El pasado miércoles 12 de octubre 2022 se inauguró la muestra descolonizadora de arte contemporáneo en textiles, expuesta en la Galería de la Escuela Casa del Artista, instancia educativa del Museo de Arte Costarricense, para rememorar a las razas originarias de Abya Yala, tal y como fue llamada desde tiempos inmemoriales América. La efeméride se desvirtuó en 1992 al dársele pleitesía a quienes intentaron e intentan aún mantener hegemonía y dominación sobre estas geografías. Desde su origen en 2012, Mayinca (Maya + Inca), se propuso recuperar y visibilizar la memoria cultural de las expresiones artísticas de aquellos pueblos vernáculos; aunque lo exhibido no sea arte indígena, evoca su trascendental legado.
La serie Mayinca
Aquel año de 2012, luego de la celebración del paso de bactuk maya —que algunos interpretaron de manera errónea el fin del mundo—, nuestra lectura fue dar el paso adelante para celebrar el florecimiento de la cultura mesoamericana, y un grupo de artistas del istmo nos propusimos prestar nuestros brazos e intelecto para darle continuidad. Mayinca se montó por primera vez en la galería del auditorio de la Universidad Véritas en octubre de 2013, aunando el pensamiento crítico con un evento teórico donde se tuvieron lecturas de poesía y cantos indígenas, narrativas inspiradas en estos signos. En similar circunstancia, un año después, en la zona de los murales del Museo Municipal de Cartago se montó «Cartografías» para visualizar las problemáticas de los mapas ante los ejes de dominación neofilibustera. Ese mismo año en los Jardines Lankester de la Universidad de Costa Rica, se abrió una muestra «Land Art» titulada «Injertos Art en Natura». La tercera versión «Tiestos de una Cultura», 2015, tuvo sede en los antiguos calabozos del cuartel de Bella Vista, hoy Museo Nacional de Costa Rica.
El proyecto empezó a tomar forma y en 2016 realizamos varias muestras paralelas: «FotoMayinca» una vez más en el Museo Nacional, y «Mayinca Gráfica» en la Galería del Patronato Nacional de la Infancia (PANI). En noviembre de ese año, extendiéndose hasta 2017, el Museo de Jade y la Cultura Precolombina, en su sala de temporales, inauguró «Conclusiones actuales sobre el Arte Originario», propuesta de arte contemporáneo con artistas de alta visibilidad en el país.
Un año después en 2017, tocó el turno a «Arquitéctica», en la sede del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Nacional, reflexionando sobre la casa, el hábitat y los materiales utilizados por los ancestros en la construcción: la piedra. Para 2018 apreciamos la grandeza del «Árbol Madre», en la galería de la Escuela de Artes Visuales de la Universidad Nacional. Para 2019 la casa de Museo de Pobre y Trabajador, el colectivo que empuja estos proyectos expositivos e investigación, celebró la visión crítica de la realidad mundial de los paraísos fiscales y otros ejes de dominación con «Dirty Money», y una muestra paralela en la Academia de Bellas Artes en Indore, India, apoyados por el escultor y gestor cultural Amit Ganjoo quien la dirige; además, se dieron algunas resonancias en California.
En 2020 nos embargó la pandemia de la COVID-19 pero Mayinca salió ilesa ofreciendo una exposición internacional en la plataforma Wix e Issuu, curada por Illimani de los Andes, quien es otro brazo más al empujar el aparataje conceptual de este proyecto. El 2021 fue tiempo para «Mesoamérica Tierra Encendida», en la sala de temporales del Museo de Jade y la Cultura Precolombina del Instituto Nacional de Seguros, cocurada por Ilimani de los Andes, Erandi Ávalos de México, y LFQ, con unos cincuenta artistas de todo el continente. En octubre de ese mismo año 2021, tocó de nuevo a Heredia abrir los espacios de la Escuela de Artes Visuales de la UNA, para la «Mayinca ON/FEM» o la Abstracción. Para el presente 2022, nos alcanzó la realidad al inaugurar «Mayinca Textil» en la galería de la escuela Casa del Artista, ente perteneciente al Museo de Arte Costarricense.
