Argentina es un país conocido por el fútbol y por el tango. Hay un dato interesante que nos sucede a todos los argentinos cuando viajamos por el mundo, y es que al decir de dónde somos, lo primero que suelen mencionarnos es “¡Ah, la tierra de Maradona y el tango!”.

Aunque en parte es cierto, hay que tener en cuenta que Argentina es un país muy grande, donde cada región tiene su cultura, y el tango, si bien es emblemático, no se escucha en todo el país ni es tan popular como lo es en Buenos Aires. Yo soy del noreste argentino, una región inmensamente rica en cultura y tradición, donde justamente la música que suena es muy distinta.

El chamamé es uno de los ritmos más representativos del folklore argentino. La cuna de este género musical es la provincia de Corrientes, por su fuerte conexión con la cultura y la lengua guaraní. A partir de las raíces indígenas guaraníes, que consituyen la base musical del chamamé, se superpusieron, a partir del 1600 y hasta el siglo XIX, las influencias jesuitas, españolas, pero también alemanas y judías, que aportaron variaciones rítmicas y nuevos instrumentos que eran desconocidos para los indios, como el bandoneón y el acordeón.

La palabra chamamé es de origen guaraní y significa “cualquier cosa”. Sin embargo, existen otras teorías que derivan de «che aimé ámame», que puede traducirse como “yo estoy en la lluvia”, o de «che ámame», que significa “a mi amada”.

De hecho, el académico francés Michel Pilsson, etnomusicólogo de la Sorbona y uno de los mayores especialistas en mestizajes musicales de América Latina, explica:

El chamamé es más importante que el tango en términos identitarios, porque representa como ninguna otra expresión musical la compleja mixtura de las comunidades autóctonas y las de quienes llegaron a esta tierra, conquistadores e inmigrantes.

(Michel Pilsson)

Uno de los exponentes más significativos de este género es el músico y compositor don Mario del Tránsito Cocomarola, a quien se lo conoce como el “padre del chamamé”. Nacido en la provincia de Corrientes, su padre, un inmigrante italiano y acordeonista, y su madre correntina, quien le cantaba canciones de cuna en guaraní.

Tránsito Cocomarola tuvo una larga trayectoria musical. Compuso grandes clásicos del género: “Kilómetro 11”, hoy considerado el himno del chamamé. Cada 19 de septiembre se celebra el Día del Chamamé, en conmemoración de su fallecimiento con el fin de rendir honores a don Tránsito Cocomarola.

Su expresión cultural

Acompañado por una tradicional danza única y particular, su melodía logra transmitir diversas sensaciones: alegría, tristeza, amor, dolor y valentía. Sus letras pueden estar escritas en español, guaraní o una combinación de ambas; esta fusión la hace diferente y mágica. Tiene una danza particular; bailan sin coreografía fija, las parejas se entrelazan, los torsos se juntan y sus cabezas se entrecruzan y, en algunos casos, los bailarines tocan sus mejillas.

Además, van adaptando el baile a la música, en la que incluyen zapateos, cambios de figuras y, en momentos especiales, emiten un fuerte grito conocido como «sapucay». Este alarido, de origen guaraní, expresa sentimientos, emociones y sensaciones, y su significado puede interpretarse como un «grito triunfal».

La vestimenta en el chamamé es sencilla y muy bonita, lo que hace a una danza de expresión inclusiva, sin importar el estatus social. Los bailarines tienen la libertad de elegir ropa que les resulte cómoda y que represente su estilo personal. Tradicionalmente, los hombres visten con bombacha de campo, camisa de mangas largas, chaleco, pañuelo al cuello y lo complementan con un sombrero o boina. Además, portan un cuchillo a la cintura de gran tamaño conocido como facón 1. En los pies, suelen llevar alpargatas o botas de campo.

Por otro lado, las mujeres visten una pollera larga y amplia, generalmente colorida y llamativa, acompañada de una blusa o camisa adornada con encajes, volados y bordados. También lo complementan con un pañuelo en el cuello, zapatos cómodos o alpargatas.

