La realidad que se esconde detrás de la llamada «vida de artista» puede resultar, para muchos, todo un enigma. Aunque cuando pensamos en actores, directores y músicos, son altas las probabilidades de que los relacionemos al instante con las imágenes de fama, glamour e, incluso, bohemia, que se han consolidado y posicionado a lo largo del tiempo, no suelen ser mayoría aquellas personas que comprenden o, siquiera, conocen el arduo trabajo detrás de la fachada.
Por esa razón, al utilizar el arte, precisamente como herramienta para reflejar lo que está tras esas preconcepciones y, más en específico, una expresión cultural masiva como lo es el cine, tales prejuicios son más propicios a desdibujarse, poco a poco y dependiendo de ciertos factores, del inconsciente colectivo.
En ese sentido, compartiremos, a continuación, una triada de films que no pasaron desapercibidos y que, de una u otra forma, fueron concebidos para denunciar algunos pormenores de la «vida de artista».
Black Swan (El cisne negro)
La joven e introvertida bailarina Nina Sayers forma parte de una compañía de ballet en Nueva York que se está preparando para estrenar El lago de los cisnes. Sin embargo, su cotidianidad, absorbida por el arte, se detiene en un punto crítico cuando entra en escena la figura acechante de una sagaz danzarina que se convierte en su contraparte.
Este viaje de suspenso psicológico, en el 2010, fue dirigido por Darren Aronofsky, conocido por sus películas surrealistas que rozan lo perturbador –Réquiem por un sueño, ¡Madre!, entre otras–. Con brillantes actuaciones de Vincent Cassel, Mila Kunis, Barbara Hershey y Winona Ryder, uno de los aspectos que convierte a esta cinta en una memorable es la interpretación de su protagonista, la talentosa Natalie Portman, ganadora del Óscar, el Globo de Oro y el Premio de la Asociación de Críticos y Guionistas estadounidenses.
Black Swan, además, fue nominada a los BAFTA, los Globos de Oro y los Premios Óscar en la categoría de Mejor Película, como un ejemplo de las fosas en las que puede verse sumergido un artista a raíz de la comparación obsesiva y de una competitividad dañina.
Whiplash (Música y obsesión)
El joven y ambicioso baterista de jazz Andrew Neiman asiste a una de las mejores escuelas de música del país, bajo la tutela del temible jazzista y maestro Terence Fletcher. Marcado por el fracaso de la carrera literaria de su padre, Andrew alberga sueños de grandeza.
Se trata de un drama musical estadounidense que, en 2014, escribió y dirigió Damien Chazelle –La La Land, First Man, etc –. Miles Teller y J.K. Simmons –galardonado, en diversas oportunidades, como Mejor Actor de Reparto– lideran con gran talento un elenco conformado por Melissa Benoist, Austin Stowell, Jayson Blair y Kavita Patil.
¿En qué punto la pasión se transforma en fijación tóxica? Whiplash hace hincapié en este asunto, proponiéndole al espectador una reflexión sobre en qué medida el sueño pertenece al artista y en qué medida puede llegar a ser un intento para reivindicar la historia de quienes le precedieron.
Tick, Tick... Boom!
Jonathan Larson, un aspirante a compositor de teatro, resiste una crisis de edad cuando se acerca a cumplir 30 años y no se siente cerca de alcanzar sus metas.
El debut como director de Lin-Manuel Miranda –Hamilton, In The Heights, entre otras–, con guion de Steven Levenson, es este drama musical estadounidense, basado en el espectáculo semiautobiográfico del mismo nombre de Jonathan Larson, autor teatral famoso por abordar temas sociales como el multiculturalismo, la adicción y la homofobia –sus dos obras son Tick, Tick... Boom! y Rent –. Andrew Garfield protagoniza el film con un desempeño digno de galardones, junto a Alexandra Shipp, Robin de Jesús, Joshua Henry, Judith Light y Vanessa Hudgens.
El ritmo precipitado, pero acorde, con el que pareciese desarrollarse la trama de Tick, Tick... Boom!, gracias a sus canciones y coreografías, es una muestra de esa carrera contra el tiempo a la cual los artistas se zambullen numerosas veces, avanzando hacia una dirección que no siempre está clara desde un inicio.
Perfeccionismos, batallas de egos, frustraciones personales y rupturas de relaciones con los demás. En estas tres películas, una bailarina, un baterista y un compositor son artefactos para demostrar cómo detrás de ciertos conceptos sociales se encuentran, verdaderamente, estos y otros crudos temas de una «vida de artista» no tan distante a otras realidades.