Lucentum (también Leukante o Leukanto) es el nombre de una ciudad íbero-romana situada en el actual municipio de Alicante (Comunidad valenciana) en el lugar conocido como El Tossal de Manises, en el barrio de la Albufereta.
El Tossal de Manises, también conocido como el Altozano de los Espíritus, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la comarca de Alicante. La primera gran excavación en el sitio fue llevada a cabo en 1772 por Antonio Valcárcel, Conde de Lumiares, aunque en 1621 ya se había encontrado allí una estatuilla dedicada al dios Mercurio. Posteriormente, Valcárcel publicó su obra Lucentum, hoy la ciudad de Alicante en 1780. El palacio del Conde Lumiares, ubicado en la calle Gravina, es actualmente la sede del Museo de Bellas Artes Gravina (MUBAG).
Desde entonces, numerosos arqueólogos alicantinos han trabajado en este yacimiento, entre ellos el incansable y algo excéntrico Padre Belda; José Lafuente Vidal, experto en fuentes clásicas; el polígrafo Francisco Figueras Pacheco, que además de su vasta erudición, superó una ceguera que le sobrevino a los diecisiete años; y, en tiempos más recientes, Enrique Llobregat y Manuel Olcina. Sin embargo, debido a que la antigua ciudad de Akra Leuka fue construida, destruida y reconstruida en múltiples ocasiones a lo largo de la historia, las interpretaciones sobre su naturaleza son diversas.
Entre los arqueólogos que trabajaron en el Tossal, José Lafuente Vidal es considerado uno de los más científicos, como lo demuestra en su obra Alicante en la Edad Antigua, publicada por primera vez en 1948.
Dos ciudades cartaginesas como el origen de Alicante
José Lafuente Vidal comenzó sus excavaciones en el Tossal de Manises durante el verano de 1931, en plena Segunda República. A partir de sus investigaciones, concluyó que el origen de la ciudad de Alicante radica en dos asentamientos: uno ibero, griego y cartaginés, antes de ser romano. Estos asentamientos corresponderían a Akra Leuka, ubicada en el monte Benacantil, y a Leukan Teijo, en el Tossal de Manises. Lafuente escribió:
Así pues, hubo dos ciudades cartaginesas muy próximas y ambas son las antecesoras de nuestro Alicante" (1948:36).
En páginas anteriores, aclaró:
El nombre de Akra Leuka no puede, de ningún modo, aplicarse a la ciudad del Tossal [de Manises], porque ‘Akra’ significa lo más alto [altozano] y ‘Leuka’ significa blanco o blanquecino. Estas características no se corresponden con el Tossal, que tiene apenas 35 metros de altitud y no puede superar a los montes cercanos de San Julián y Benacantil, que superan los 200 y 300 metros, y cuya naturaleza de suelo es oscura... (1948:31).
Cabe señalar que el monte Benacantil tiene exactamente 169 metros de altitud. Sin embargo, Figueras Pacheco opinaba que en el monte de San Bárbara no había restos de murallas anteriores a la época árabe (1962:44).
El Tossal de Manises ha sido identificado como la antigua Lucentum romana, cuyo nombre deriva de la palabra griega Leuken, transformada en Lucen-tun. Este yacimiento es de gran relevancia, pues representa una fase clave de la romanización de la zona. Lucentum era un puerto marítimo ubicado en una estratégica ensenada que, con el tiempo, desapareció debido al alejamiento del mar o por el levantamiento del terreno, consecuencia de la colisión de las placas tectónicas africana y peninsular.
El periodo de auge de la ciudad se data entre el siglo I a. C. y el siglo I d. C., entrando en decadencia a finales de este último y siendo prácticamente abandonada en los siglos II y III. La principal causa de su declive fue la pujanza de la vecina ciudad de Ilici (la actual Elche), que, mejor comunicada por tierra y mar, restó importancia comercial y estratégica a Lucentum. Finalmente, la ciudad fue completamente abandonada y, en el siglo X u XI, un cementerio musulmán fue establecido sobre sus ruinas.
Pebeteros de la diosa Tanit en el Tossal
La diosa Tanit es la representación del amor, la fertilidad, la vida, la prosperidad, la cosecha, la muerte y la luna. Se representa a una mujer con un cesto o cuenco sobre la cabeza llamados kalathos, donde se ponían ofrendas o se quemaban resinas olorosas como el enebro, y se colocaban flores en unos agujeros. Fue una de las diosas más importantes de los cartagineses, ya que defendía una isla sagrada, como era Ibiza, defendida de animales venenosos. Tanit era una divinidad de carácter astral, representada por el creciente lunar, asociada al dios de la agricultura y por tanto, a la fertilidad de la tierra, de los animales y de las personas. Tenía igualmente un carácter de diosa del subsuelo, y por tanto del infierno, la salud y la muerte, por lo que era protectora de los difuntos.
