Un grupo reclutado, entrenado y a sueldo del Gobierno de la ciudad de México atacó a golpes y balazos una manifestación estudiantil de unos 10 mil marchistas el 10 de junio de 1971.1
El grupo se denominaba Halcones, por lo que al hecho se le conoce en la Historia nacional como Halconazo.
Importancia y antecedentes principales
¿Por qué es importante?: desde hacía dos períodos presidenciales se habían venido produciendo movimientos de gremios inconformes con el trato recibido del Estado como patrón. Así los de maestros, ferrocarrileros y médicos. Por otra parte, tenía lugar la gestación y brote de la guerrilla.
La respuesta oficial había sido mediante una represión paralela, sobre todo en el periodo 1970-76, a un desconcertante reformismo.
A la lista de movimientos de protesta se había sumado, en 1968, el de alumnos de educación superior en la capital del país y en varias capitales del interior. La rebelión se había tornado una bola de nieve con un crecimiento inusitado. El antiautoritarismo en el marco de una sociedad que oscilaba entre la contracultura y el conservadurismo se hacía sentir. Los estudiantes habían conseguido despertar a un segmento de la población.
Así las cosas, el 2 de octubre de 1968, bajo la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz y con Luis Echeverría en la secretaría de Gobernación, ante la inminencia de los Juegos Olímpicos de que se era sede, la Olimpiada Cultural en marcha, un mundo de periodistas extranjeros y el movimiento estudiantil a todo lo que daba, se cortó de tajo a este con una brutal represión a sangre y fuego en la plaza de Tlatelolco de la capital del país.
La Historia, ¿se repitió?
Menos de 3 años después, ya con Luis Echeverría como presidente, lo increíble, una repetición de aquel hecho, ocurría.
El estudiantado levantaba banderas con su primera marcha masiva luego del arrasamiento del 68. No se había alcanzado unanimidad en realizarla. Sí había voces (de autorizados militantes) en contra. Acababa de ser superada la demanda principal (un problema de reglamento interno en la hermana Universidad Autónoma del estado norteño de Nuevo León).
Sin embargo, se realizó.
Y sobrevino el ataque.
Así, Echeverría sumaba a su perfil de represor en 1968 otro en 1971, apenas 6 meses después de iniciada su gestión. Ambos sofocamientos comenzaron a las cinco de la tarde.
(Roma, 2018, de Alfonso Cuarón, recrea el crimen del 10 de junio de 1971.)
El ataque
La marcha procedente de la «Normal» y del Casco de Santo Tomás (instalaciones de gran población escolar y no distantes del centro de la ciudad) llegaba a la calzada México-Tacuba cuando vino el ataque exhaustivo de los Halcones: a diferencia de Tlatelolco, donde a momentos hubo disparos a todas partes y a ninguna, aquí tuvo lugar una golpiza a muerte a manifestantes reforzada con disparos desde los edificios ¿Por qué exhaustivo? Porque el ensañamiento llegó al grado de que uno de los grupos de choque fue a rematar heridos al cercano hospital «Rubén Leñero».
La foto histórica y la prensa de entonces
Una foto que acompaña irremisiblemente casi toda información de la matanza es la que originalmente fue portada de la revista Por qué?, obra del fotógrafo Armando Lenin Salgado, enviado por la publicación y por la revista Life a la marcha. En ella se ve la aparición de los Halcones —con las columnas del cine «Cosmos» (ver más adelante) al fondo— pegando de gritos y blandiendo sus tristemente célebres bastones de kendo; el sujeto de playera oscura con vivos viene a atacar a Salgado, pero este se refugió en un expendio y al que sí golpeó fue a un estudiante de cine de la UNAM.
En la misma edición se ve otra foto (que comentamos en la sección de las notas): una y otra se convirtieron en las 2 tomas más importantes de la fecha por su contundencia informativa.
Al mismo tiempo, la revista Por qué? pasó a ser la voz de la prensa independiente más fiel a los hechos. Baste su encabezado: «A nadie engaña el regente la matanza fue oficial».
No creo cometer ninguna injusticia diciendo que es lo que más vale la pena en cuanto a la cobertura mediática de los hechos. ¿Por qué? Porque afirma lo que el Estado y hasta la sociedad tardarían en reconocer y que hoy es verdad histórica: la responsabilidad oficial.
