El 2 de junio es feriado en Italia. Día de la República. Estoy en casa, encerrado, contando las horas, mientras viajo mentalmente en mi vida, mis pocas victorias y muchas derrotas. Salud: relativamente buena. He sorteado la diabetes, que en mi familia es un peligro eminente, debido a una predisposición genética. Tengo la presión alta y un cierto riesgo de infartos y aneurismas. A mi edad, la próstata es un desastre y tengo que correr al baño con una frecuencia desmedida. Salud mental: frágil, manifiesto tendencias obsesivas en relación al sexo y la comida. Siempre pienso en las mismas cosas y a menudo las combino impúdicamente en mis monótonas fantasías.
Además, tiendo a contar historias inverosímiles y a callarme en los momentos menos oportunos. El día de mi matrimonio, me negué a decir sí y la separación fue inmediata y se efectuó sin tramites ni demoras. Soy paranoico, compulsivo y sufro de un ligero insomnio. Antes de dormir, me invaden temas, que me quitan el sueño y me despiertan el apetito. Soy por naturaleza pesimista, muestro tendencias suicidas y padezco crónicamente de hipocondría. El médico me ha dicho varias veces, que es un milagro que esté en vida y fuera de estos detalles insignificantes, me siento en forma salgo a caminar todos los días, no fumo ni bebo. No hablo con nadie. Pero sonrío calculadamente una vez al mes y por menos de un minuto.
Profesionalmente no he llegado a ninguna parte a pesar de mis largos estudios y según me han dicho, al despedirme en varias ocasiones, es que a pesar de ser un buen tipo, tengo serios problemas de relaciones sociales y sobre todo un sentido del humor completamente incomprensible. Me culpan de aprensivo y de perderme en los detalles, ignorando la esencia, prioridades y perspectivas. Una vez me sorprendieron redefiniendo los objetivos de un proyecto, que había sido abandonado unos años atrás por absoluta falta de interés por parte de los contrayentes.
Por fortuna, la escritura me ayuda a entenderme a mí mismo y la uso como autoterapia. Me levanto todos los días tempano para escribir y a menudo me bloqueo completamente frente una pantalla completamente vacía. El único problema es que la escritura me ha causado malentendidos y confusiones. Especialmente mis textos eróticos, pues he sido acusado de perversiones múltiples y entre ellas, después de haber descrito una escena de sexo oral en un velorio, donde eros era el protagonista ciego y con vendas en los ojos. Por motivos que desconozco y que además no quiero indagar al respecto, me han tildado exageradamente, según mi opinión, de necrofagia compulsiva.
Pero en general estoy bien. Un poco desadaptado, aislado socialmente y sin ocupación por el momento. A pesar del diagnóstico de degeneración neuronal progresiva con que me han etiquetado, después de muchos exámenes de todos los tipos, conservo un poco de humor y no me amargo la vida. Hoy Italia está de fiesta, pero el día es idéntico a todos los otros días y ahora me retiro, porque debo leer las noticias.