Textiles y nuevos significados
La presente (número once) —curada por Rolando Castellón y LFQ—, está dedicada al arte textil, trabajo creativo que recuerda a las comunidades autóctonas que experimentaron un amplio desarrollo biocultural, en relación con la tierra y cultura, como ha sido la tónica hasta tiempos actuales. Con los textiles el ser humano creativo manifestó sus creencias o visiones de mundo, buscó arroparse y con ello vestirse, pero además adoptar un lenguaje y técnicas que evolucionaron hasta el día de hoy.
Los textiles abarcan todos los tejidos, alfombras, gobelinos, cuerdas, urdimbre con uso de fibras, hilos, o cualquier otro material para formar tramas o trenzas entrelazadas entre sí y generar superficies. Es una actividad creativa tan antigua como la humanidad misma. Los primitivos cazadores de la era glaciar se recubrieron con pieles animales para protegerse del gélido clima, pero desde entonces empezaron a hilar y entretejer hilos de algodón natural, o lana animal e inventar además los primeros telares y sus herramientas.
En las culturas originarias del altiplano andino, los incas, desarrollaron el arte del tejido, e inventaron con estas el sistema de escritura denominado «quipus», consiste en utilizar cuerdas y nudos parta establecer un universo de significados. La cultura maya innovó la escritura en términos de la notación con glifos grabados en la roca, así como el sistema numérico vigesimal y el uso del cero. Trasciende que el uruguayo Joaquín Torres García culminó su investigación con el constructivismo y abstracción geométrica que caracterizó a la Escuela del Sur del continente, al observar el arte de la América prehispánica. Lo mismo lo dedujo el guatemalteco-mexicano Carlos Mérida, quien, al analizar los patrones de los tejidos mayas populares de Guatemala, gestó otra forma del constructivismo abstracto; lenguaje además que se aprecia en la arquitectura de Mesoamérica.
La evolución de este arte y técnica la marcó la invención de los telares de la época artesanal y preindustrial, los tejedores expresaron sus formas de creatividad al adoptar motivos como el cuadrado, el rombo, el triángulo equilátero, y una actividad modular geométrica de suma coherencia. Lograron trabajar con fibras naturales como el lino, abacá, ramio, cáñamo, cabuya, yute o hilos de origen animal.
Algunas lecturas de las piezas expuestas
Alexander Chaves Villalobos exhibe una coronilla hecha de cabello humano: utiliza el pelo de su madre e hija para generar una pieza de enorme sensibilidad y que atañe a la memoria.
De Berta Alegría de origen nicaragüense, se exponen varios de sus quilts hechos de retazos de telas, que en tiempos pasados eran las colchas con que tendían las camas en los hogares humildes, pero fueron adoptados por los lenguajes contemporáneos como genuinas obras de arte. Las piezas de esta artista son una muestra fehaciente de la creatividad popular de elevada estética y que recuerdan el mismo constructivismo abstracto.
La guatemalteca Andrea Monrroy, se expone un conjunto de lienzos intervenidos con manchas del guineo, plátano o banano, chorretes y goteos que encienden la memoria y el significado de las fincas bananeras plagadas de evocaciones a la explotación del trabajador y prácticas extractivas al margen en la historia bio-cultural y social del istmo centroamericano.
La salvadoreña Marta Eugenia Valle con Tecnología, 2022, recupera la memoria visual del instrumental del telar tradicional, abordada desde la creación de lenguajes contemporáneos, e incluye un trazo «desbordado» hecho con la máquina de coser, y un esquema QR para escuchar aquellos latidos internos de esta práctica creativa que se adapta a las nuevas tecnologías.
El artista español Carlos Cuenllas expone una fotografía captada al paisaje de una arboleda, hecha de hilos de metal, que al deshilar esos cables genera la idea de tejido, y tensión ante las complejas circunstancias mundiales actuales.
Dinorah Carballo ronda la noción o configuración de trajes para usar en rituales y espacios de exaltación a la naturaleza. La artista borda a la tela flores y otros objetos que brindan esta lectura sensible y orgánica, tan propia del lenguaje del textil actual.
Lil Mena nos recuerda que una de sus obras obtuvo el Premio de la Primera Bienal L&S en los años ochenta del siglo anterior, con una pieza muy cercana a la técnica del gobelino. Impregnó el espíritu de la exuberante naturaleza al afirmar que somos parte de ese mismo origen y engranaje creativo.