El resto de las coberturas había mostrado esta paradoja: mientras las crónicas hablaban de un choque «entre» estudiantes, los amplios reportajes gráficos eran inequívocos en cuanto a que los atacantes eran externos al estudiantado.
Y una paradoja de la paradoja: pese a la abundancia de tomas generada, varios fotógrafos no pudieron completar su trabajo pues les arrebataron sus cámaras los paramilitares.
(Portada de la revista Por qué? expresando una postura contraria a la prevaleciente en los medios que dieron la noticia.)
El presidente y su jefe del departamento del D. F.
El presidente Luis Echeverría ofreció justicia, el regente Alfonso Martínez Domínguez negó que el gobierno patrocinara a los paramilitares. Sin embargo, a los cinco días renunció al cargo, provocando la impresión de que la responsabilidad había sido suya.2
Fue en 1979, que la revista Proceso publicó una entrevista del líder de izquierda Heberto Castillo a Martínez Domínguez, que se supo la que se ha convertido en la versión creíble (con dos deficiencias: en ella el exregente es una blanca paloma; y cuando ya en el siglo XXI la Fiscalía le pidió ratificara con su declaración lo dicho en la entrevista, se abstuvo).
La versión es fundamentalmente esta: mientras el regente proponía vigilancia preventiva, Echeverría determinó: «los meteremos al orden»; pues pensaba que lo estaban «toreando» los estudiantes de izquierda y que ese propósito podría escalar...
…Y que, a la hora de los hechos, encontrándose reunidos ambos políticos más otros dos, llegaban a Echeverría continuos reportes telefónicos a lo que contestaba que se impidiera la toma de fotografías; que se condujera a los heridos al Campo Militar Número 1; hasta estallar con un «¡¡¡Quémenlos!!!».
En su turno ante la Fiscalía, el expresidente negó sucesivamente ser responsable de estos hechos, declarando que nunca ordenó que se quemaran los cuerpos.
Los tiempos que siguieron
Volviendo a 1971, el movimiento estudiantil, al menos en la capital, había quedado desmovilizado y fue cobrando nuevas formas de expresión como, hermanado con los asalariados, buscar la independencia sindical. Otra rama se organizó a la luz de la Teología de la Liberación que buscaba un «primero los pobres» en el actuar de la iglesia católica, basada en el evangelio. Muchos, convencidos de que la opción pacífica estaba agotada, se radicalizaron en las guerrillas urbana y rural.
Por otra parte, hubo quienes tomaron la palabra al régimen que fue abriendo nuevas formas de participación política, partidista y electoral.
En cuanto a la economía, sufrió, hacia la mitad del sexenio echeverrista, las consecuencias de una desaceleración mundial del crecimiento que en la década pasada había vivido su boom.
En medio de todo, el movimiento democrático que venía luchando contra el autoritarismo fue plasmándose en leyes e instituciones, juntando las piezas que pudo juntar, sobrellevando crisis internas por los grupos que reclamaban su parte, arribismos, traiciones, desconfianzas…
La memoria del Halconazo
Uno de los ideales de las causas reprimidas, hoy reivindicadas, es el de «Memoria y verdad»: hemos visto cómo sobrevivientes de diversos ataques masivos a grupos humanos se han propuesto el esclarecimiento de algún hecho y el que no se olvide (El resultado viene siendo una guía para el visitante de la Ciudad de México que, presencial o virtualmente, desee adentrarse en el tema).
En el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, el Memorial del 68, M68, que ha ampliado su capacidad hacia otros hechos además de aquel movimiento, ofrece varias opciones (museografía, documentos, galería, una aplicación) para conocer lo sucedido esa tarde de junio.
El cineasta Alfonso Cuarón en la memoria de su propia vida que es Roma recrea brevemente el ataque. Además, muestra los entrenamientos del grupo paramilitar en los suburbios de la ciudad de México.
Y en el cine «Cosmos», el gobierno de la Ciudad ha creado un FARO (Fábrica de Artes y Oficios) con innovadoras actividades, además del cine. El sitio se relaciona con el Halconazo por algo dual: mientras servía de escondite a gente que huía, su azotea servía de parapeto a quienes disparaban contra la multitud aterrada. Ahora se ha montado ahí una exposición alusiva.
