Únicas, maravillosas, testigos del paso del tiempo, declinadas a lo largo de siglos y décadas: las 13 estelas (esos monumentos conmemorativos que se erigían en el suelo en forma de lápida, pedestal o cipo) del polifacético artista Corrado Veneziano van más allá del valor y la expresión reconocidamente artísticos, ya que también se trata de una operación de recuperación y reciclaje en cuanto el artista utilizó vallas publicitarias abandonadas desde hace unas decenas de años en este lugar.
Este conjunto de obras es también un homenaje a Virgilio y sus Geórgicas, publicadas el año 29 a.C., que exhortan al cuidado y respeto del territorio y de los numerosos y signos que lo componen. Con la coordinación de la crítica de arte Francesca Barbi Marinetti y la asociación cultural D'Arte, Veneziano ofrece estas 13 obras donadas a la ciudad de Roma, distribuidas en uno de los sitios italianos e internacionales más llenos de referencias históricas y mitológicas: el muelle que bordea la isla Tiberina.
En el sugerente recorrido de la parte subyacente de la isla, junto al río, se sitúan las estelas con las frases (pintadas en letras de imprenta latinas) extraídas de las Geórgicas, con las referencias figurativas y evocadoras de la obra virgiliana: el trabajo tenaz y sereno de las abejas, el mirto enamorado del mar, y luego las mil sombras de los olivos, las uvas fluorescentes, las semillas que danzan embelesadas en el campo. Una invitación a sumergirse en un escenario de incomparable belleza, reflexionando sobre las obras y su significado: un auténtico homenaje a la Cultura, con C mayúscula.
Con este estudio centrado en Virgilio, Veneziano confirma su interés pictórico y artístico por los más ilustres y estimulantes protagonistas de la historia literaria y cultural italiana. Lo que hizo hace tres años con las obras dedicadas al Código Atlántico de Leonardo da Vinci (que contó con el patrocinio del Museo del Louvre y la Presidencia de la República Francesa), y luego, en 2021, la reinterpretación de La Divina Comedia, de Dante Alighieri, cuya exposición fue patrocinada por el Ministerio de Cultura y el Comité Dante700. La importancia de este trabajo fue de tal envergadura que una de las obras de este artista se convertiría en el sello postal del Estado italiano dedicado al Infierno.
Corrado Veneziano comenzó a pintar muy joven: licenciado en Letras, con especialización en Filosofía y con Estudios de Doctorado en Arte, se midió inicialmente con actividades teatrales y televisivas; estudió en el Piccolo Teatro de Milán y trabajó varias veces como director de la Bienal de Venecia y también con la radio y Televisión italiana (Rai). Desde un punto de vista de su quehacer pictórico, expuso por primera vez en 2013.
Luego presentó sus obras con la curaduría de Derrick de Kerckhove en 2014 en Bruselas, por invitación de la Embajada y el Instituto de Cultura Italiana. En 2015 la Rai italiana le encargó diseñar el logotipo del 67º Prix Italia y (entre otras cosas) expuso en París, en el importante Espace en Cours dirigido por Julie Heintz. En 2016 está en la Galería Municipal de San Petersburgo Nevskij 8. En 2017 es invitado oficialmente por el gobierno chino a la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Lanzhou.
Durante el año 2019 el trabajo de Veneziano estuvo completamente centrado en la exposición Leonardo Atlántico: seleccionada en el programa oficial francés para las celebraciones del 500 aniversario de la muerte de Leonardo da Vinci, se presentó en Amboise bajo el patrocinio del presidente de la República Francesa y el Museo del Louvre. Luego, la exposición se presentó en el Museo Nacional Ridola en Matera, en la Biblioteca Ambrosiana en Milán, en el Instituto Cultural Italiano en Túnez.
Ahora con las 13 estelas en la Isla Tiberina, en Roma, Corrado Veneziano demuestra no solamente su amor por esta ciudad, sino también su preocupación por el medio ambiente, un argumento ya en primer lugar hace más de dos mil años.