Hans Küng fue un sacerdote católico, teólogo heterodoxo, filósofo, profesor universitario y escritor suizo muy controvertido y crítico de las autoridades del Vaticano, sobre todo del papa Juan Pablo II.
Se destacó como uno de los pensadores y teólogos más influyentes de la Iglesia católica desde los tiempos del Concilio Vaticano Segundo hasta los comienzos del siglo XXI.
Recordemos que dicho Concilio significó una fuerte renovación y adaptación de la Iglesia a las nuevas realidades internacionales de la posguerra mundial. Incluyó aspectos muy variados tales como el compromiso de la Iglesia con una mayor libertad religiosa, una mejor relación con los judíos y con los protestantes denominados ahora como hermanos separados y una mayor apertura a considerar aspectos positivos en otras tradiciones espirituales y a discutir incluso la posibilidad de salvación fuera de la Iglesia católica. Además, algunos teólogos participantes se animaron a expresar sus dudas sobre ciertos dogmas antes intocables.
Küng es hijo de dicho concilio. El papa Juan XXIII le había nombrado teólogo conciliar, condición con la que participó activamente en el Concilio Vaticano Segundo.
Promovió la reforma de la Iglesia católica, el encuentro ecuménico entre las iglesias cristianas, católica y protestante, el estudio de las tres religiones monoteístas y el diálogo y la cooperación entre todas las religiones.
Nació en Sursee, Lucerna, Suiza el 19 de marzo de 1928. Su lengua materna fue el alemán.
Estudió en la universidad Gregoriana de Roma hasta obtener la licenciatura en Filosofía en 1951 y en Teología en 1955. También realizó estudios en el Pontificio Colegio Germano Húngaro. Fue ordenado como sacerdote en 1954 y se desempeñó como párroco en su natal Lucerna.
Se doctoró en Teología en el Instituto Católico de París en 1956 y empieza a enseñar en la universidad de Tubinga a partir de 1960, donde tuvo que dejar la Facultad de Teología Católica por disposición del Vaticano en 1979. Desde entonces hasta su jubilación en 1996 fue profesor y director del Instituto Ecuménico de dicho centro universitario.
Fue también fundador y presidente de la Fundación para una ética mundial desde 1995 hasta 2013, proyecto que procura la convivencia entre las religiones y en el que participaron representantes de diferentes tradiciones espirituales.
Küng ha estudiado e incluso aceptado como contribuciones positivas a la historia del pensamiento la racionalidad de René Descartes y la dialéctica de Hegel. Asimismo, ha reconocido méritos en las críticas que hicieron a aspectos de la historia del cristianismo autores como Federico Nietzsche, Sigmund Freud y Carlos Marx. Lo cual mostró una impresionante capacidad autocrítica saliendo de un sacerdote y teólogo desde el seno de la misma iglesia.
En cambio, no mostró la misma apertura mental hacia autores de la tradición filosófica empirista como David Hume o John Locke y tampoco hacia otros autores sociales y económicos tales como Adam Smith, Eduard Bernstein o John Maynard Keynes.
Entre sus numerosas publicaciones mencionamos La Iglesia (Barcelona 1972) e Infalible (Buenos Aires 1970) libros en los que promueve la reforma de la Iglesia para hacerla más democrática y cuestiona la infalibilidad papal según la entienden las autoridades del Vaticano.
Ante dichas obras, responde la Congregación de la Doctrina de la Fe en el año 1979 quitándole la licencia eclesial para enseñar en una facultad de Teología Católica y trasladando a Küng a una cátedra no católica de Teología Ecuménica en la misma universidad de Tubinga. Aunque valga aclarar, nunca le revocaron sus facultades sacerdotales.
Entre otros libros publicó su enciclopédica trilogía sobre las tres grandes religiones monoteístas: uno sobre El judaísmo (Madrid 1993), otro sobre El cristianismo (Madrid 1957) y el tercero sobre El islam (Madrid 2006). Trilogía recomendada como libro de texto para los cursos de Religiones Comparadas.
También publicó dos libros de memorias, Libertad conquistada (Madrid 2004) y Verdad controvertida (Madrid 2009). Asimismo, publicó textos sobre diálogo interreligioso, ética y paz mundial, tales como Proyecto de una ética mundial (Madrid 1991), Por qué una ética mundial (Madrid 2002) y Una ética mundial para la economía y la política (1999).
Según el pensador suizo la experiencia religiosa nace de un estado de confianza originaria en el afecto y el amor de la madre. Antes que cualquier discurso filosófico o religioso existe la relación de amor del niño con la madre.
Ese aspecto de la madre o de quien cumple ese papel le genera un apoyo y una confianza, una salud psíquica que es la base de sus acciones posteriores. Lo primero, según Küng, es la confianza original que el niño experimenta en brazos de su madre. Desde el punto de vista cristiano esa confianza culmina en la confianza en Dios. Esa confianza o afecto o amor originario es el primer signo de Dios.
Es decir que el niño conoce a Dios, es decir el amor, en los brazos de su madre.
Küng fue un estudioso y un erudito de las religiones, en especial las tres monoteístas. También un gran promotor de la paz mundial por medio de las religiones. «Es imposible —dijo— lograr la paz entre las naciones sin lograr la paz entre las religiones».
En 2005 y siendo Küng ya una personalidad de influencia mundial el papa Benedicto XVI (su excolega de Tubinga) le recibió en Roma reconociendo la enorme y brillante labor del teólogo en el estudio de las religiones comparadas y sus propuestas de una ética para lograr la paz mundial. Asimismo, el teólogo suizo tuvo un intercambio epistolar con el papa Francisco, quién le llamaba «Querido hermano».
Sin dejar de ser sacerdote católico ha sido muy crítico de las autoridades del Vaticano, acusándoles de autoritarismo, de ejercer la censura y de falta de diálogo con el mundo moderno.
Como respuesta al teólogo heterodoxo las autoridades eclesiásticas han contestado que Hans Küng ha propuesto una visión muy liberal, ecuménica y aun sincretista de los temas de la religión, y en algunos casos ha puesto incluso en duda a dogmas de la Iglesia católica, particularmente la infalibilidad papal.
Incluso se le acusó de afirmar que Jesús fue un ser humano excepcional, pero sin llegar a ser Dios; una tesis afín a la teología del islamismo que considera a Jesús como un profeta y que, según las autoridades vaticanas colocaba al pensador suizo afuera del cristianismo. En otros tiempos históricos por dichas «herejías» Hans habría terminado, por supuesto, en la hoguera.
Varios analistas de ciencias sociales rescatan como muy positivas las contribuciones del controversial teólogo suizo al estudio de las religiones comparadas, a la construcción de una ética mundial y al diálogo, convivencia y cooperación entre las diferentes tradiciones espirituales como camino que contribuya a la paz mundial.
Hans Küng falleció debido a causas naturales en Tubinga, Alemania, el 6 de abril del año 2021, en plena pascua.
Al concluir su itinerario vital era Miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes, así como Profesor Emérito de Teología Ecuménica en la Universidad de Tubinga en Alemania. Pero sobre todo había sido consagrado en la práctica como una de las principales voces mundiales de los sectores más de «izquierda» de la Iglesia católica, apostólica y romana.