Para terminar
Que nunca se olvide lo que el Estado mexicano fue capaz de hacer contra algunos de sus jóvenes… Que nunca se olvide, para ir logrando entre todos el ideal de la no repetición: que el Estado se comprometa a no caer de nuevo en esas prácticas. No se equivoca el actual presidente de México al sostener que su gobierno jamás reprimirá: así debe ser.
Un jueves de corpus quedaba así, literalmente, en sangre (en realidad la conmemoración católica es, justo, jueves del cuerpo y de la sangre de Cristo). En jueves de esos circulaban antiguamente las mulitas de palma artesanales (Día de las mulas), se vestía a los niños de «inditos» en recuerdo de aquellos que venían con sus padres en mulas desde el campo a la gran festividad, se felicitaba a los de nombre Manuel, vamos: había alegría y unión. No por nada la colonia nudo de los acontecimientos se llama «Un hogar para nosotros».3
(Nota: bajar un 50% el volumen para evitar disonancia). En aquellos años se oía recio —muchas veces quedito por la carencia de libertad de expresión—, la canción de protesta; entonces José de Molina compuso De la mano del viento. La pieza une aquel gusto por el canto, propio del 68, y la melancolía del 71. Aquí con una de sus mejores intérpretes, la soprano Marianela Chávez Ávila.)
Curiosidades
- Esta es una descripción del «halcón» según uno de ellos, cuya declaración aparece en el informe al que venimos refiriéndonos. Adelante, un texto de José Emilio Pacheco dedicado al ave del mismo nombre (escrito antes del Halconazo lo llamó Biología del halcón, pero después de la represión lo cambió por Premonición del halcón):
Aceptamos llamarnos «Halcones» tanto porque suena bien, cuanto porque el halcón es ave de pelea, de guerra, de ataque, vigorosa, y solo superada por los cóndores y las águilas; y eso, en ciertos aspectos, pues en agilidad el halcón es muy superior.
Los halcones son águilas domesticables.
Son perros
de aquellos lobos.
Son bestias de una cruenta servidumbre.
Viven para la muerte.
Su vocación es dar la muerte.
Son los preservadores de la muerte
y la inmovilidad.
Los halcones: verdugos, policías.
Con su sadismo y servilismo…
- En abril de 2021, el expresidente Luis Echeverría, de 99 años de edad, acudió a ser vacunado contra el virus de la COVID-19 ¡en instalaciones estudiantiles!, en el módulo del Estadio Olímpico «México 68» en el campus de la Ciudad Universitaria.
Notas
1 Este artículo se apoya en el informe de la Fiscalía Especializada para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), creada en el sexenio de Vicente Fox como presidente de México (2000-2006); en Halcones: terrorismo de Estado (2006), documental del cineasta Carlos Mendoza; y en la entrevista del líder de izquierda Heberto Castillo a Alfonso Martínez Domínguez, regente de la ciudad cuando los hechos tuvieron lugar, número 136 de la revista Proceso.
2 Hace 50 años el gobierno de la ciudad formaba parte de las funciones del presidente de la República, quien designaba al jefe del Departamento del Distrito Federal, conocido como regente. La demarcación pudo ser gobernada por una autoridad electa por voto popular hasta 1997.
3 Tan es así que, en la Escuela Nacional de Maestros, la «Normal», ocurrieron diversos hechos que nos dan imagen cabal de lo ocurrido. Como ejemplos (que se pueden ver evocados por sus testigos en el documental mencionado), una marchista buscaba salidas junto con un compañero a la trampa en que estaba convertida la escuela, mientras caían balas de las azoteas, cuando su amigo cayó, ella al acercarse lo vio herido de muerte: era una suerte salvarse; una ambulancia entró a los patios y al abrir sus puertas, cuando se esperaba que bajaran de ellas las camillas para los heridos, descendió un grupo de Halcones para proseguir la violencia; pero ninguno de ellos tan difundido como aquella foto donde un Halcón, rodilla al suelo, apunta hacia el interior de la escuela hoy benemérita. Todo esto, y más, en la colonia «Un hogar…»