Desde la creación del arte cinematográfico, el papel de la mujer ha sido objeto de mucha controversia. Algunas mujeres sostienen que se nos sexualiza, mientras que otras argumentan que se nos representa en una posición inferior a la de los hombres.
En mi opinión, en la actualidad, a menudo se envía el mensaje a los hombres de que las mujeres somos las que podemos resolver todos los problemas en la vida.
No es necesario ir muy lejos para encontrar ejemplos, como la última película de Tomb Raider, en la que una mujer llega a una isla habitada por aproximadamente 100 hombres, de los cuales unos 15 están armados con armas de fuego, mientras ella solo cuenta con un arco y flechas rudimentarias, siguiendo el estilo de Katniss Everdeen en Los Juegos del Hambre.
Me surge la duda, ¿los hombres tardaron 25 minutos en aprender a dar golpes después que ella llegó? ¿O editaron la escena donde ella les enseñaba a defenderse?
Mi punto es —porque ya les he dado un buen spoiler a quienes no han visto la película— en la actualidad, no se está generando igualdad, sino que se está convirtiendo a la mujer en una fuerza total. Volviendo a mis pensamientos, desearía ver una película en la que los pensamientos y las emociones de los hombres también se destaquen, ya que eso, en mi concepto, sería igualdad.
Pero, volviendo a Netflix y el hecho de que estamos convirtiendo a las mujeres en heroínas por encima de los hombres, ¿será que los directores quieren masculinizarnos? Porque la única película que he visto, y cabe recalcar que se convirtió en mi favorita, es La Princesa, protagonizada por la estadounidense Joey Lynn King.
Esta película demuestra la fuerza de una guerrera dispuesta a darlo todo por recuperar su reino, y a su vez, representa la elegancia de una princesa que, aunque está cansada, herida y agotada, no pierde su fineza, a excepción de una ocasión donde deja ver su humanidad.
Pero incluso después de su descaro, sigue mostrando la princesa que es. Con palabras hirientes pero elegantes, actos firmes pero delicados y modales a prueba de todo.
¿Será que todas las mujeres tenemos que ser así? No lo creo, si vemos en la cartelera encontraremos muchos tipos de mujeres y ninguna está mal, todas tienen una esencia y esa es perfecta para ellas, pero volviendo a largometraje de Joey, ella dudó en algún momento de su esencia, como se puede ver claramente en varias escenas de sus recuerdos, y aun así encontró la fuerza para derrotar a su contrincante.
Si nos concentramos en nosotras podremos encontrar esas mismas fuerzas, si entrenamos en secreto, podremos bajar la torre y coronarnos como futuras reinas sobre nuestros miedos.
Quiero que este mensaje sea una declaración sobre la diversidad de las mujeres y cómo cada una tiene su propia y única esencia. Busco destacar que no todas las mujeres tienen que ser de una manera específica, y que la variedad de tipos de mujeres es algo hermoso y válido.
Al utilizar el largometraje de La Princesa deseo que se interprete como una metáfora de cómo las mujeres pueden enfrentar sus propios desafíos internos y superarlos.
Además, quiero animar a las mujeres a concentrarse en sí mismas y encontrar su propia manifestación de la energía femenina, porque no es igual en todas las mujeres. La idea de «entrenar en secreto» sugiere que, a veces, nuestras fortalezas y habilidades pueden no ser evidentes de inmediato, pero pueden ser desarrolladas y utilizadas para superar obstáculos y miedos.
Con este mensaje, mi objetivo es fomentar la autoconfianza y la autoaceptación en todas nosotras, además de inspirarnos a sentirnos capaces de abrazar nuestra individualidad interna en lugar de conformarnos con las expectativas o estereotipos preestablecidos por el cine, la sociedad, la familia o quien sea.