A este le tocó de más.
(Susana Bruna)
No a cualquiera se le da el «don» de la vejez cumplida, de los múltiples días y los largos, fecundos años, de vida bien vivida. Los elefantes, las tortugas, algunos robles, eucaliptos, árboles del tule, algo saben de la longevidad longeva, como dice el antioximorón de Whitman, el poeta.
Pero llegar tan lejos, en los tiempos de viejos de suyo venerables, es no solo regalo de los dioses, sino vocación y determinación, voluntad de poder, de vida. Los años largos y los breves días, parecen detenerse cuando los datos y los hechos de los mejores hombres, los virtuosos, así lo ameritan y, cuando hay fortuna, pasan a ser parte de la memoria colectiva. Entre nosotros, mexicanos, un viejo sabio ha cumplido una centuria: se llama Pablo.
¿Quién es Pablo González Casanova (PGC)? Es un maestro y un líder del pensamiento universal; es un científico social, parte historiador y parte sociólogo o, mejor tal vez, un politólogo comprometido con la acción de los pueblos que luchan por su liberación. Difícilmente podemos encontrarle parangón, por la magnitud y originalidad de su obra, en América Latina y en el entero mundo. Nacido en México (1922), formado en Francia, en Europa y en Latinoamérica, desde muy joven empezó a producir ensayos, investigaciones, libros. Fundó la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y fue luego Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para después dirigir el Instituto de Investigaciones Sociales en esa casa de estudios. A la vez ha mantenido un estrecho contacto y compromiso político con organizaciones obreras, campesinas, indígenas, siempre desde una perspectiva ideológica crítica, social y popular, de las izquierdas realmente militantes.
Entre múltiples homenajes a PGC, al cumplir un siglo de vida, uno que destaca es el Coloquio Internacional que ha organizado el Centro Universitario de Ciencias Sociales de la Universidad de Guadalajara. Vale mencionarlo porque en él participan a lo largo de un año (febrero-diciembre 2022) especialistas reconocidos. Pero no es el único. Seguiremos viendo programas equivalentes en México y en el extranjero. Y lo mejor de todo ello, desde luego, es la difusión mayor y el mejor conocimiento de su obra.
Entrevistas, reseñas, crónicas, conferencias, debates, habrán de sucederse para celebrar una vida larga y fructífera como pocas. Un caso singular donde se combinan la inteligencia, el conocimiento y el compromiso activo con las mejores causas sociales, populares, indígenas, revolucionarias, de México, América Latina y el mundo.
Antropólogos, periodistas, docentes, como Gilberto López y Rivas, Marcos Roitman, Luis Hernández Navarro, Miguel Álvarez, Tania Rodríguez, entre otros, han trabajado y discutido la personalidad y la obra de PGC en ensayos, artículos, entrevistas, destacando lo fundamental de sus aportaciones. Algunos otros, don Samuel Ruíz, Rodolfo Stavenhagen, Luis Villoro, el comandante Tacho y el subcomandante Galeano, pero sobre todo las comunidades zapatistas, tuvieron y han mantenido un trato continuo y respetuoso con él, a tal punto que lo reconocieron como el comandante Pablo Contreras en el EZLN. En el ámbito de las izquierdas la presencia y la relación directa con líderes políticos también ha sido constante: Fidel Castro, Chávez, Lula, Evo, Maduro, López Obrador. Por igual, puede señalarse el vínculo con intelectuales tan relevantes como Braudel, Chomsky, Wallerstein, Samir Amín, García Márquez… et al.
Es un tanto prolijo, pero inevitable, hacer referencia a su trabajo innovador en la educación media y superior, particularmente en la UNAM, donde hizo cambios estructurales como la creación de los Colegios de Ciencias y Humanidades, la Comisión de Nuevos Métodos de Enseñanza o el Sistema de Universidad Abierta.
