Ukiyo-e es un estilo artístico japonés que se originó durante los siglos XVI al XVIII, en el denominado Periodo Edo. En este momento histórico la sociedad japonesa se encontraba aislada del resto del mundo. Ese hecho fue un impulsor a nivel de experimentación artística que dio lugar a un nuevo renacer de la cultura y la creatividad.
La palabra Ukiyo-e suele ser traducida como «mundo flotante» y está ligada al ideal de la integración de la vida con la naturaleza a través de disfrutar los placeres mundanos. El término proviene originalmente del budismo, como expresión para referirse al ilusorio mundo efímero que es necesario trascender para alcanzar el verdadero conocimiento.
En sus inicios, dicho estilo artístico se expresó por medio de la técnica xilográfica. Consiste en la talla de la imagen sobre una placa de madera (también denominada taco) utilizando herramientas como: buril, gubia, entre otras. Esta técnica permite la reproducibilidad de una imagen, lo cual ayudó a la difusión y posibilitó la adquisición de las obras en diferentes sectores sociales. A su vez, la aproximación de los artistas a los intereses y preferencias de la sociedad se ven reflejados en la estética de sus obras. Se destacan la representación de escenas de la vida cotidiana de la época.
Es importante destacar que el proceso de grabado de los artistas Ukiyo-e se desarrollaba bajo la división de funciones. Era necesaria la participación de personas calificadas para la elaboración de la obra. Con ello quiero señalar que el artista que diseñaba la obra pocas veces era quien la grababa. El trabajo se dividía en primer lugar por el dibujante/diseñador que ideaba la imagen. En segunda instancia el que realizaba el pasaje del dibujo sobre el taco de madera devastando la misma. En tercer lugar el que imprimía la imagen se encargaba de entintar con cepillos y pinceles de crin o pelo de la cola de un caballo y presionar los bloques de madera por medio de un baren sobre el papel (hecho a mano) y por último el editor que financiaba y distribuía los trabajos.
Conforme a mi criterio como grabadora los artistas que representan la esencia del este estilo de arte japonés son: Katsushika Hokusai (1760-1849), Utagawa Hiroshige (1797-1858), Toyohiro Aki (1872-1943), Takamatsu Chuhei (1792-1866) y Utagawa Kuniyoshi (1797-1861).
Pero no es hasta principios del siglo XIX que el estilo Ukiyo-e comienza a tener impacto en Europa y los Estados Unidos, luego de que estos países firmaran acuerdos que permitían la comercialización de objetos de arte y artesanía de Japón. Es por ello que se cree que las estampas fallidas fueron utilizadas como relleno para porcelana importada de Japón a Europa. Desde aquí se dice que quien las difundió dentro del ámbito artístico europeo fue el grabador francés Félix Bracquemond, alentando al estudio de las impresiones japonesas.
El acercamiento se ve reflejado en artistas europeos como: Claude Monet (1840-1926); Paul Gauguin (1848-1903); Vincent Van Gogh (1853-1890); Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901), Pablo Picasso (1881-1973); entre otros, que se encontraban en la búsqueda de nuevas manifestaciones artísticas.
Es hasta el día de hoy que las imágenes de los artistas Ukiyo-e se siguen imprimiendo, difundiendo y comercializando. Por ejemplo, obras como La gran ola de Kanagawa (1831) de Katsushika Hokusai. Este hecho marca la fuerte influencia del grabado japonés en la actualidad. A pesar del paso del tiempo mantiene su funcionalidad de reproducibilidad y acercamiento al público. No solo desde un aspecto artístico, sino también desde un ingreso al universo comercial, por medio de la representación de las imágenes en nuevos soportes: mochilas, accesorios, ropa, etcétera. Explorando nuevos espacios para el goce de los placeres mundanos.