dentro, es nuestro cerebro quien interpreta la onda de luz que colisiona con la materia.
Los pigmentos permiten reflejar concretamente la onda con una composición química exacta.
Un ser daltónico no tiene en sus ojos la capacidad de percibir las ondas con mayor amplitud, sólo ven ciertas longitudes de ondas, por eso el verde y el azul son colores que se mezclan fácilmente generando una confusión.
Si el universo son datos en formación, toda vibración es un idioma y cada frecuencia es una palabra dentro del idioma.
Todos los colores son paquetes de datos de luz.
Los colores nos entregan información divina.
Nuestro cerebro procesa continuamente toda esta información desde el subconsciente y el inconsciente, registrando lo que nos provoca ese color y su información.
Relacionamos los colores con las emociones, el rojo con todo lo que está mal, en esta sociedad desde pequeño te corrigen en rojo, el semáforo, el diablo, lava del volcán, etc.
Esto depende de la cultura de cada región.
A lo largo de la historia los humanos hemos buscado manifestar nuestra luz fuera a través de un diseño.
Pintura significa rasgar y marcar la pared.
Pintar es dejar una marca o una huella de lo que sucede en nuestro mundo interno.
Nosotros estamos compuestos de luz. La historia del arte es la expresión del alma interpretando la luz que surge del universo y de uno mismo.