Vayamos pues a dar un vistazo, aunque sea a «vuelo de pájaro», a la obra científica y académica del intelectual. Cientos de libros, artículos, y la coordinación de trabajos colectivos. Entre ellos podemos citar: La Democracia en México (1965); Sociología de la Explotación (1969); Imperialismo y Liberación en América Latina (1978); El Estado y los Partidos Políticos en México (1981); La Falacia de la Investigación en Ciencias Sociales (1987); La Universidad Necesaria en el Siglo XXI (2001); Las Nuevas Ciencias y las Humanidades. De la Academia a la Política (2004); Explotación, Colonialismo y Lucha por la Democracia en América Latina (2017).
De lo mucho que ha escrito y publicado, un ensayo que tal vez sea el referente mayor y ya un clásico para conocer los factores reales del poder es La Democracia en México, seguido luego de Sociología de la Explotación, donde se exponen tesis novedosas sobre factores reales de poder, «colonialismo interno», marginalidad, discriminación, conflicto de intereses y clases sociales. Y en fecha más reciente una revisión actual de «Las Nuevas Ciencias y las Humanidades. De la Academia a la Política» (Anthropos, IIS, 2004, 478 pp.) en la que se busca, en el terreno de las ciencias humanas, «abrir el camino a una comprensión más profunda de los conocimientos fundamentales sobre la transformación de la sociedad contemporánea actual y virtual, dominante y alternativa».
Para ilustrar el contenido y el sentido de su vasta obra, en seguida se presentan algunas muestras del pensamiento político y social de González Casanova:
Nos toca un periodo sin precedente en la historia de la humanidad. Nuestra lucha ya no es solo por libertad, justicia y democracia, es de hecho por la vida misma (Presentación del libro «Explotación, colonialismo y lucha por la democracia en América Latina», 10 de marzo de 2018).
Si la izquierda quiere encontrar su camino tiene que respetar a los pobres de la tierra. Está obligada a adquirir un compromiso, a la vez moral y político, y comprobar que cumple en cada uno de sus pasos. No es hora de recriminaciones, sino de convocatoria a una nación como la mexicana, donde la inmensa mayoría de la población es de ciudadanos pobres. Es un llamado a respetar y apoyar otros movimientos emancipadores como el de Cuba, Venezuela, Ecuador, Brasil y Paraguay, que tienen el camino abierto para profundizar y extender el poder de sus pueblos cada vez más organizados, educados, informados y creadores («Con los pobres de la tierra». Palabras con motivo de los 25 años de «La Jornada», septiembre de 2009).
Distinguir claramente el pensamiento neoconservador, hecho de argumentos de izquierda que se emplean para apoyar a la derecha y para apoyarse en ella, del pensamiento que critica las revoluciones, pero siempre con ellas y con los pueblos desamparados (CLACSO).
La estructura colonial y el colonialismo interno se distinguen de la estructura de clases, porque no son solo una relación de dominio y explotación de los trabajadores por los propietarios de los bienes de producción y sus colaboradores, sino una relación de dominio y explotación de una población (con sus distintas clases, propietarios, trabajadores) por otra población que también tiene distintas clases (CLACSO).
Los pueblos indios de México están librando una lucha pacífica que encabeza el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En ella plantean una alternativa al mundo actual y el esbozo de una nueva «civilización» («Los zapatistas del Siglo XXI», abril de 2001).
Si en las alternativas al mundo actual, el movimiento del 26 de julio en Cuba y el del EZLN en México han abierto caminos de vida, libertad, justicia y democracia que son referente universal, a ellos se añade hoy el que en Venezuela inició el general revolucionario Hugo Chávez Frías («De Venezuela: la mentira más grande del mundo», 2018).
Reconocer nuestra realidad, acabar con los fantasmas que nos asustan, con las simulaciones, con la retórica y la propaganda que nos enajenan, con la falsa idea de que la mejor manera de amar a México es ocultar sus problemas; buscar así una acción política que resuelva a tiempo, cívica, pacíficamente, los grandes problemas nacionales es el principal objetivo político que buscamos («La Democracia en México». La primera edición es de 1965; en la década de 1990 se encontraba en su 13.ª edición y se contaba con traducción a más de 10 idiomas).
América Latina ha hecho aportaciones valiosas a la comprensión del mundo. América Latina ha cambiado al mundo. Cuba ha cambiado al mundo: manteniendo la dialéctica permanente de la lucha de clases en el capitalismo y el imperialismo ha descubierto y recreado la dialéctica revolucionaria desde 1959 («El poder al pueblo»).