En cuanto a los instrumentos musicales, originalmente en el chamamé se tocaban el violín y la vihuela. Con el paso del tiempo se fueron incorporando instrumentos como la guitarra, el acordeón2, bandoneón3, contrabajo y, en algunas ocasiones, se puede oír el característico sonido de la armónica. Sin dudas, su ritmo y melodía son inconfundibles.

La magia del chamamé

El chamamé está muy presente en la provincia de Corrientes, especialmente en las zonas del interior, donde su legado se transmite de generación en generación, manteniendo viva esta tradición. Su música es sinónimo de identidad, suena en cualquier rincón de la ciudad y es imposible escapar de ella.

Lo más bonito de esta danza es que no necesitas ser un experto para unirte al baile, ni mucho menos portar una vestimenta sofisticada; todo es símbolo de sencillez. Su espíritu descontracturado, divertido y muy alegre invita a todos a participar, no importa la raza, el origen o la edad. Aquellos que la descubren por primera vez quedan fascinados por su ritmo; es que no lo voy a negar, su música transmite felicidad, dan ganas de bailar, incluso a quienes creen no tener ritmo.

El ambiente se llena de gritos, cánticos, risas y, si tienes suerte, un gaucho payador expresando sus sentimientos al compás de la música.

En verdad, el chamamé es un género que representa a los argentinos, ya que refleja la fusión de las tradiciones indígenas guaraníes con la herencia española, las influencias de la inmigración europea y la contribución africana. A pesar de su riqueza cultural, a menudo se malinterpreta como una música asociada más que nada con las clases sociales más bajas, algo que no ocurre con el tango, por ejemplo.

Del litoral al mundo

Cabe destacar que en la ciudad de Corrientes, cada año, durante el mes de enero, se lleva a cabo la “Fiesta Nacional del Chamamé”. Este evento cuenta con un sinfín de grandes artistas de la región, así como también invitados de Uruguay, Paraguay, Brasil y otras provincias del país. El festival dura 10 días y se lleva a cabo en pleno verano correntino, en el emblemático anfiteatro “Tránsito Cocomarola”. Allí asisten espectadores de todas partes de Argentina y del mundo, ya que en los últimos años alcanzó gran popularidad.

Además, en el año 2020 fue declarado “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad” por la UNESCO, y se convirtió en el tercer bien cultural argentino en alcanzar esa merecida distinción, luego del tango y el fileteado porteño.

Como broche final, me gustaría compartir uno de mis temas favoritos y un clásico: “Tren Expreso” de Raul Barboza. Esta canción no necesita letra, ya que su melodía y la interpretación de Barboza transmiten una energía musical muy fuerte. Su título refleja a la perfección la música y melodía que simula el sonido de un tren a vapor en movimiento que acaba de empezar un viaje. Sin dudas, nos invita a viajar con ella.

El movimiento del bandoneón es impecable, y a la vez te hipnotiza. El fuelle va tomando forma al compás de la música, manipulado por las mágicas manos de su maestro. Barboza acompaña este ritmo con su cuerpo, tanto que pareciera que está bailando con su instrumento; cierra los ojos, esboza una sonrisa y transmite a su público esa misma emoción.

Notas

1 El facón es una herramienta originaria de las pampas hecha por los gauchos. La etimología deriva del término castellano y también portugués «faca», palabra que significa cuchillo útil para la lucha.
2 Instrumento musical de viento formado por un fuelle rectangular y dos armazones de madera en sus extremos, unoprovisto de botones y el otro de un pequeño teclado, que se toca abriendo y cerrando el fuelle con la mano izquierda y pulsando las teclascon la derecha.
3 Instrumento musical de viento parecido al acordeón, pero de menor tamaño, con teclado de botones en ambas cubiertas laterales, que, a diferencia de las de la concertina, son cuadradas o rectangulares.

Referencias bibliográficas

"Chamamé, una manera de ser y de estar".(19 de septiembre de 2024). Argentina Gob.
Verónica Abdala (21 de junio de 2017) Diario Clarín. "El Chamamé es más importante que el Tango”.
“El Chamamé”.(2020). Unesco, Patrimonio Cultural Inmaterial.