Uno de los problemas filosóficos-metodológicos más importante es la caracterización de la dinámica de la ciencia. Elemento clave para entender el avance científico. La dinámica de la ciencia, en conexión con el cambio científico y la diversidad conceptual posibilita el análisis de la dualidad “evolución-revolución” como esquema interpretativo para el cambio científico. Ahora bien, la sola distinción ─evolución-revolución─ es insuficiente para entender la dinámica de la ciencia; debe abordarse además el problema de la historicidad.

¿Qué es la historicidad en ciencia?

Comencemos admitiendo que el ser humano es en su constitución “histórico” por lo que la “historicidad” será la manera de ser característica del ser humano. Clarificando se puede admitir que si bien el término “historia” era comprendido como el relato de acontecimientos sucedidos en el pasado a personas o colectividades concretas, más tarde, el término empezó a referirse también al conjunto de los sucesos y experiencias de la humanidad a lo largo del tiempo.

Ahora bien, es a partir de los debates filosóficos que se empieza a dar cuenta de la naturaleza del ser humano como ser histórico. El ser humano va desarrollando su vida durante un tiempo limitado, abierto permanentemente a un futuro ignoto, de aquí, el término “historicidad” pasó a entenderse como una cualidad inherente a la existencia humana misma, puesto que el hombre va construyendo su mundo y se va construyendo a sí mismo en el tiempo en condiciones históricas cambiantes.

De lo anterior, considerar la historicidad en ciencia pasa por dar cuenta del cambio conceptual a través de enfoque cognitivo ya que involucra la ciencia, los agentes que la llevan a cabo y la realidad investigada. Desde esta aproximación cognitiva, sujeto cognoscente y especificidad del contenido cognitivo son claves para dar cuenta de la relación historicidad-objetividad de la ciencia.

A partir de la década de los 90s, la ciencia cognitiva como estudio interdisciplinario de la mente, la inteligencia y el comportamiento humano basados en la comprensión de los procesos físicoquímico-biológicos al nivel de la neurona y con un enfoque sistémico abarcando la filosofía, la psicología, la inteligencia artificial, la neurociencia, la lingüística y la antropología, ha generado una gran cantidad de conocimientos acerca de la estructura, funciones, organización y operación del cerebro, despertando el interés de la opinión pública en general y, por supuesto, de las reflexiones filosóficas.

En la actualidad proliferan los debates acerca de los riesgos y consecuencias del impacto social, ético y tecnológico de la inteligencia artificial y la neurociencia, así como las consideraciones filosóficas subyacentes a la naturaleza humana y su relación con la tecnociencia. A partir de estas discusiones, en los últimos veinte años se ha ido gestando un giro hacia una filosofía de la práctica científica. Sus principales responsables son historiadores, filósofos y sociólogos de la ciencia que han ofrecido estudios de las prácticas científicas centrándose fundamentalmente en la física del siglo XX.

El actual y rápido desarrollo de la ciencia cognitiva, particularmente de la neurociencia y la inteligencia artificial, despiertan el interés filosófico debido a la diversidad multifactorial que contempla. No cabe duda de que el estudio filosófico de la práctica científica se verá muy enriquecido si se analizan los diversos problemas planteados por la investigación en el ámbito de la ciencia cognitiva a través de la neurociencia y la inteligencia artificial. Estudiar la neurociencia y la inteligencia artificial, bajo la perspectiva filosófica de la práctica científica, para dar cuenta del actual dinamismo de la ciencia es un nuevo ámbito que hasta el momento ha sido poco estudiado. Independientemente de los problemas teóricos, un estudio a fondo de la ciencia cognitiva proporcionará un conocimiento más sistemático y profundo acerca de la práctica científica, sus componentes principales, su interacción y, en definitiva, su dinámica interna.

Un estudio filosófico a fondo de la ciencia cognitiva, particularmente de la inteligencia artificial y neurociencia, proporcionará un conocimiento más sistemático y profundo acerca de la práctica científica, sus componentes principales, su interacción y su dinámica interna es exigido por la sociedad.