Desde hace muchas décadas, muchos latinos han conquistado espacio en Alemania a través de su calor humano y entrega a su trabajo. Es el caso de Mario Reynoso, con el que hemos podido conversar, y de esa manera, traerles algunos secretos suyos que a lo mejor ustedes, queridos lectores, ignoraban. Y es que, recordamos nuestra niñez (aquellos que por entonces éramos niños), las transmisiones de Transtel Cologne para Hispanoamérica, y luego de su transformación en la Deutsche Welle, seguimos escuchando muchas de las voces de Transtel, que nos seguían embrujando con su dulzura.
Toda Latinoamérica lo conoce principalmente por sus narraciones de la Bundesliga, sin embargo, su llegada a Alemania fue a través de la danza y la música folclórica. ¿Cómo fue aquello?
Desde temprana edad, casi en la adolescencia, tuve la oportunidad de estar en radio y hacer pinitos en la televisión, paralelamente aprendí danzas folklóricas. En el grupo donde aprendía las danzas eran escasos los varones ya que las danzas en su mayoría son practicadas por mujeres. Eso hizo que llegara a ser primer bailarín de ese grupo y por consiguiente llegar al Ballet Nacional de Folklore. Y fue en varias giras por toda Europa durante casi cinco años que me quedé en Alemania porque trabajaba con los agregados culturales de la mayoría de las embajadas latinoamericanas que en esa época estaban en Bonn. La idea de la entonces ministra consejera de la embajada de Costa Rica, Karen Cristiana Figueres (que fue hace poco la secretaria general de Las Naciones Unidas en Bonn), fue de organizar un grupo musical-coral conformado por diplomáticos de todas las embajadas latinas para exponer la riqueza cultural y musical de todos los países latinos.
Paralelamente, en tiempos libres entré al grupo de locutores de Transtel que grababan documentales en la Deutsche Welle, llegando a ser con el tiempo presentador en cámaras y la voz oficial de la DW en castellano. ¡Cómo olvidar Telematch!
¿Sigue teniendo contacto con gente de aquella época?
Muy poco contacto ya que todo empezó en los años ochenta y tras la caída del muro de Berlín todo cambió.
En usted se da una metamorfosis muy interesante, de bailarín, cantante y guitarrista folclórico a narrador. Pareciera que la voz es el común denominador, pero nos quedan allí la guitarra y la danza. Empezando por esto último, y recordando que mucho se ha dicho respecto a que el fútbol es una danza (diríamos que con coreografía improvisatoria), ¿cuánto de cierto cree que hay en ello?
En realidad, creo que todo en la vida va relacionado, por ejemplo: muchos profesionales del micrófono (locución) dicen que para ser un buen locutor se necesitan tres cualidades básicas: voz, ser actor y músico.
Quizá uno no vea relación en estas cualidades, pero el tiempo en este campo, mi experiencia como profesor de locución y el buen tiempo que llevo como director de grabaciones, corroboran ese concepto. Por tanto, cuando estoy narrando una estrategia futbolística o simplemente comentando la tabla de posiciones, siento la emoción de un actor, la potencia de voz que sale con sentimiento y la musicalidad y ritmo que los locutores deportivos necesitamos. Todo va relacionado.
La guitarra es un instrumento de cuerdas mediante el cual el intérprete comunica no solamente una música dada, sino que, mediante su interpretación, su propia visión de mundo, sus emociones. La voz es asimismo un instrumento, ¿cómo compararía estos instrumentos desde su experiencia personal de locutor y cantante?
Hubo un tiempo bastante largo, justo cuando había emigrado de mi querida tierra, que no podía cantar algunas canciones (no eran pocas) porque cuando lo hacía, el llanto ahogaba todo, incluso ahora que ya voy a cumplir los 70 años de edad, todavía hay canciones que no puedo tocarlas y mucho menos cantarlas, eso demuestra un pequeño problema... los artistas tienen que ser sentimentales e incluso temperamentales, eso en varios campos no es recomendable, pero en el arte tiene que ser así. Artista que no siente no lo puede transmitir, y si usa el arte con la técnica correcta, saldrá una obra sin mensaje ni sentimiento. La locución es un arte, y si se lee de «paporreta» y con buena técnica y sin errores, pero sin sentimiento artístico no va a llegar ni siquiera a comunicar. La locución y el canto son artes.
¿Le falta más danza y canto al mundo de nuestros días?
Sí, sí señor... y mucho.
Algunos poetas dicen que un artista es un soldado menos. Yo diría que, si se le da más importancia al arte en general y al deporte, terminaría la guerra y la violencia en la tierra.
Mucho dice esa orquesta sinfónica entre israelíes y palestinos, lamentablemente existe si no es una, máximo dos, y algunos proyectos de danza y pintura, pero esa zona es la más armada del mundo y los fanáticos no dejan que se desarrolle ni el arte ni el deporte.
Usted, que conoce también lo que pasa tras el telón, ¿está de acuerdo si le dijera que el mundo es una perpetua danza, un perpetuo canto o un perpetuo juego?
Sí, afortunadamente la danza, el canto, el deporte y todo lo que hablamos antes, se realiza en las escuelas y en instituciones que se dedican a eso. Hay que recalcar que las mujeres son las que más trabajan en eso, ellas tienen más disposición a eso por naturaleza, por madres, por su compromiso con una sociedad limpia y pacífica. Ellas son las que insisten a sus hijos a que desarrollen cualidades artísticas desde muy niños, porque de ellas recibimos (como yo) ese afán de ser buenos y compartir esa perpetua danza, ese perpetuo canto, ese perpetuo juego y sobre todo dar buen sentimiento y felicidad a esta corta vida.