El arte, hasta la época contemporánea, ha tenido un florecimiento constante e impredecible, debido a que su sustento se encuentra condicionado por el ambiente y por las premisas sociales y económicas. Siempre se creyó que el arte y la literatura eran medios para dominar y asegurar una posición privilegiada en la sociedad. Sin embargo, el pensamiento artístico colectivo surgió con la maduración de la raza humana.
De todas formas, lo considerado más antiguo se percibe muchas veces como lo mejor. Sin embargo, muchas corrientes suponen que el arte y la literatura son formales, es decir, productos para estilizar e idealizar la vida. Otros, en cambio, consideran que es un encuentro con la naturaleza misma, con lo divino que habita en la consciencia. De estas corrientes surgen los supuestos de las narrativas en el arte y la literatura. Dicho de otro modo, se puede decir que el arte es una expresión o síntesis que proviene de la artesanía y de las formas decorativas secundarias, es decir, que sigue un patrón de elementos y figuras representadas repetitivamente en técnicas y materiales. Lo mismo ocurre con la literatura, que sigue los patrones que otros van dejando.
Pero en este origen del arte y la literatura, como por ejemplo en los textos de Homero o en el arte arcaico (prehistórico), no se desarrollan, por el uso de los materiales e instrumentos, sino que es la propia intención artística la que aplica la dialéctica del espíritu.
La Edad Antigua
En la antigüedad, se consideraba al arte y la literatura como productos en sí mismos, no tanto como expresiones individuales de sus creadores, ya que eran vistos como una profesión. Por lo tanto, se les otorgaba una alta estima y se establecía una clara división entre el arte con propósitos propagandísticos y religiosos.
Sin embargo, con la integración de la literatura a través de conquistas y leyendas en el arte, este adoptó un carácter más mitológico o divino. Surgió así el concepto del genio artístico, donde el arte se percibía como lo bello y al artista como un ser iluminado.
La influencia de la colonización griega en Roma cambió la percepción del poeta y del artista plástico en la pintura y la escultura, otorgándoles, a los poetas, más fama que a los pintores.
La Edad Media, Renacimiento y Edad Moderna
En la Edad Media, el arte y la literatura estuvieron controlados hasta el Renacimiento.
Tanto en la Alta Edad Media, Plena Edad Media y Baja Edad Media (cortesanas, burguesa, feudalismo), el arte se simplificó y estilizó, marcando caprichosamente las proporciones del cuerpo y su vinculación a otros elementos, que tensionaban el poder, y un mundo metafísico para una sociedad netamente cristiana. Se desarrolló un simbolismo espiritual en el arte y una distorsión en sus percepciones.
La literatura también fue marcada por sus ensayos de multiplicación de textos religiosos. Sin embargo, este nuevo paradigma no se percató de que todo cambio cultural, todo brote nuevo tanto en el arte como en la literatura obedecía a cambios sociológicos.
Lo que trascendía no era una escultura, pintura o poema en sí, sino lo que presentaba de forma individual o colectiva. Esto sucedió con el surgimiento del Renacimiento. Ya no se trataba del arte cortesano, burgués, barroco o manierista, sino de una vuelta a la belleza de las formas, la geometría y la evolución de los estilos. Se priorizó la coherencia de las formas y la composición, dejando de lado los colores para dar paso a la geometría y la división entre lo inductivo y deductivo de la ciencia.
En cuanto a lo literario, se dio paso al Siglo de Oro español en medio del surgimiento, de banqueros, financistas y pequeños artesanos, convertidos en grandes industrias del capitalismo.
Se dio inicio al mercado del arte, siendo los siglos XV-XVI los que estaban en manos del artista, al igual que los libreros y editores que vendían.
En la Edad Moderna, el arte estaba estandarizado. La gente compraba en el surtido de los mercados y no por el artista, ya que el arte se encontraba despersonalizado. Es decir, se compraba a un comerciante y no se encargaba al propio artista.
En el siglo XVII, los artistas eran empleados de la corte y el valor de la obra artística estaba relacionado con el tipo de soporte utilizado, no con su composición, que se consideraba secundaria, ya que el papel era escaso y valioso, al igual que sus derivados.
El siglo XVIII fue puro contradicciones, no solo por las facciones idealistas y el racionalismo, sino también porque el arte se dividió en dos corrientes: el clasicismo y lo pictórico.
Es claro que el clasicismo tiende a conservar el respeto estricto de las formas, reduciéndolo a las clases superiores y la vida de los ricos, pero en cambio, la burguesía prefiere ver lo real, lo cotidiano, con formas claras y sencillas.