Hemos de tener en cuenta que aquellas civilizaciones precristianas creían firmemente en el poder divino de los dioses y diosas para la fertilidad, la cura de enfermedades, y el viaje después de la muerte. Por ello, existían divinidades para la custodia de los muertos que normalmente se incineraban y se guardaban en vasijas de barro llamadas urnas.
Lafuente descubre en el Tossal de Manises una serie de pebeteros (cuya foto se adjunta) de la diosa Tanit de los muertos como objetos rituales. Lafuente escribe: «…pudiendo ser representaciones de las difuntas y, cuando no está en estas clases de sepulturas, pudieran representar a la mujer donante [u oferente o votiva] que hace sus ofrendas arrojándolas en la hoguera donde se quema el cadáver de las personas a quienes la dedican. Están dispuestas para ser vistas de frente, y a la espada tiene un agujero […] destinado a sujetar la imagen en un clavo colocado sobre algún poste o muro […] y la Dama de Elche que, posiblemente se hizo [el agujero de la espalda] para sujetar a la pared con unas grapa de hierro». (1948:53).
A partir de estas conclusiones, considero que la Dama de Elche (Elike de Halmílcar) podría representar la imagen fúnebre de una difunta de la nobleza ibero-cartaginesa. Otro yacimiento destacado es El Molar, situado en la desembocadura del río Segura en Guardamar.
Inventario de los fondos
Fue necesario esperar hasta 1957 para la reapertura del museo, con el encargo al profesor José Lafuente de realizar un inventario de los fondos y renovar la exposición. Fruto de este trabajo fue la publicación del Catálogo-Guía (1959), una herramienta fundamental hasta hace pocos años para conocer el estado y la procedencia de muchas piezas. En esta tarea, Lafuente fue asistido por Solveig Nordström, arqueóloga sueca becada por la Casa Real de su país para el estudio de la cerámica ibérica, cuya investigación la llevó a realizar importantes excavaciones en el yacimiento de La Escuera (San Fulgencio) en 1960.
Entre el final de la Guerra Civil y dicha fecha, las actividades arqueológicas fueron limitadas. Destacan las excavaciones realizadas sin método ni objetivos definidos por el sacerdote Belda en varios yacimientos de la provincia, como la Torre Grossa de Jijona y, sobre todo, la villa romana de Xauxelles en Villajoyosa. No obstante, esta última proporcionó un interesante conjunto de mosaicos y estucos figurados. Asimismo, José Lafuente llevó a cabo en 1954 algunas labores de limpieza y pequeños trabajos de restauración en el Tossal de Manises, yacimiento que en 1961 fue declarado "Monumento Histórico".
Museo Arqueológico Provincial de Alicante
En 2007 se cumplieron 75 años de la inauguración del Museo Arqueológico Provincial de Alicante. Desde 1932 hasta 1999, su sede estuvo en el Palacio Provincial, ocupando un espacio de aproximadamente 250 m² en la mitad septentrional de la planta baja. Al recordar su historia, es imprescindible mencionar a las personalidades que hicieron posible su creación gracias a su pasión, esfuerzo y tenacidad.
El primero de ellos fue Miguel de Elizaicin España, quien en 1922 fue nombrado presidente de una adormecida Comisión Provincial de Monumentos y asumió como tarea principal la creación del museo. Su anhelo se remontaba a 1900, cuando editaba la revista Museo Exposición con ese mismo objetivo. Para lograrlo, involucró a destacadas figuras del panorama cultural alicantino, como el cronista y presbítero Elías Abad, el arqueólogo Pedro Ibarra, el abogado especialista en gastronomía José Guardiola, el escultor Vicente Bañuls y el maestro y compositor Oscar Esplá. En solo dos años, en 1924, la Diputación se sensibilizó con este proyecto y su presidente, Juan Gran, prometió destinar un espacio en el Palacio Provincial, entonces en fase de diseño, para albergar el museo.
Nota:(“75 años Aniversario del Museo Arqueológico de Alicante”, 2007, H. Olcina Doméch y Jorge A. Soler Días).
Fundación de la ciudad de Akra-Leuka
José Lafuente Vidal, escribe en su libro Alicante en la Edad Antigua, en la primera edición de 1948:
El Segundo Imperio cartaginés en España. Fundación de Akra-Leuka.
La primera guerra púnica costó a los cartagineses el dominio de los mares Tirreno y de Sicilia de los que se vieron alejados. No es extraño que desviasen su navegación y su comercio hacia Occidente y que buscasen una compensación de los territorios de Sicilia perdidos, en la Península Hispánica, en la que tenían establecida una cabeza de puente y de la que seguían obteniendo riquezas naturales y refuerzos de hombres para el ejército por mediación de sus tropas libio-fenicias.
El mismo general Hamílcar Barca, que había combatido en Si¬cilia y que luego en África había sofocado una rebelión de mercenarios con una crueldad que ha dejado fama en la Historia, tomó al Ejército y a su hijo Hanníbal, de nueve años de edad, según el texto de Polibio y en 237 a.C. pasó las Columnas de Hércules y vino a España, donde restableció las cosas en beneficio de los cartagineses.
