En los tiempos que corren no es frecuente presenciar este tipo de eventos y precisamente por ello resultan todavía más llamativos. La ciudad española de Orihuela fue el escenario elegido por la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén para celebrar, por segunda vez en los últimos años, una ceremonia denominada Cruzamiento de Caballeros e Investidura de Damas y Eclesiásticos. La Lugartenencia para España Oriental de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén atendió la petición formulada desde hace tiempo por su delegado en Alicante, Bernardino Roca de Togores, apoyado por la dama de la Orden residente en la ciudad, doctora Cándida Sánchez.
Los actos, que se desarrollaron durante tres días, comenzaron con la Vela de Armas y Plegaria de oración en la capilla de Nuestra Señora del Socorro del antiguo convento de los dominicos (hoy colegio diocesano Santo Domingo). Damas y caballeros procesionaron previamente por los magníficos claustros de la Universidad Histórica de Orihuela y a continuación dio comienzo la ceremonia. Presidió el lugarteniente de España Oriental, Juan Carlos de Balle y Comas, y ofició el prior de la delegación oriolana, Francisco José Rayos y Gutiérrez. Durante este acto se concedieron las promociones de grado en la Orden y posteriormente se ofreció un coctel a los invitados en el refectorio del antiguo convento, que contó también con la presencia del obispo de la diócesis, monseñor José Ignacio Munilla.
El acto central se celebró en la Santa Iglesia Catedral del Salvador y Santa María de Orihuela. Presidió la Eucaristía monseñor Javier Salinas y Viñas, prior de la Orden y obispo auxiliar de Valencia. Asistieron también, junto con el lugarteniente de España Occidental, José Carlos Sanjuan y Monforte; el canciller de la misma, Daniel Berzosa; una representación de la Delegación Magistral de Noruega y un nutrido grupo de miembros de otras corporaciones, entre ellas Orden de Noruega y Francia, Capítulo Noble de Castilla, Real Maestranza de Caballería de Valencia, Cuerpo de la Nobleza de Valencia (Santo Cáliz), Orden de Malta, Sacra Militar Orden Constantinia de San Jorge e Ilustre Cofradía de Ntra. Sra. de Monserrate.
En primer lugar, con la intervención del secretario del Consejo, Caballero Comendador Alejandro Canalda y Aixalá, se procedió a armar Caballeros e investir el hábito de la Orden a los siguientes señores: David Villar y Gutiérrez, Sanz y Durán (apadrinado por el Caballero Comendador, Antonio Lluís Rull i Hortomneda); Federico Jover y Albert, Cerdá y Mira (apadrinado por el Caballero Comendador Agustín Cartagena y Romeu), Josep Vidal i Bartoloí, Martorell i Valls (apadrinado por el Caballero Gran Oficial, honorable Germá Gordó i Aubarell).
Seguidamente se impuso la muceta de la Orden al eclesiástico Ilmo. y Rvdmo. Miguel Cano y Crespo, Martínez y Carpio (apadrinado por el Caballero Gran Oficial, Bernardino Roca de Togores y Cerdá). Y por su servicio a Tierra Santa se concedió la promoción de grado en la Orden a los siguientes Caballeros: Juan Carlos de Balle y Comas (a Caballero Gran Cruz), Alberto Estrada-Rius (a Caballero Gran Cruz), José María Parcerisa y Morta (a Caballero Gran Cruz), Fernando Pascual de Rosa y Torner (a Caballero Gran Oficial), Bernardino Roca de Togores y Cerdá (a Caballero Gran Oficial), Luis Mira y Seller (a Caballero Comendador), Carles Guinovart i Vergés (a Caballero Comendador), Antonio Badías y Alonso (a Caballero Comendador).
Finalizada la ceremonia, hubo un almuerzo benéfico en el Hotel Palacio de Tudemir, construido en el siglo XVII a expensas de Luis Roca de Togores y Moncada, Señor de Benejúzar. Por la noche, los miembros de la Orden e invitados acudieron a la cena de gala en los salones del mismo palacio donde, en un ambiente distendido, se hizo entrega de los diplomas a los promocionados, y el lugarteniente pronunció un discurso en el que agradeció a todos su presencia.