El contenido analítico de «La Democracia en México» es radicalmente objetivo respecto del problema del desarrollo del país como el más vinculado al de la democracia efectiva. El movimiento mismo de la sociedad civil mexicana, sus apegos o contradicciones respecto de los postulados de la revolución, sus límites y posibilidades se exponen de manera clara y ordenada para el juicio del lector («La Democracia en México»).
Para el estudio de la estructura del poder, advertimos que el análisis de esta requiere considerar por lo menos tres fenómenos principales: 1. La relación de la estructura política formal —de los modelos teóricos y jurídicos de gobierno— con la estructura real del poder. 2. La relación del poder nacional —de la Nación-Estado— con la estructura internacional. 3. La relación de la estructura del poder con la estructura social, con los grupos macrosociológicos, con los estratos, con las clases («La Democracia en México»).
En cuanto al análisis de las relaciones entre la estructura política y la estructura social —propio de todo estudio científico del Estado, y en lo particular de la sociología política—, es un análisis que se hace apremiante en nuestros países, en los que la estratificación, la movilidad, las clases y grupos sociales, son notablemente distintos a sus correlatos de las sociedades metropolitanas («La Democracia en México»).
En México los estereotipos que hemos hecho de la Revolución Mexicana y de la forma en que se debe tratar al pueblo, nos ocultan las características paternalistas, autoritarias, del político y el gobernante, que aparecen en las conversaciones privadas sobre política o negocios, y que deben ser objeto de un cuidadoso estudio, parecido al que hizo Adorno en los Estados Unidos de Norteamérica sobre los fascistas potenciales. La actitud humilde, suplicante, cortés, en que las frustraciones son ocultadas en la expresión política pública es la contrapartida popular o indígena de la personalidad autoritaria y criolla. Ambas constituyen el obstáculo más serio para el desarrollo de la democracia, e invitan a acelerar el proceso de integración cultural, social, económica, como el camino más firme para lograr las bases de una vida democrática («La Democracia en México»).
Nadie puede ocultarse que ni basta con implantar formalmente la democratización en los países subdesarrollados para acelerar el desarrollo, ni estos tienen por qué imitar todas y cada una de las formas específicas de la democracia clásica para que haya democracia: la democracia se mide por la participación del pueblo en el ingreso, la cultura y el poder, y todo lo demás es folklore democrático o retórica («La Democracia en México»).
La tarea de la izquierda —de ser coherente y de buscar ser efectiva— no puede ignorar que si México padece un colonialismo interno y una absorción permanente del proletariado, un «oportunismo estructural», un desarrollo semicapitalista, la lucha debe centrarse en acabar con el colonialismo interno y con el desarrollo semicapitalista, en conquistar los derechos políticos y la libertad política de la población marginal, semicolonial, en acentuar la lucha cívica y la organización política en el campo y en las regiones indígenas, y, en formar, en las ciudades, los cuadros dirigentes con los obreros más conscientes y radicales («La Democracia en México»).
Al final, pero no al último, habría que destacar, aunque parezca una colección de elogios hiperbólicos, uno de los rasgos más propios y evidentes de su persona: el trato directo y franco, fraterno, con todo mundo, indígenas, campesinos, estudiantes, luchadoras feministas, líderes sociales, sindicales, universitarios, revolucionarios.
«A este le tocó de más», comentó alguna vez una socióloga chilena, aludiendo a la capacidad y calidad del trabajo de PGC. Y es que en cien años se pueden hacer muchas cosas. El tema es saber cómo, cuándo, con y para quién hacerlas.
Con motivo de su cumpleaños, cuando visitábamos a PGC en su casa de Tepoztlán, Mor., y le preguntamos sobre lo que más le interesa o importa ahora, a los cien años, la respuesta fue simple: «Todo y nada. Seguir luchando contra el imperialismo, sigue siendo la tarea central de nuestro tiempo». Quienes formamos parte del grupo «Paz con Democracia», hemos dicho a su fundador: ¡Salve Maestro, por los primeros cien años de vida!