Según Diodoro y Libio, cuando Hamílcar entró por Andalucía, tuvo que luchar con tartessios e iberos y con los hermanos Indortes e Istolatio, jefe este último de los mercenarios celtas. Con ello emprendió una serie de campañas en la Península que duraron nueve años, pues su muerte, que tuvo lugar en uno de los combates, ocurrió en el invierno del 229-28 a.C.
Es posible que un año antes de ella, como supone el Sr. García Bellido (Fenicios y Cartagineses Occidente) o sea, en 230 a. C., debió ser fundada Akra-Leuka en las cercanías del monte de su nombre, o en el mismo monte, o sea, en el Benacantil de Alicante. El texto más explícito que refiere la última campaña, la fundación de la ciudad y la muerte del caudillo es el de Diodoro Sículo, escritor griego del siglo I que, aunque tres siglos posterior a Polibio, no deja de ofrecer interés por la acumulación de libros que reunió para su Biblioteca Histórica.
(Texto tomando de las páginas 28 y 29, del libro Alicante en la Edad Antigua, de José Lafuente Vidal, primera edición de 1948)
Emplazamiento de la actual Alicante
El emplazamiento del asentamiento Akra Leuka es abalado en favor de Lucentum romana (Tossal) y tierras más fértiles por el pareja de La Condomina, terreno de vino y aceite para consumo y exportación marítima, pero tras la invasión de pueblos africanos sobre 175 d.C. y la intervención de Marco Aurelio, y que Figuera Pacheco lo considera que hubo «una violente sacudida sísmica» (193:367).
El nuevo emplazamiento queda constancia por una lápida encontrada en Benalúa y playas de Babel que, el municipio romano de Lucentum se desplazó hacia la llanura con tierras más fértiles para ganadería y agricultura y un mejor puerto marítimo, y que Figuera Pacheco denomina partida de Antigones. Posiblemente abandonaron el puerto del Tossal para habilitar otro puerto al pie del monte del Benacantil.
José Lafuente Vidal escribe:
La ocupación de las laderas del Benacantil y de Benalúa, fue sino la primera, la verdadera fundación de la ciudad de Alicante pues desde entonces, no se ha interrumpido aquí su vida, y la arqueología comprueba este traslado con multitud de tiestos romanos de terra sigillata y monedas imperiales hallados por azar en las laderas de Santa Bárbara y Benalúa. Hay quien asegura que en laderas de este monte fue desenterrada una estatua pero, si hecho es cierto, está tan desaparecida como todos los epígrafes mencionados. (1948:96).
Breve biografía del profesor y arqueólogo José Lafuente Vidal
Se desconoce con certeza su lugar de nacimiento, pero se estima que nació alrededor de 1879. Falleció en Cartagena (Murcia) en 1966. Fue profesor en el Instituto General y Técnico de Salamanca en 1916, más tarde en Soria, y en 1932 fue docente en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Alicante. Además de su labor académica, destacó como arqueólogo y director del Museo Arqueológico Provincial de Alicante. Sin embargo, no contamos con una biografía completa de Lafuente, lo que constituye una deuda pendiente con su memoria.
Catedrático de latín y griego en la enseñanza media, llegó a Alicante procedente de Soria, donde ya tenía experiencia en trabajos arqueológicos relacionados con yacimientos romanos como Numancia. En Alicante, se integró en la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos, participando en diversas excavaciones. Junto a J. J. Senent, dirigió la excavación de la necrópolis del Molar, cerca de Guardamar del Segura. También estuvo al frente de las excavaciones del Tossal hasta 1933, cuando fue reemplazado por Francisco Figueras Pacheco debido a divergencias en sus teorías históricas.
Entre sus publicaciones más destacadas se encuentran:
“Traducción del poema de Avieno [Postumius Rufius Festus] Ora marítima y localización de sus citas geográficas, 1949.
“Unas notas históricas sobre Iberia y el arte ibérico”, en IV Congreso Arqueológico del Sudeste Español (Elche, 1948), Cartagena, 1949.
“Tres esculturas femeninas en bajo relieve”, en Revista de Guimaraes, 1951.
Relatos novelados de la historia de Alicante en la antigüedad, Alicante, Taller Gráfico de Viuda de Reus, 1951.
El Castillo de Santa Bárbara de Alicante: breve historia, plano y guía, Alicante, 1952.
“Influencia de los cultos religiosos cartagineses en los motivos artísticos de los iberos del S. E. español”, en Archivo de Prehistoria Levantina, III, 1952.
Bibliografía
Alicante en la Edad Antigua, de José Lafuente Vidal, Gráficas Gutenberg, Alicante primero edición de 1948.
Resumen histórico de la ciudad de Alicante, Francisco Figuera Pacheco, Ayuntamiento de Alicante, 1963.