Como colofón a los actos de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén en Orihuela, sus damas y caballeros acudieron al Santuario de Ntra. Sra. de Monserrate, patrona de la ciudad, donde se celebró una solemne misa de acción de gracias, presidida por el prior Francisco Rayos. En este mismo acto, la delegación de Orihuela celebró la festividad de Nuestra Señora Virgen Reina de Palestina, patrona de la Orden. Al finalizar la celebración eucarística, el lugarteniente y el delegado en Orihuela-Alicante accedieron al camarín para depositar un ramo de flores a los pies de la imagen de la Virgen de Monserrate.
Cerca de treinta mil miembros dispersos por los cinco continentes pertenecen en estos momentos a la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén. Constituida actualmente como una asociación de fieles cristianos que se encuentra bajo la protección de la Santa Sede, tiene por objeto robustecer entre sus miembros la práctica de la vida cristiana, y ayudar a las obras e instituciones de la Iglesia católica en Tierra Santa, particularmente las del Patriarcado Latino de Jerusalén, que incluye también a Chipre y Jordania. La Delegación de la Orden en Orihuela-Alicante cuenta con una veintena de miembros, entre damas, caballeros y eclesiásticos.
La Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén es una Orden de Caballería católica que tiene sus orígenes en el año 1098, promovida por Godofredo de Bouillón, duque de la Baja Lorena, tras la victoriosa Primera Cruzada. Una vez aceptado por todos como Protector de Jerusalén, Godofredo se encargó de organizar la asistencia religiosa del Santo Sepulcro, encomendándolo a veinte canónigos del clero regular que deberían entonar perpetuamente los oficios divinos y celebrar los Santos Misterios. Según las opiniones más autorizadas, comenzó como una confraternidad mixta clerical y laica de peregrinos, que creció gradualmente alrededor de los Santos Lugares de la cristiandad en Oriente Medio: el Santo Sepulcro, la tumba de Jesucristo. Reconocida como la Orden de Caballería más antigua del mundo, su divisa es Deus lo vult (Dios lo quiere).
Su objetivo primordial desde los inicios fue proteger el Santo Sepulcro de los infieles, con la ayuda de 50 esforzados caballeros. Balduino I de Jerusalén (hermano de Godofredo) la dotó oficialmente de su primer reglamento, que sería imitado por las órdenes del Temple y el Hospital. Entre sus hechos más gloriosos, la Orden luchó valerosamente junto al rey Balduino I en 1123, participó en los asedios de Tiro en 1124, de Damasco (durante la Segunda Cruzada, en 1148) y de San Juan de Acre en 1180.
Los Caballeros del Santo Sepulcro fueron los más afectados por la pérdida de Jerusalén, pues se vieron obligados a abandonar la guardia que hacían en los Santos Lugares sin disponer de otra base adonde replegarse. A diferencia de los templarios y hospitalarios, las fortalezas sepulcristas estaban todas en la ciudad santa, por lo que, al perderse esta, hubieron de abandonar todas sus residencias y establecimientos.
Tras la toma en 1187 de la ciudad santa de Jerusalén por los musulmanes de Saladino, la Orden se trasladó a Europa y se extendió por países como Polonia, Francia, Alemania y Flandes. A partir de entonces, se dedicó al rescate de cautivos cristianos de manos musulmanas. En España, también obtuvo protagonismo al intervenir en numerosas batallas de la Reconquista contra los musulmanes.
El cronista francés André Tavin sostiene, como antes indicamos, que la Orden de Caballería del Santo Sepulcro es la primera y más antigua de todas las órdenes de caballería creadas en Tierra Santa. Sus fratres, canónigos y caballeros, se distinguieron ya como guardia noble que velaba y protegía el Santo Sepulcro. Atrajo a numerosos príncipes y señores, que peregrinaron a Jerusalén. Obtuvo el reconocimiento de reyes y pontífices, cuando aún no existían los Templarios, salidos de sus filas, y los Hospitalarios y Lazaristas solo eran hermanos enfermeros que no salían de sus hospitales y lazaretos. Por ello, la Orden del Santo Sepulcro recibió la primacía, de la que goza todavía hoy en día, sobre las demás Órdenes en todos los actos religiosos y oficiales.
