El ascenso de Javier Milei a la presidencia de Argentina ha generado un cambio notable en la política exterior del país, especialmente en su relación con Israel. En este contexto, el vínculo entre el gobierno de Milei y el de Benjamin Netanyahu no solo refleja intereses diplomáticos, sino también afinidades ideológicas y estratégicas entre ambos líderes. Para comprender mejor esta relación, es útil emplear la teoría de las imágenes de Kenneth Waltz, que desglosa las interacciones entre los estados en tres niveles: la imagen individual (los líderes), la imagen estatal (la naturaleza del estado) y la imagen internacional (el sistema global).

La primera imagen: los líderes

La primera imagen de la teoría de Waltz se enfoca en los individuos y su influencia en la política exterior. En el caso de Javier Milei y Benjamin Netanyahu, ambos líderes comparten varias características que facilitan el acercamiento entre sus respectivos gobiernos.

El liderazgo de Javier Milei y Benjamin Netanyahu resulta central para entender el acercamiento entre Argentina e Israel. Milei, con su enfoque libertario y disruptivo, y Netanyahu, con su extenso recorrido político y énfasis en la seguridad, comparten una visión pragmática y firme en temas de política exterior. La admiración pública de Milei hacia Netanyahu es evidente. Ha elogiado sus políticas de seguridad y su habilidad para mantenerse en el poder en un escenario tan complicado como el de Israel. Milei ha destacado repetidamente que considera a Netanyahu un modelo a seguir en su gestión de la seguridad y en su defensa de los intereses nacionales.

Un ejemplo concreto de esta alineación ideológica es la postura de Milei hacia el conflicto de Medio Oriente. El presidente argentino ha expresado su apoyo explícito a Israel en su lucha contra las organizaciones terroristas que operan en la región, alineándose con la política de Netanyahu de mano dura contra Hamas y otros grupos armados. Esta sintonía en temas de seguridad tiene raíces profundas, pues Netanyahu ha sido durante años un referente en la lucha antiterrorista a nivel global, y Milei parece estar dispuesto a seguir ese modelo para posicionar a Argentina como un aliado clave en esta lucha.

Este alineamiento ideológico ha sido un factor clave para que ambos gobiernos fortalezcan sus relaciones diplomáticas. Durante su visita a Israel, Milei fue recibido como un "gran amigo del Estado judío" y se comprometió a trasladar la embajada argentina a Jerusalén, rompiendo con la política exterior tradicional de Argentina, que mantenía un equilibrio entre las partes en conflicto en Medio Oriente. Además, la conversión de Milei al judaísmo añade una capa personal a esta relación, que se manifiesta tanto en el plano diplomático como en el simbólico.

La segunda imagen: la naturaleza de los estados

En el nivel estatal, tanto Argentina como Israel presentan características que favorecen la cooperación mutua. Bajo el liderazgo de Milei, Argentina ha dado un giro hacia el liberalismo económico y el rechazo de los populismos que prevalecían en América Latina. Israel, por su parte, se ha consolidado como una potencia tecnológica y militar en Medio Oriente, con un sistema económico dinámico y orientado a la innovación. Esta coincidencia en la estructura económica ha facilitado la cooperación en áreas clave, como la defensa y la tecnología.

Históricamente, la relación entre Argentina e Israel en el ámbito de la tecnología de defensa ha sido significativa. Israel ha sido uno de los principales proveedores de armamento para Argentina. La modernización de las fuerzas armadas argentinas y la cooperación en temas de seguridad, especialmente en tecnología militar avanzada, se perfilan como uno de los pilares fundamentales de esta relación bilateral.

La tercera imagen: el sistema internacional

En el plano internacional, Argentina e Israel están recalibrando sus roles en un sistema global cada vez más polarizado. Mientras el mundo asiste a una creciente división entre bloques ideológicos, ambos países se alinean más estrechamente con el bloque occidental, encabezado por Estados Unidos. Milei, desde su campaña electoral, dejó claro que sus principales aliados internacionales serían Estados Unidos e Israel, y ha manifestado su intención de fortalecer los lazos con ambos países.

El respaldo de Argentina a Israel en un contexto de guerra y la declaración de Hamás como organización terrorista son muestras de esta nueva dirección en la política exterior argentina. En particular, la cooperación en la lucha contra el terrorismo se ha vuelto un área clave para ambas naciones. Israel, reconocido como un actor central en la lucha antiterrorista global, y Argentina, un país que ha sufrido atentados terroristas en su territorio, comparten intereses estratégicos que refuerzan su cooperación en seguridad.

Este cambio en la política exterior argentina es un reflejo más amplio de la reconfiguración geopolítica que está experimentando América Latina, con un giro hacia la derecha en varios países de la región. Mientras algunos gobiernos latinoamericanos continúan apoyando la causa palestina, Argentina, bajo Milei, se destaca por su postura proisraelí, lo que marca un cambio significativo en su papel en el escenario internacional.