Incluso para el teatro, la gente necesitaba ver el drama de lo cotidiano y no el reflejo de las narrativas de parajes lejanos. Con las conquistas de Napoleón, quedan atrás las historias de aquella epopeya de las caídas de Luis XIV y la Bastilla. Los relatos artísticos niegan las ideas de libertad y promueven las propias. La revolución para el arte.
Por tanto, el movimiento romántico se convierte en una crítica no solo de las ideas del clasicismo, el arte religioso o cortesano, sino que cuestiona su génesis, su tradición, desde una mirada revolucionaria e intelectual, es decir, ver el arte como un arte progresista donde las representaciones son de batallas desde el lado heroico y romántico. Pero el público, influido por las corrientes francesas del siglo XVII, empezaba a entender un poco más de arte por la literatura. Hacia finales del siglo XVIII, con ciertos criterios sobre el gusto del arte. De hecho, para 1725, ya había publicaciones de arte como el salón "Mercure de France".
La generación de 1830, el Impresionismo
El romanticismo fue un claro movimiento de las clases burguesas, aunque este no pudo tener su sustento sin el apoyo de las clases medias. El triunfo de esta ultima clase social posterior a 1830 tiene su base en el racionalismo económico que va de la mano con la industrialización.
Que va de la poesía romántica a la novela naturalista y al melodrama. Surge el arte social.
A diferencia de los autores del siglo XVII – XVIII donde no había tensiones entre lo ideal y lo real, el escritor no necesitaba definirse en los estratos sociales pues era intelectual y respetado. Estando muy presente en el teatro con el encanto de la farsa medieval , la comedia y el arte burlesco. Una cuestión de progreso sobre toda la Edad Media, donde la mayoría de sus lectores eran clérigos. Por lo tanto, el movimiento impresionista fue el arte por el arte...
Por una parte, la visión sobre el trabajo, la explotación y la industrialización con las mecánicas por series y por la otra, proteger al arte para no desaparecer por la industrialización.
El arte era un producto sociológico. Por lo tanto, es el propio fin y objeto siendo un instrumento de observación y conocimiento. Es mirar la realidad desde la ventana sin importar los colores, la estética, su estructura. Abandonan el ilusionismo estético y se posan en los grandes problemas sociales.
Incluso con la teoría de la sublimación y con reparo en el psicoanálisis, en la que sustenta su metodología, basada en los hechos históricos y no sociológicos. Y por tanto, en una lectura naturalista o humanista, se comprende que están basados en el prejuicio a los instintos eróticos y lejos de las cuestiones sociales, políticas o malestar de la cultura.
Mas tarde la contra cultura irrumpirá con el surrealismo y el periodo del eclecticismo. El primero que dará deformaciones en las formas, el espacio sin espacio, un mundo irracional y el segundo que intentará recuperar las vanguardias clásicas de las vieja escuela de Roma y Grecia.
El siglo XX y el cine
Las tres corrientes artísticas para el nuevo siglo, el cubismo, neoclasicismo, expresionismo. El arte y la literatura seguirán ligados a la historia económica, política y la guerra. Este arte moderno rompe con las formas bellas, lo armónico o técnicamente correcto para ingresar a un naturalismo mágico, un segundo mundo al ya conocido, para muchos, un arte feo.
Por otra parte, el socialismo ya expresaba en las calles el colapso del capitalismo.
La crisis de 1929 en los Estados Unidos, el mundo ingresaba en la oscuridad económica y la irrupción del fascismo como contención social, que luego se convirtió en racismo. La cultura así pasó a ser, para algunos, una máquina de propaganda y para otros, la rebelión de las masas.
El mundo intelectual se dividía entre los de la derecha y los de la izquierda. La literatura ya es medio de expresión y toma auge el dadaísmo, que protestaba contra los que llevaron a la guerra desde una prosapia enteramente espontánea y arte caótico, dejando de lado la armonía de la lengua y su sensualismo romántico.
El cine significó realizar arte para las masas, como lo fue en su momento la fotografía, que por un tiempo expulsó a los artistas de retratos, este nuevo arte expulsó al teatro de sus lugares para dar paso a las imágenes en movimiento. Dejando de lado al arte individualista para dar paso al progreso, incluso las operetas y comedias sucumben ante los ojos de una cámara cinematográfica.
Es claro que el Arte y la Literatura han producido muchas de sus corrientes expresivas en conformidad con las exigencias e imposiciones de la época. Sin embargo, el camino para entender el arte y la literatura pasará por la educación que nos dará la capacidad sobre el juicio estético del gusto.
Por tanto, nos queda seguir luchando por estas premisas por el Arte y la Literatura con ojos en la lupa.