¿Alguna vez te preguntaste si tu vida fuera una película, cuál sería? Bueno, la mía sería, sin dudarlo, Shrek. Sí, la película del ogro y el burro en la que tienen que salvar a la princesa atrapada en un castillo custodiado por un dragón.

Esta historia nos hace reflexionar sobre la vida, dejando hermosas enseñanzas junto con sus personajes principales, Burro y Shrek. A pesar de tener personalidades completamente opuestas, juntos logran enfrentar y superar todo tipo de obstáculos que se interponen en su camino. Mi forma de vivir, percibir y sentir se parece a la historia de Shrek.

Nací en la ciudad de Corrientes, Argentina. La tierra del libertador de América, el general don José Francisco de San Martín. Me gusta decir que soy de Taragüí (Corrientes en idioma guaraní), porque es una tierra con identidad, cultura, valores, creencias, tradiciones y la lista es larga. El correntino es una persona sencilla, humilde, fuerte y con mucha valentía; no por algo San Martín nació allí; todo en esta vida tiene un porqué.

Tuve una infancia muy linda; era una niña con mucha imaginación, muy observadora que sólo quería pasar el tiempo jugando, creando historias en su cabeza y ser feliz con poco. Era algo traviesa; me gustaba explorar y pensar en otras cosas. La distracción y el soñar despierta me trajeron inconvenientes en la escuela, así que mis padres me llevaron a una psicopedagoga. Tenía algo así como 8 años. La psicopedagoga con el tiempo me recomendó escribir un diario, llevar un registro de lo que hacía todos los días, para luego yo contárselo en forma de cuentito. Bueno, este fue el comienzo de mi admiración por expresarme a través de las palabras; la escritura. Nunca pensé que llevar un registro de mis días se iba a convertir en algo que me gustara tanto.

También me encanta viajar; me defino como aventurera. Tuve la suerte de recorrer el mundo desde muy pequeña viajando con mi familia. Mi papá es quien planeaba todo, y los viajes siempre tenían que ser enriquecedores, ya sea por su historia, cultura o geografía.

Para mí, viajar no es solo recorrer un lugar, sino aprender, sumergirse en la experiencia y llevarse historias que den sentido a nuestra vida. A partir de estos viajes es que comienza mi relación más profunda con la escritura, ya que empiezo a documentar todo, el día a día, describir los hechos con lujo de detalle; hoy leo mis diarios y logro transportarme a esos momentos.

Cuando estaba en el último año de la escuela secundaria, no sabía qué carrera universitaria seguir. Esto es algo que nos pasa a muchos, y no es el fin del mundo no saber qué hacer de tu vida a los 18 años. Me anoté en una carrera de artes combinadas, la cual no me convencía y tampoco me gustaba; cursé dos años y decidí dejarla. A partir de aquí, tomé una de las mejores decisiones de mi vida: seguir mi sueño de vivir sola en otro país.

A los 20 años me fui a vivir a Vancouver, Canadá. Allí estudié inglés con la idea de mejorarlo y, además, trabajé y viajé. No sólo eso, llegué a remar para un club e incluso competí para una universidad a la cual me invitaron, todo un sueño. Sin dudas, Canadá es un país que me dio muchas oportunidades, hizo creer en mí. Regresé a mi ciudad luego de estar un año y medio allí, y me inscribí en una carrera de comunicación con la idea de terminarla. Me recibí de Licenciatura en Relaciones Públicas e Institucionales. Tenía otra meta por cumplir: vivir en el extranjero una nueva experiencia, pero como profesional. Esto implicaba irme de Argentina otra vez, pero con un objetivo distinto.

En el 2020 me fui a Australia, a la ciudad de Melbourne. Y sí, el año de la pandemia, pero me fui antes, en enero de ese año. A Melbourne fui a hacer una pasantía por tres meses en una consultora. Luego, el plan era conocer un poco, viajar y regresar a mi país. Por supuesto que lo de regresar no sucedió; a finales de marzo del 2020, el mundo se detuvo por un virus que estaba causando miles de muertes, y yo decidí quedarme en el país de los canguros.

Viví en Australia cuatro años, donde mis planes cambiaban constantemente, pero me adapté. Enfrenté desafíos que implicaban tomar decisiones, arriesgar y, sobre todo, confiar en mis capacidades. Sin dudas, esta aventura sí que fue de película.

Me defino como una persona curiosa, muy positiva, constante y que nunca se rinde. Tengo un gran sentido del humor y un gusto especial por el stand-up. Me encanta cómo esta forma de comedia nos permite reírnos de nuestros problemas, convirtiendo experiencias en difíciles momentos de conexión y reflexión.

En marzo de 2024 me mudo a Madrid, España, donde me encuentro actualmente. Sigo viajando y explorando el mundo. Disfruto conectar con otras culturas, costumbres y su gente, porque siempre me llevo historias y anécdotas que luego las plasmo en un papel. Es mi manera de revivir esos momentos.

En este espacio quiero compartir temas que despiertan mi interés y pasión, con la esperanza de que lo disfruten tanto como yo al escribirlos.

Como escribió Truman Capote: Para mí, el mayor placer de la escritura no es el tema que se trate, sino la música que hacen las palabras.