Un último avance científico ha descubierto una característica en los delfines que todavía no se ha visto en seres humanos: la capacidad de reconocer a sus amigos y familiares a través del gusto. Así lo asegura un equipo de investigadores en un estudio publicado en Science Advances y es que este tipo de mamíferos reconoce a sus seres cercanos al paladear sus orines en el agua.
Más concretamente, según explica Jason Bruck, de la Universidad de Saint Andrews y autor principal del trabajo, «esta revelación es importante porque los delfines son los primeros vertebrados que han demostrado tener reconocimiento social a través del gusto», en lugar del más típico sentido del olfato.
Además, «este es un nuevo concepto en nuestra comprensión de la biología sensorial gustativa y destaca lo poco que sabemos sobre este sentido en general», añade el especialista en inteligencia animal.
De cualquier modo, esta aptitud de los delfines no se queda ahí. Según sostiene Javier Salas, especialista en el tema, «los investigadores comprobaron que los ocho animales con los que experimentaron eran capaces de conectar la información gustativa que recibían de los orines con las vocalizaciones características de cada animal».
En este sentido, no viene mal aclarar que «los delfines tienen una vocalización única que los define, una firma acústica, un silbido que funciona como su nombre, por el que los demás miembros del grupo les reconocen y repiten. Como cuando una persona se presenta diciendo su nombre, ‘Ana’, y los demás repiten ‘Ana’ al verla. Y los animales de este estudio identificaban que ese pis se corresponde con esa firma acústica. Es decir, usan los dos sistemas para reconocerse entre ellos y, lo que es más decisivo, para pensar en ellos cuando no están presentes», añade el mismo experto.
En otras palabras, y tal y como declara Bruck, «los delfines pueden rastrear mentalmente a otros individuos, incluso cuando no están cerca. Eso es adaptativo porque permite a los delfines recordar a otros con los que se han asociado con éxito, así como a los ejemplares con los que tuvieron malas experiencias en el pasado. Algo importante para un animal conocido por sobrevivir gracias a sus alianzas». Por tanto, los delfines demuestran una inteligencia extraordinariamente compleja: la de hacer planes con otros compañeros, incluso cuando no los tienen presentes.
Igualmente, aunque esto se sabía ya, pueden recordar el nombre (la firma acústica) de otro delfín al que llevan 20 años sin ver, oír o saborear. Esto significa que los delfines «también podrían ser capaces de hacer referencias a un tercer delfín, refiriéndose a los ausentes», propone Bruck. O sea, que pueden hablar de otro delfín que no está presente, como quien cotillea sobre alguien o planea quedar con un tercero.
«Como los delfines pueden ‘silbar’ sobre delfines que no están inmediatamente en el grupo en ese momento, tienes el mismo potencial de contemplación sobre las personas que podrías tener cuando un humano dice el nombre de otra persona que no está en la habitación», explica el investigador, asombrado por este sistema de reconocimiento social acústico similar al de los humanos. «No todos los días los científicos encuentran evidencia del uso de señales similares a sustantivos en un sistema vocal no humano. Eso es bastante emocionante», reconoce.
Los investigadores no saben exactamente cuál es el mecanismo que permitió a los delfines desarrollar esta habilidad, pero se plantean alguna teoría probable. «Los delfines han perdido en su proceso evolutivo gran parte de las estructuras cerebrales alrededor del sentido del olfato», apunta Bruck, y, sin embargo, «algunos caminos permanecen en los tractos al cerebro. Estos podrían haber sido cooptados por el sentido del gusto para este propósito».
Todo sea por el reconocimiento de los demás, incluso de los ausentes.
Nota
Salas, J. (2022). Los delfines reconocen a sus amigos paladeando sus orines. El País. Mayo, 18.