Anayansi Orozco expone la analogía de un tejido o red, pero con malla metálica que sostiene un muro de piedra, un gavión, el cual titula Prisioneras, fotografías, 2022.
Marvin Castro expone un ensamble textil con figuras que conforman una pieza colgante, y Mónica Rivera, un tronco el cual asemeja la iguana, al desplegar la idea de alas con un textil abierto, y de enorme sentido en ese imaginario simbólico.
Minor Arias Uva presenta máscaras de deidades talamanqueñas de la cultura bribrí de Baja Talamanca; una danta y un dragón emergen simbólicamente de las aguas del mar o de caudalosos ríos, representado la vorágine habitada por esos míticos seres.
La artista Graciela Fournier expone un tejido formado por retazos de telas, como la mezclilla y telas muy bien articulados por color y forma, para crear una abstracción sensorial de importante riqueza tectónica.
Nina Bebout expone varios quilts hechos de trozos o retazos de diversidad de telas, y otros recursos de expresivo rigor compositivo. Pero además clama por atención la escultura de bulto que ensambla un personaje textil.
Rocío Ajún presentó un textil de hilos que se extienden conformando la idea de una flor la cual domina el espacio de la sala de acceso con sus cualidades texturales, transparencias y juegos de luminosidad al filtrar la luz.
Erina Libertad con sus acercamientos al textil contemporáneo exhibe la idea de lenguajes, recursos gráficos creados con el dibujo de la misma máquina de coser. Afecta el espacio con un hilo regenerando la ilusión de una gramática de las diagonales, y poética relacional de lo que puede ocurrir al interior del textil.
Marianela Salgado y Carlos Vargas exponen una pieza colgante de lo alto con diversas modulaciones de tejidos: Péndulo, 2022, es como una cascada de la cual pende una enorme piedra tensando los hilos en dicho contrapunto visual sobre una alfombra de materia origen del planeta: la tierra.
Carlos Lorenzana se apropia de un tejido indígena guatemalteco y lo interviene con la marca comercial de ropa juvenil «ZARA». Curiosamente revierte con otro orden en las letras que componen la marca para derivar la palabra «raza», atinente al discurso que busca esta muestra.
Carolina Valencia usa un lienzo o campo circular, para representar el supramundo en la cosmovisión ancestral originaria, con diversos microcosmos evocados por la gráfica indígena, como es el petroglifo, y dispone su propio retrato representado con hilos.
Moyo Coyatxi colecciona varias piezas de origen inca, que exhibe en vitrinas para realzar su gramática cromática y el punto o tejido, postura que persigue Mayinca al elevar la estética y pertinencia de lo nuestro y con ello descolonizar la palabra textil.
Otto Apuy expone una madre ancestral, simbólica constituida por una cazuela de metal, de la cual se desprende una cascada de fibras y bejucos naturales sensible por el minimalismo de la idea y el uso contrastante de materiales.
La evolución del arte textil
Hoy en día la tecnología permite revolucionar la generación de patrones con nuevos materiales; el uso de microfibras e invenciones orgánicas o inorgánicas, pero basados en similares principios de tramar, entretejer hilos y cuyos diseños se aprecian los lenguajes contemporáneos, incluso, se considera la creación tridimensional y tejidos o analogías de carácter conceptual, que no necesariamente son hilos sino materia u objetos extraídos de la naturaleza. Quizás importa afirmar que, desde el punto de vista estético-formal, los textiles son una práctica del pensamiento de hoy, pero en el fondo u origen este arte no ha cambiado, pues en todo hay nudos, trenzas, tramas, bordados. También los artistas reciclan o reutilizan telas para ensamblar los llamados quilts, e hilos para entretejer o bordar sobre otros lienzos y la utilización de impresos.
En esta onceava «Mayinca Textil», en la escuela Casa del Artista se aprecia la más amplia diversidad de expresiones y experimentación de recursos. Son apreciados tejidos propiamente dichos, a partir del uso de materias naturales, o impresas, tal y como se dijo, con procesos de la electrónica y tecnología digital que ha dado grandes pasos en este campo. Conforman un estilo contemporáneo propio del instrumental de los telares y las máquinas de coser accionadas por computadoras, que conviven con las tejedoras y bordados a mano de ayer. Son tiempos nuevos para la creatividad que nos requieren una actitud y deseo de aprender siempre.