La ruptura de la equidistancia argentina

En el marco de su primera gira internacional como presidente de Argentina, Javier Milei realizó una visita oficial a Israel, reafirmando su alianza con el gobierno de Benjamín Netanyahu. Mientras otros líderes de América Latina, como los de México, Chile y Bolivia, han expresado su condena a las acciones israelíes en Gaza tras los ataques de Hamás del 7 de octubre, Milei se destacó como el único mandatario de la región en viajar a Jerusalén para manifestar su apoyo a Netanyahu. Durante su visita, el mandatario argentino reiteró su intención de declarar a Hamás como una organización terrorista y reafirmó su compromiso de trasladar la embajada argentina a Jerusalén, lo que marca un claro quiebre con la política exterior tradicional de Argentina.

Históricamente, Argentina había mantenido una política de equilibrio frente al conflicto entre Israel y Palestina, apoyando una solución de dos Estados. De hecho, en 2010, el gobierno argentino reconoció oficialmente al Estado palestino bajo la administración de Cristina Fernández de Kirchner, en línea con la postura adoptada por varios países latinoamericanos durante la denominada "marea rosa". Sin embargo, la llegada de Milei al poder y su firme postura proisraelí, reflejada en su reciente viaje, sugiere un alejamiento de esa tradición. En el encuentro con Netanyahu, Milei fue calificado como un "gran amigo del Estado judío", destacándose su compromiso con Israel en un momento de tensiones geopolíticas profundas, con más de 25,000 muertes resultantes de la incursión militar israelí en Gaza, según fuentes locales.

El traslado de la embajada argentina a Jerusalén, aunque aplaudido por Israel, podría generar tensiones en las relaciones de Argentina con la comunidad árabe y con otros países que mantienen una postura crítica hacia la política israelí en Gaza. Es probable que la decisión afecte las relaciones con la Autoridad Nacional Palestina y otros actores del mundo árabe, con quienes Argentina había mantenido un diálogo constante. Esto no ha pasado desapercibido, y Hamás emitió un comunicado enérgico condenando la decisión de Milei, calificando a Israel como una "entidad nazi-sionista".

No obstante, para el nuevo presidente argentino, su visita a Israel también tuvo un significado personal. Milei, quien fue criado en una familia católica, se ha convertido al judaísmo, un vínculo espiritual que influye profundamente en su vida y decisiones. Durante su estancia en Israel, también se reunió con el presidente Isaac Herzog, quien destacó el valor de la relación bilateral y agradeció el respaldo argentino en un momento crítico para el Estado de Israel.

Un vínculo histórico y proyección futura

La relación entre Argentina e Israel ha sido fluctuante a lo largo de las décadas, pero la llegada de Milei al poder parece inaugurar una nueva etapa de mayor cooperación. La comunidad judía en Argentina, una de las más grandes fuera de Israel, también juega un rol importante en esta relación, actuando como puente cultural y económico entre ambos países. Además, Milei ha mostrado su respaldo a Israel en foros internacionales, lo que marca un cambio respecto a la política más neutral que había seguido Argentina en el pasado.

El contexto actual de las relaciones entre Argentina e Israel, bajo la administración de Milei, también resalta la dimensión ideológica de esta alianza. En el pasado, otros gobiernos de derecha en América Latina, como el de Jair Bolsonaro en Brasil, también habían manifestado un apoyo decidido a Israel, y Milei parece seguir esa misma línea. La afinidad ideológica y la cooperación en materia de seguridad han sido pilares fundamentales de la relación entre ambos países, una dinámica que se espera que continúe con más fuerza bajo su mandato.

Conclusión

La afinidad entre los líderes, la compatibilidad en la naturaleza de sus estados y el alineamiento estratégico en el sistema internacional sugieren que el vínculo entre Argentina e Israel está destinado a profundizarse en los próximos años. Para Argentina, el acercamiento a Israel representa no solo una oportunidad en términos de defensa y tecnología, sino también una nueva dirección en su política exterior, alineada con sus intereses de seguridad y crecimiento económico.

Vale mencionar que, aunque Milei y Netanyahu juegan un rol importante en la actual profundización de los lazos entre ambos países, la relación Argentina-Israel está cimentada en intereses históricos, estratégicos y geopolíticos que trascienden la coyuntura de sus liderazgos y que probablemente perduren más allá de sus mandatos.

Aunque la afinidad personal y política entre ambos líderes ha reforzado la cooperación bilateral, el vínculo entre ambos países tiene raíces más profundas que no dependen exclusivamente de sus gobiernos actuales.

Históricamente, las relaciones entre Argentina e Israel han sido fluctuantes pero significativas, y han abarcado aspectos clave como la cooperación tecnológica, la defensa, el comercio y la diplomacia, además de la presencia de una de las comunidades judías más grandes del mundo en Argentina. A lo largo de los años, independientemente de las figuras políticas en el poder, la relación ha sido impulsada por intereses estratégicos compartidos: desde acuerdos de defensa y seguridad hasta intercambios tecnológicos y comerciales.

Además, factores internacionales, como la lucha contra el terrorismo y la necesidad de alianzas estratégicas en un mundo cada vez más polarizado, seguirán desempeñando un papel crucial en la dinámica bilateral. Israel es un actor clave en materia de seguridad y tecnología, y Argentina, bajo cualquier administración, tendrá incentivos para mantener y fortalecer esta relación, ya que le ofrece beneficios tangibles en áreas esenciales para su desarrollo y seguridad.