En 1489, el papa Inocencio VIII incorporó la Orden a la de los Hospitalarios, aunque en algunos lugares (como España) conservó su autonomía, con un régimen especial dentro de la Iglesia católica. En 1847 se firmó por el papa Pío IX el Concordato entre la Santa Sede y el sultán otomano que dominaba Tierra Santa, procediéndose a la restauración del Patriarcado Latino de Jerusalén, e inmediatamente se vuelve a activar la Orden de Caballeros del Santo Sepulcro, reconociendo sus privilegios y todo lo anteriormente regulado por la Iglesia sobre ella. A partir de ese momento, se encargó a sus miembros la especial tarea de soportar los trabajos del Patriarcado orientados a mantener y difundir la presencia de la cristiandad en Tierra Santa.
El mismo Pío IX emitió el 24 de enero de 1868 su Breve Cum Multa, mediante el que les concedía unos nuevos Estatutos en los que estableció tres grados dentro de la Orden: Caballeros, Comendadores y Grandes Cruces. Más adelante, León XIII rubricó el Breve Venerabile Frater Vincentius, del 3 de agosto de 1888, autorizando al Patriarca de Jerusalén a dar la Cruz de la Orden a las damas. Conserva, como la Orden de Malta y la Orden Teutónica, una consideración honorífica particular dentro de la Iglesia católica.
Los componentes de la Orden siempre han sido distinguidos miembros de la nobleza europea, aunque actualmente se han dispensado las pruebas nobiliarias para el ingreso.
En los diferentes reinos de España, donde existía gran devoción por el Santo Sepulcro, siempre habían sido frecuentes las peregrinaciones a Tierra Santa y los cruzamientos de españoles como caballeros sepulcristas. Tras diversas vicisitudes, el 26 de junio de 1882 obtuvieron del Ministerio de Estado el Regium Exequatur, por el que los caballeros españoles del Santo Sepulcro podían gozar de las mismas consideraciones oficiales que se dispensan a los caballeros de las órdenes militares españolas, a las que estaban asimilados.
En 1899, la Orden alcanzaría en España un nuevo reconocimiento: una vez acabada la restauración de la iglesia de San Francisco el Grande (Madrid) se publicó la Real Orden de 21 de febrero de 1899, para que en lo sucesivo el capítulo de esta pudiera celebrar sus reuniones y funciones religiosas en dicho templo. En la actualidad, la casa madre de la Orden en España está situada en la Real Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud, donde se reúnen los caballeros (que son canónigos honorarios de la colegiata) al menos una vez al año para celebrar su capítulo general. La organización española depende de dos lugartenencias, que se corresponden con las antiguas coronas de Aragón y de Castilla y León, cada una regida por un lugarteniente, un gran prior y un consejo.
La vida de la Orden se articula en las distintas naciones mediante organizaciones locales denominadas Lugartenencias o Delegaciones Magistrales, de las que dependen las Secciones y las Delegaciones Locales. En una misma nación pueden constituirse varias Lugartenencias, cada una de ellas con su propia jurisdicción territorial. Cuando no es posible y oportuno establecer una Lugartenencia, puede constituirse una Delegación Magistral. Las Lugartenencias y las Delegaciones Magistrales son constituidas por el Cardenal Gran Maestre, oído el parecer del Gran Magisterio.
Las Lugartenencias y las Delegaciones Magistrales aseguran, en el ámbito de sus respectivas competencias territoriales, el respeto al Estatuto y a las normas de la Orden, así como el exacto cumplimiento de las directrices impartidas por el Cardenal Gran Maestre, por el Gran Magisterio y por la Presidencia, y de las disposiciones partidas de las propias Lugartenencias o Delegaciones Magistrales o de los consejo respectivos, teniendo en cuenta, costumbres y exigencias de cada El Gran Prior de la Lugartenencia o de la Delegación Magistral, será un eclesiástico, nombrado preferentemente en la persona de un Arzobispo u Obispo por el Cardenal Gran Maestre.
Notas
De Hermosa y Santiago, F. (1900). Oficio divino para las funciones religiosas que los caballeros de la Sagrada Orden militar del Santo Sepulcro celebran capitularmente conforme a sus establecimientos y estatutos. Madrid: Imprenta de D. Luis Aguado.
Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén.