En las últimas décadas del siglo XX y las tres décadas del siglo XXI las nuevas estructuras de la producción industrial han modificado sustancialmente las reglas del comercio internacional. Sin embargo, quien fija el precio del mineral no es el productor sino el comprador, pues quien funde y refina, quien transporta y obtiene el producto final que se incorporará a quien manufactura (que estará en la cadena de valor del comprador de metales) realiza la cuenta final de la transacción. Esto consagra una multiplicidad de funciones en la economía de mercado a saber, la de armador, agente de seguros, deudor, financista acreedor, todo ello en el marco de oligopolios y manejo del crédito en las transacciones.
¿Qué busca el conglomerado de empresas que integra la cadena de valor del cobre? El caso de Chile, mayor productor de cobre de mina del mundo, demuestra con claridad el conjunto de operaciones que rige la comercialización de 15 millones de toneladas de concentrado (2023) al año. Es un caso, como otros de menor cuantía en el mundo que implica un conjunto importante de operaciones comerciales y de producción aguas abajo. Esas acciones implican los costos apropiados de la refinación o procesamiento; el flete tanto hacia el puerto de embarque en Chile como desde el puerto de desembarque hacia la refinadora en el extranjero; las operaciones de carga y descarga implicando los servicios de firmas de inspección; el pesaje del mineral; análisis químicos de los concentrados; intercambio de muestras; descuentos aplicados por el establecimiento de refinación según la calidad del concentrado, así como por el tratamiento de impurezas y recuperación de oro, plata y otros subproductos; los pagos relativos a la carga de concentrados transportados según el tonelaje. El transporte del concentrado significa licitaciones mucho más importantes que para el transporte de cobre fino, puesto que una tonelada de concentrado equivale aproximadamente a 350 kg de cobre fino.
Tratándose de ventas de concentrados CIF o FOB el productor en Chile, o el fundidor/refinador en el extranjero tienen, cada uno en su caso, el incentivo de obtener condiciones de financiamiento favorables para su actividad. En el caso de la exportación CIF, donde el sujeto activo de la negociación es el productor de concentrados, la compañía naviera normalmente propone una compensación financiera para el productor por el importe del flete contratado, para lo cual involucra en dicha operación a un banco internacional. Este es el caso de reciprocidad del banco al productor localizado en Chile por haberle aportado el cliente naviero. En el caso de una exportación FOB el sujeto activo de la negociación es el fundidor/refinador localizado en el extranjero, el cual negocia con las compañías navieras interesadas en el flete en condiciones de largo plazo. En ambas situaciones el objeto de la negociación es asegurar, por una parte, y en un horizonte de largo plazo, el abastecimiento de la refinación o fundición (exportación FOB) y por otra el servicio de transporte de la compañía naviera (exportación CIF).
Las operaciones financieras (de compensación o de reciprocidad) involucradas en el transporte y tratamiento del mineral interesan a las empresas concesionarias de los yacimientos, pues según cifras del Banco Central en 2020 74,4% de la producción de cobre en Chile correspondió a concentrados, 71,7% de estos era exportado. Para el año 2030 las proyecciones de Cochilco señalan que 89,5% de la producción de cobre provendrá de concentrados, exportándose un 75,6% de dicho monto (Véase Cochilco 2020). Existe además el interés de las compañías de seguros en estas operaciones puesto que negocian con los exportadores de concentrados los contratos de largo plazo. Siendo el mercado mundial del cobre extremadamente fluctuante, la lógica de explotación de los yacimientos en Chile se basa en que las compañías que exportan concentrados, mediante contratos de período largo, obtengan un leverage financiero importante acorde con una función compensatoria, para cuando se produzcan las bajas de precio del metal en los mercados mundiales.
Estas condiciones de organización del mercado de bienes y factores de producción, los intereses del Estado de Chile y de las transnacionales, no son necesariamente compatibles. Las compañías extranjeras en Chile operan en la cadena de valor con las empresas que realizan la fundición/refinación en el extranjero, las compañías navieras y de seguros. Dichas compañías transforman la materia prima, recuperan en sus refinerías metales nobles (oro, plata) molibdeno, renio, paladio, platino, rodio, erbio…. y con ello acercan el mineral al consumidor final bajo la forma de automóviles, computadores, cables, aleaciones, construcciones, barcos, aviones, misiles, balas, cañones, etcétera.
En esta lógica de negocios, que ensambla a la perfección con una política extractivista, el comprador impone el precio y con ello el retorno al país. En el estudio citado de Cochilco se destaca junto a lejanos destinos del concentrado (China, Japón, India, Corea del Sur, etc.) su capacidad de fundición y de imponer las tarifas TC/TR1, es decir la penalización cuando el contenido de arsénico es superior a 0,5%. Esta penalización impuesta por el exportador-importador (función que consagra la cadena de valor) es perfectamente controlable al nivel de la planta de ácido sulfúrico pues ahí se hace la separación del azufre y captura del arsénico, pues ambos minerales son indisociables en la naturaleza, y mediante el tostado (secado a fuego) posterior se rebaja (referencia al 0,5% mencionado) el precio final del metal, controlado de esa manera por la extraña mezcla de exportador/importador a que la lógica de productor de concentrados es condenado Chile.
En síntesis, la producción de la materia prima, obtención de los subproductos y comercialización corresponden a una estructura de mercado basado en la llamada economía mundo que a la manera de Fernand Braudel (1979) es una economía de una parte del planeta en la medida que esta forma parte de un todo económico integrado en un espacio geográfico determinado en torno a un centro, esto es un Estado-ciudad o una capital económica, por ejemplo, Nueva York en EE.UU. En esta visión la economía mundo de Braudel evoluciona en zonas sucesivas de hegemonía económica en el tiempo. Esta concepción dinámica de un todo formado por partes interdependientes se encuentra también en los trabajos de Wallerstein (1979, 1984) y Taylor (1993).
La división en filiales del proceso de producción se reparte a escala internacional, lo que va acompañado de un incremento de los intercambios comerciales situación que es independiente de la evolución seguida por la producción2.
Por último, una observación relativa a este tráfico-mundo. Si el concentrado, que contiene 35% de cobre, fuese refinado en Chile, el planeta se beneficiaría con ello. Un estudio establece que «el transporte de millones de toneladas de material estéril a estas enormes distancias implica, cada año, la quema de millones de barriles de combustible por los barcos que las transportan desde Chile al resto del mundo y, como consecuencia, la generación de millones de toneladas de gases de efecto invernadero (GEI) que son emitidos a la atmósfera, y que contribuyen al calentamiento global y el cambio climático» (Sturla Zerene. Gino, 2018, p. 179). Si bien concordamos con que el transporte genera los llamados GEI, la referencia no es exacta en relación a la materia estéril pues el concentrado contiene una cantidad mínima de ese material (por ejemplo: sílice, oxido de calcio, etc.), la mayor cantidad de «material estéril» se elimina durante el proceso de flotación y va a parar a los tranques de relaves. Si el concentrado contiene aproximadamente 35% de cobre, el resto, 65% contiene azufre, arsénico, hierro, níquel, oro, plata, paladio, platino, molibdeno, renio, etcétera, lo que de ninguna manera puede ser calificado como «material estéril» –nadie importaría ni transportaría material estéril a sus países.
El mismo estudio en cuestión, observación no menor, agrega que en 2014, «se efectuaron 919 embarques de concentrados de cobre en Chile, desde 13 puertos y hacia 22 países (Banco Central, 2015). La distancia náutica directa recorrida en total por estos embarques correspondió a más de 15,5 millones de kilómetros, equivalente a 40,3 veces la distancia entre la Tierra y la Luna» (Ibidem, 178).
Notas
Este artículo debe parte importante al Ingeniero Químico, Dr. Juan Camus y al Ingeniero Comercial, Sr. Carlos Tomic, con quienes discutí extensamente la comercialización de los concentrados de la Gran y Mediana Minería del Cobre. Como ya es usual, incluyo la advertencia de que es el autor de este trabajo el único responsable por las interpretaciones y afirmaciones sobre el tema.
1 Treatment charge/refining charge, tarifas cobradas por las fundiciones por procesar concentrados.
2 Juan M. Albertos Puebla (1997) explica que el valor de los componentes y bienes semi acabados al ser registrado en las estadísticas de comercio exterior tantas veces como estas atraviesan una frontera al hilo de las diferentes fases del proceso productivo, necesariamente es superior al registro de producción. Es lo que la OMC denomina 'tráfico de perfeccionamiento'.
Referencias
Albertos Puebla. Juan Miguel (1997) El papel de las corporaciones transnacionales en el proceso de globalización. ¿Nuevas oportunidades de desarrollo para regiones atrasadas? Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, N° 24, pp. 169-186.
Braudel. Fernand, (1979) Civilisation matérielle, économie et capitalisme. XVe -XVIIIe siècle.
Sturla Zerene. Gino, (2018). Refinar el cobre en Chile: un beneficio para el planeta. Por qué el cobre No es de Chile. Frustraciones y Desafíos. Jorge Lavandero (editor), Rialstat Editores, Santiago de Chile. Tercera reimpresión.
Taylor. John, (1993). Discretion versus policy rules in practice. Carnegie-Rochester Conference Series on Public Policy. Stanford University, Stanford, CA 94905North-Holland 39 pp. 195-214.
Vega. Héctor, (1999). El cobre de Chile y el mercado global. Estadística y Economía. Instituto Nacional de Estadísticas. Segundo Semestre, pp. 101-128.
Wallerstein. Immanuel, (1979). El moderno sistema mundial, tomo I, México, Siglo XXI Editores.
Wallerstein. Immanuel, (1984). El moderno sistema mundial, el mercantilismo y la consolidación de la economía-mundo europea, 1600-1750. tomo II, México, Siglo XXI Editores.